
Matar por un Stradivarius
Alejandro G. Roemmers novela el rastro de sangre, muerte y codicia del último violín fabricado por el genial lutier cremonés. Estafado por José Luis Moreno, el escritor argentino cree que «será difícil» recuperar el dinero desviado por el productor español
Amigo del Papa Francisco y elogiado por el Nobel Mario Vargas Llosa, multimillonario, poeta, escritor, filántropo y productor –estafado por su colega español José Luis ... Moreno–, el argentino Alejandro G. Roemmers (Buenos Aires, 1958) publica 'El misterio del último Stradivarius' (Planeta). Es una novela «policíaca e histórica» que protagoniza 'El ángel', el último violín fabricado en Cremona por el legendario lutier Antonio Stradivari (1644-1737). Una joya de apenas 300 gramos de madera de abeto rojo de los Dolomitas y arce de los Balcanes, de valor incalculable y por cuya posesión se roba y mata durante casi cuatro siglos.
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Unos veinte millones de euros es el valor del 'El madrileño', el Stradivarius fabricado en 1720 que toca la casa del lutier en Cremona Fabrizio von Arx, su director. Interpreta a Vivaldi y Corelli ante el escritor argentino, que explica el germen de su novela en la cuna del instrumento. Leyó en un diario cómo el músico, arqueólogo y lutier Bernard Raymond von Bredow y su hija Lorena, de 14 años, fueron brutalmente asesinados en 2021 en Areguá, recóndita población de Paraguay.
La policía sospechó que tras el crimen estaba el robo de unos Stradivarius y detuvo a los culpables. Pero quedaron sin atar los cabos que Roemmers anuda a base de ficción en su novela, la última que leyó Mario Vargas Llosa y a la que le dedicó un elogioso prólogo. «Fue el último libro que leyó y sobre el que escribió», le aseguró el hijo del Nobel de Literatura fallecido el pasado 13 de abril.
«En todo el mundo hay apenas 400 Stradivarius y resulta chocante que alguien tuviera varios en medio de la nada», dice Roemmers, que arma su intriga recreando la historia del valioso instrumento desde su fabricación hasta el día de su desaparición. «Fue el último salido del taller de Antonio Stradivari en 1737, poco antes de morir a los 93 años», cuenta Roemmers en una visita a la ciudad de Cremona, cuna del lutier italiano que acoge hoy casi 200 talleres de lutería y una escuela con 150 alumnos que ha formado a 1.400 lutieres desde su creación hace 87 años, en pleno fascismo.
La novela alterna las investigaciones del comisario Tobosa y el sargento Gutiérrez en Ausnción con el histórico rastro de sangre, codicia y muerte del mítico violín, que llegará a Nápoles en los años de la peste, viajará a la Venecia invadida por Napoleón y por la Italia fascista de Mussolini para llegar al campo de concentración nazi la Risiera di San Sabba, en Trieste. Allí se pierde su pista hasta que reaparece en Nueva Germania, comunidad antisemita liderada por Bernhard Förster y su esposa Elisabeth Nietzsche, hermana del filósofo, creada en el interior de Paraguay a finales del siglo XIX y a la que llegarían nazis huidos de la justicia a través de la infausta 'ruta de las ratas'.
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Heredero de una gran fortuna, Roemmers trabajó durante dos décadas en la farmacéutica fundada en 1921 por su abuelo de origen alemán y a la que sigue vinculado. Una crisis de juventud le enfrentó a su padre. Pactaron que estaría unos años en Laboratorios Roemmers, antes de apostar por su vocación literaria. En 2008, con 42 años, publicó 'El regreso del joven príncipe', su peculiar continuación de 'El Principito', de Antoine de Saint-Exupéry «sobre cómo vivir en plenitud». Vendió tres millones de ejemplares y se pasó a la novela policíaca con 'Morir lo necesario'.
Entre Francisco y Milei
Pero en la vida de rosas del empresario y escritor también hay espinas. Envuelto en varios pleitos, el más sonado le enfrentó al español José Luis Moreno, empresario audiovisual condenado a devolver a Roemmers los más de 35 millones de euros que aportó para la producción de 'Resplandor y tinieblas', una serie sobre Francisco de Asís. «La Guardia Civil grabó durante un año a Moreno y se sabe perfectamente cómo y cuánto dinero me ha estafado. La justicia es lenta y algún día lo condenarán en firme. Pero me temo que jamás recuperaré el dinero que ocultó con una tupida red de sociedades», dice resignado.
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En otra causa judicial sobreseída en primera instancia en Argentina se le acusó de liderar una red de trata de personas. «Jamás he hecho daño a nadie y se dicen muchos disparates sobre mí. El acusador tiene antecedentes de extorsión, agresión y violencia», se defiende, destacando cómo «muchos de quienes testificaron contra mí actuaron porque les prometió el dinero que pensaba sacarme».
Entregado a la filantropía, Roemmers simpatiza con Milei y su política ultraliberal, pero fue «muy amigo» del Papa Francisco, de quien conserva decenas de notas manuscritas y que dispuso que a su muerte enviaran su solideo. Cinco días antes de la muerte del Pontífice, Roemmers soñó «que me pedía que le incluyese en la dedicatoria».
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«A su Santidad el Papa Francisco por su incansable labor en favor de la paz y la fraternidad universal», se lee en la dedicatoria de una novela en la que Bergoglio aparece como personaje en sus últimos compases. «Era muy abierto a la integración de las religiones», destaca Roemmers que compartía con su compatriota el «deseo» de que se mantenga la paz que consiguió Europa tras la Segunda Guerra Mundial.
«Hay quien dice que si hubieran admitido a la Academia de Pintura a Adolf Hitler no habría destruido gran parte de Europa. Y es probable, porque él quería ser pintor. A veces frustrar a una persona en lo que quiere realizar, tiene consecuencias. Hay que seguir lo que es la pasión de uno», aventura el autor de una novela «que quiere ser un alegato por la paz y por la capacidad del arte para sanar las heridas del alma».
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