Urgente El terremoto con epicentro en Fuengirola es de magnitud 4,8: así se ha sentido en toda Málaga
Jodorowsky charlará con el público tras la proyección el 1 y 2 de septiembre. Pascale Montandon-Jodorowsky

Alejandro Jodorowsky, 96 años de genialidad y locura: «¿Qué me queda por hacer? Morir»

El cineasta y escritor chileno, autor de culto y 'psicomago', visita en septiembre Málaga para el estreno de su última película en el Cervantes

Sábado, 9 de agosto 2025, 00:20

«¿Cómo está?», le digo nada más iniciar la videollamada desde Málaga. «Sentado», contesta él con una sonrisa al otro lado desde París. Primera lección: ... no pretendas que tu pregunta tenga la respuesta que supones. Una conversación con Alejandro Jodorowsky es totalmente imprevisible. Frases brillantes conviven con momentos surrealistas y con consejos para mejorar la vida de su interlocutor. La genialidad y la locura siempre se han llevado bien en la cabeza del escritor y director chileno, un autor de culto con tantos seguidores como detractores que sigue estrenando nuevos proyectos a sus 96 años de edad. El último, 'Psicomagia: Un arte para sanar', la película que presentará en Málaga el 1 y 2 de septiembre, en el Teatro Cervantes, para después abrir un coloquio con los asistentes (20.00 h., desde 12 euros)

Publicidad

Jodorowsky habla despacio, sin prisas. No tiene la energía de otros tiempos, pero conserva su temperamento y sus ganas de hacer. «¿Qué es la vida. No lo sé, pero la vivo», asegura. Lo hace con un pie que retrocede y otro que avanza, «porque nunca has trepado la escalera en la que estás viviendo». Y aunque el calendario sigue pasando páginas, él quiere mantenerse activo. «No para mi cabeza de ver cosas. No para mi corazón de amar cosas. No para mi sexo de ejecutar cosas. No paran mis pies en recorrer el mundo». Lo admite: a estas alturas de la vida, le tiene «miedo a todo». «Pero no entro en bosques oscuros».

–¿Qué le queda por hacer?

–Morir, desaparecer de la vida, eso sucederá. Es una de las cosas imposibles de evitar. Hay que aprender a evitar las cosas imposibles de evitar.

–¿Cómo le gustaría que le recordaran?

–Me gustaría no irme para que no me recuerden.

Y, entonces, esa idea de la trascendencia abre la puerta a otra reflexión. «Uno tiene un cuerpo que no es uno mismo. De alguna manera usted no es usted. Usted no es su cuerpo. Usted pasea su cuerpo, lo acepta. Pero el cuerpo es una maleta. Toma la maleta por la manija y se va de un país a otro a conocer árboles, animales, etcétera; y no hay una búsqueda de sí misma», relata. La búsqueda es una constante en su pensamiento: buscarse a uno mismo, mirarse de verdad, para liberarse y buscar la felicidad. La palabra se repite una y otra vez en sus argumentos.

Publicidad

Es parte de lo que hace la psicomagia, una terapia alternativa para sanar y liberar las conciencias a través del arte que él mismo inventó –es el primer psicomago de la historia– y de la que ahora presentará una demostración audiovisual en Málaga. Como ha explicado en alguna ocasión, frente al psicoanálisis, la psicomagia «en lugar de enseñar al inconsciente a hablar el lenguaje racional, enseña a la razón a manejar el lenguaje del inconsciente, compuesto no sólo de palabras sino también de actos, imágenes, sonidos, olores, sabores o sensaciones táctiles». Para ello recurre a la performance y a actos simbólicos para desbloquear traumas.

Pero sus consejos psicomágicos no son en absoluto convencionales. En ocasiones resultan polémicos, políticamente incorrectos y llevan la moralidad al límite. «Depende de quién usa los elementos. Son usos», asegura. Pero a Jodorowsky no le preocupa la crítica, al contrario. «Me interesa. Es divertido ver a un grupo de personas enojadas con otro grupo de personas sin ninguna razón», dice el artista. Insiste en que la psicomagia «es producto de un arte, no de una ciencia» y que su oficio «no es sanar personas sin ser médico, es otra cosa».

Publicidad

«No es mi oficio crear culto. Crear culto es oficio de un cura», asegura en referencia al título que siempre le acompaña

Le pregunto si se ha aplicado la psicomagia a sí mismo. «Si puedo lo hago, me busco a ver qué encuentro. A veces encuentro, a veces no encuentro. Uno vive en el tiempo sin darse cuenta y está como muerto. En ciertos momentos hay que encontrarse, en otros momentos hay que perderse», argumenta.

Es consciente de que no todo el mundo entiende sus planteamientos, pero no se siente ni un genio ni un loco. «Yo no sé lo que es la locura, y tampoco sé lo que es un genio. Qué importa, me pueden llamar perro también», dice acompañado de un ladrido. Jodorowsky en estado puro. Y continúa: «En este mundo que nos hemos fabricado no cesamos de ver cosas, de ver cosas que no son. Hay que verse a sí mismo y, cuando se encuentra algo, construir el palacio que le dará la calidad de inventora, porque inventará un paraíso. Pero el paraíso que inventa no está aquí, está fuera del planeta Tierra, está fuera en el universo entero. Ahí hay que buscarlo, no hay que buscarlo en otra persona, tú ya lo tienes en ti, hay que buscarlo en un mundo diferente. Con mucho amor, buscar la vida».

Publicidad

Con intensidad

Él la ha buscado con intensidad. Novelista, guionista, dramaturgo, ensayista, poeta, director de cine y teatro, actor, editor de cine, escritor de historietas, músico, filósofo, psicomago, autor de cómics. Admirador de André Bretón, fundador del movimiento Pánico junto a Fernando Arrabal y Roland Topor, compañero de giras de Marcel Marceau y amigo de Dennis Hopper y John Lennon, entre otros.

Un creador multidisciplinar que sacudió el cine de los 70 con 'El topo' (1970) y 'La montaña sagrada' (1973), dos filmes surrealistas de imágenes impactantes, y un hombre que pasará a la historia como la única persona capaz de convertir en una de las películas más influyentes de la ciencia ficción una cinta que nunca se hizo: su versión de 'Dune', de Frank Herbert. Un maravilloso delirio que contaba con Dalí y Orson Welles en el reparto, con la música de Pink Floyd y con un equipo artístico de primer nivel encabezado por Moebius y H.R. Giger. Pero Hollywood le cerró las puertas. De ese proyecto fallido nacería 'El Incal', una referencia en el género del cómic que ahora, paradójicamente, está en proceso de adaptación al cine. Su reconciliación con la industria.

Publicidad

Todo eso le ha convertido en un autor de culto, venerado por los amantes de la ciencia ficción y de la espiritualidad. Pero él lo deja claro, a su manera, en esta entrevista: «No es mi oficio crear culto. Crear culto es oficio de un cura. No busco erigir cultos. Puedo erigir empanadas». Se despide con un agradecimiento («por la oportunidad de sonreír un poco») y un consejo: «Descubra algo nuevo, no escarbe en un viejito como yo».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad