
Lo dice una voz en off al inicio de la función: «'Baleia' (ballena en portugués) es una eufonía, porque suena a 'baile', pero también suena a 'vale ya'». Y de eso va esta propuesta, de las ballenas marinas y también de las humanas. Y por eso esta obra es un «¡basta!» a la destrucción del mar y a la cosificación de la mujer. La almeriense Olga Magaña, malagueña de adopción, lanza su poderoso mensaje con una impactante puesta en escena en 'Baleia 2.0', la última apuesta de la temporada de Factoría Echegaray que puede verse hasta el domingo 25 de julio en el teatro municipal.
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Tan importante es aquí lo que se cuenta como el cómo se cuenta. 'Baleia 2.0' se construye con danzas de diferentes estilos (desde el flamenco a lo tribal pasando por el contemporáneo), con teatro gestual, con los sonidos del cuerpo y de las palabras, con números musicales. En definitiva, con un sorprendente lenguaje propio, diferente, que lleva la firma de Olga Magaña y Javier Viana, responsable también del espacio sonoro que lo envuelve.
Todo se desarrolla en un universo onírico y poético donde conviven cuatro mujeres de cuerpos y experiencias muy distintas. Parece imposible imaginar esta obra con otras artistas que no sean ellas. La actriz Adriana Rogan y las bailarinas Rocío García, Tania Santiago y la propia Olga Magaña dan una lección de baile, de canto y de interpretación. También de coordinación y trabajo en equipo. Hacen de todo y todo lo hacen bien. Representan a cualquier mujer a través de sus propias historias y de sus cuerpos perfectamente imperfectos. Nada se oculta. Ni los más de cien kilos de Adriana ni los poco más de 40 de Tania. Un alegato contra la imposición de un ideal de belleza y la presión que se ejerce sobre el físico de la mujer que, de forma natural, deriva en una llamada de atención sobre la contaminación de los mares y el daño sobre la fauna marina que causan las toneladas de plásticos que asfixian los océanos.
'Baleia 2.0' está sobrado de grandes momentos. Como el maravilloso popurrí musical que se marcan las cuatro intérpretes a varias voces, pasando del 'Cómo yo te amo' a 'Te vas Alfonsina', del 'Bésame mucho' al 'Digan lo que digan'. O el desfile de contaminantes modelos hechos con botellas, neumáticos y guantes de plásticos. Maravilloso el vestuario diseñado por Dita Segura, original, efectivo y capaz de desdibujar las fronteras entre lo animal y lo humano. Pero 'Baleia 2.0' es el resultado de una importante suma de talentos, de los ya mencionados junto a los de Azael Ferrer en el diseño de iluminación, y de Alejandro Lévar y Rocío García en la composición musical.
Olga Magaña dirige, coreografía y comparte con Viana la dramaturgia de este montaje valiente, cuidado hasta el detalle en la presentación y en el contenido: yo quiero ser ballena, porque las sirenas -como 'Baleia 2.0' deja bien claro- no existen.
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