Sr. García .
Cruce de vías

Azar y providencia

Me pregunto a quién hace alusión y cómo influye el azar en nuestras vidas. La providencia es otra cuestión que no alcanzo a comprender

Rosa me llama por teléfono desde la terraza de su casa. Dice que ayer vio pasar sólo dos aviones. La imagino todo el día pendiente ... del cielo. Le sigue llamando la atención tanta ausencia. Yo también estoy sentado en la terraza. Le cuento que hay varias golondrinas dando vueltas delante de mí. Quizás estén buscando un sitio idóneo para construir el nido, no me importaría tenerlas de vecinas. Rosa se recrea hablando de las cruces plateadas de los aviones y yo de las plumas negras con reflejos azul metálico de las golondrinas. No le pregunto cómo se encuentra, ella tampoco lo hace. Los dos preferimos volar en estos momentos difíciles.

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Dice que va a leer las primeras líneas del libro que tiene sobre la falda. La imagino colocándose las gafas y tomándose una pausa antes de mencionar a un francés llamado Chamfort que dijo cierta vez, a sabiendas de que estaba equivocado, que la palabra 'azar' era un atributo de la providencia. Hay un paréntesis de silencio e inmediatamente añade que se trata de uno de esos aforismos convenientes, que no son más que falacias, acuñados para desacreditar la desagradable pero verdadera idea de que el azar desempeña un papel importante, si no decisivo, en los asuntos humanos.

Nos quedamos los dos callados unos segundos más que en la pausa anterior. Hasta que ella rompe de nuevo el silencio para afirmar: «La historia de algunas personas es un buen ejemplo de esto, ¿no crees?». Me pregunto a quién hace alusión y cómo influye el azar en nuestras vidas. La providencia es otra cuestión que no alcanzo a comprender. Las golondrinas azules continúan zigzagueando por el aire. Casualmente veo pasar un avión con destino a la ciudad de Rosa, lo sé porque siempre que he volado hacia ella he distinguido esta casa desde el cielo. Le digo que me suenan las palabras que acaba de leer, aunque no recuerdo el título del libro ni el nombre del autor. Ella me da tiempo para descubrirlos, lo hemos hecho otras veces, como si adivinarlo fuera el objetivo del juego.

Cambio de conversación para decirle que hace unos días apareció por la noche una salamanquesa en el salón y se puso a ver conmigo la película. Al día siguiente acudió de nuevo justo a la misma hora. Apagué la luz para comenzar a ver otra película y ella se mantuvo inmóvil casi todo el tiempo. Hasta que finalizó la película, encendí la luz y volvió a ocultarse en su misterioso refugio. Así todos los días desde hace una semana. Me cae bien esta compañera cinéfila que acude periódicamente a la sesión de noche. Ahora caigo que su nombre podría ser el de una sala de cine. ¿Azar o providencia?, pregunta Rosa. Las golondrinas señalan caminos en el aire que me envuelve, ¿azar o coincidencia?

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