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Carrete, en el Teatro Cervantes este martes. Francis Silva

Carrete: «Quiero llegar a Nueva York y poner al Fred Astaire gitano en Broadway»

El Teatro Cervantes se llena este miércoles para rendir homenaje al bailaor. Le acompañarán compañeros como Estrella Morente, Tomasito, José Valencia y Antonio Soto

Martes, 8 de mayo 2018, 14:42

Impoluto, como siempre. Trajeado de los pies a la cabeza, con zapatos relucientes, su pañuelo en el bolsillo y sombrero. Hoy está en el Teatro ... Cervantes, pero él se viste de esa guisa hasta para sacar al perro. Cuenta que de niño pasó «mucho frío» así que ahora no se priva con la ropa. También pasó hambre, le faltaron los «potajes que se comen» los niños de hoy y que le permiten bailar flamenco «de maravilla». Pero ese niño descalzo y hambriento de la posguerra es hoy una leyenda viva del baile.

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El mundo flamenco le rinde este miércoles homenaje a Carrete en un espectáculo en el Teatro Cervantes de Málaga. Allí estarán Estrella Morente, Tomasito, José Valencia, Juan José Amador, Antonio Soto y hasta una treintena de artistas que, de forma desinteresada, recaudarán fondos para el maestro con el espectáculo 'Señorialmente' (20.00 horas). «El dinero se va y viene, pero esto es una vez nada más en la vida y me ha llegado en mi momento», dijo.

Carrete escuchaba esta mañana los elogios de la concejala de Cultura, Gemma del Corral, y de Francis Mármol, uno de los promotores de este tributo, con lágrimas en los ojos. «Lloro del cariño que os tengo a todo el mundo», decía mientras se secaba el rostro. «Estoy satisfecho y feliz. No me creía yo en mi vida que ese niño de la calle que iba descalzo bailando por las tabernas iba a llegar de la forma que ha llegado hasta aquí», declaró. Y todavía le quedan muchas cosas por hacer. Entre otras, cumplir un sueño: «Llegar a Nueva York y poner al Fred Astaire gitano en Broadway, o como se llame. Tengo mucha ilusión».

A sus 77 años (según su partida de bautismo porque no hay rastro de la partida de nacimiento) y pese a todas las penalidades por las que ha pasado, Carrete se siente «un niño privilegiado». «Siempre he tenido suerte, me han querido mucho y a mí me ha criado el mundo y el viento», reflexionó. Siendo un crío se escapó de su «tribu», su familia, y le recogieron el Niño de Almería, La Rempompa, La Kika, La Cañeta, Pepito Vargas y Chiquito de la Calzá, «con él he hecho maravillas». Junto a ellos empezó a bailar en El Refugio, un tablao que había junto al Pimpi, y allí se ganó su primer traje. «El dueño me dijo: te regalo un traje si te bañas con la tortuga. Porque había una tortuga como en una piscina. Y allí me metí».

Carrete, tras dejar sus huellas en el teatro malagueño. Francis Silva

Una charla con Carrete es una sucesión de una anécdota tras otra. Recordó cuando le presentaban a las estrellas que venían a rodar a Almería y él se fijaba más en el buffet de comida que en los actores; o cuando le bailó a Carmen Amaya vestido con uno de sus trajes de gitana, «como la Carreta», para aliviarle las penas tras una mala noche en el Teatro Cervantes. De ahí se fueron a comer a los montes: «Las 400 pesetas que gané esa noche me las gasté con ella, qué alegría de mujer».

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Mientras él siga en pie, el flamenco antiguo estará vivo. Y está dispuesto a seguir dando lecciones de vida a quien quiera escucharle y de baile a todo el que quiera aprender su escuela. Eso sí, «cobro 10 euros por la clase», concluyó entre risas.

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