José Carlos, en la unidad de día.

Una película de «historias increíbles»

La Fundación Cudeca estrena en el Cine Albéniz un documental que recoge el testimonio de pacientes y familias

Ana Pérez-Bryan

Martes, 13 de diciembre 2016, 23:58

Existen muchas maneras de afrontar el cáncer, pero es un hecho que en la mayoría de los casos se suele hablar de la enfermedad según ... se haya avanzado más o menos en su curación. Afortunadamente cáncer y vida empiezan a ser términos compatibles, pero ¿qué ocurre cuando eso no es así? ¿Qué hacer en ese tramo final? A esta pregunta lleva respondiendo desde hace casi 25 años la Fundación Cudeca, que asiste anualmente a más de 1.200 pacientes con cáncer y otras enfermedades en estado avanzado y sin posibilidad de curación y que, además, brinda un apoyo impagable a sus familias en el trance de la despedida. «La importancia de los cuidados paliativos es fundamental», dice con todo el convencimiento que le da su amplia experiencia en primera línea de la enfermedad la gerente y directora médico de la fundación, Marisa Martín Roselló.

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La especialista y su equipo de profesionales reivindican el papel fundamental del cuidado y la atención cuando ya no hay solución, y precisamente este es el germen del nuevo proyecto solidario que presenta mañana Cudeca en el Cine Albéniz en colaboración con el Festival de Cine de Málaga. Se trata del documental Al escuchar el viento, un filme dirigido por Alfonso Palazón que le da voz a los protagonistas de estas historias humanas y necesarias. «Historias increíbles», avanza orgullosa Martín Roselló. Y así es, porque por delante del objetivo de cámara de Palazón desfilan, durante 80 minutos, no sólo los pacientes, sino también un médico y los familiares de algunos de los que se fueron.

El milagro de José Carlos

Ellos son, al final, los auténticos protagonistas de la película, que regala pequeños milagros ahora que la Navidad se acerca. Es el caso de José Carlos Martínez, un chico de 26 años de Torremolinos que estuvo en la unidad de día de Cudeca y bajo el control de su equipo médico durante algo más de dos años aquejado de un tumor cerebral «inoperable», recuerda la gerente de la fundación. Ahora, José Carlos, aficionado al rap, no sólo podrá estar mañana en el Albéniz compartiendo su experiencia en directo, sino que lo hace además curado y convertido en el primer paciente que consigue salir de Cudeca. Con todo lo que eso implica. «De repente hubo una remisión de la enfermedad, algo que es absolutamente extraordinario», constata Martín Roselló, que también se refiere a las «historias increíbles» de Lola y José Luis. Ellos ya no están, pero han dejado su testimonio «valiente y generoso» a Alfonso Palazón en el último tramo de sus vidas. Todos ellos, al igual que sus familias, terminan por construir este legado sentimental y visual que podrá verse en la gran pantalla mañana a partir de las ocho de la tarde. Y entre todos, además, firman el relato sobre la cara B de una enfermedad que también hay que conocer. Y contar.

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