Sr. García .

Accidente

Cruce de vías ·

Los ocupantes de los coches están inquietos, quieren llegar pronto a casa y disfrutar del fin de semana. Hace mucho calor

Estoy entrando en coche en una ciudad que visito por primera vez. Hay caravana. El conductor del AUDI que va detrás de mí toca el ... claxon, otro lo imita y otro. Hoy es viernes, las tres de la tarde pasadas. Apenas avanzamos unos metros y volvemos a detenernos. Los ocupantes de los coches están inquietos, quieren llegar pronto a casa y disfrutar del fin de semana. Hace mucho calor. Yo no tengo prisa. Sin duda preferiría estar paseando a la sombra o bañándome en un mar de aguas transparentes, pero no me queda otro remedio que seguir la marcha lenta de la caravana. Paso por debajo de un puente que me recuerda el puente Morandi de Génova que se derrumbó hace unos meses. Los vehículos cayendo al vacío como si hubieran llegado al fin del mundo. Oigo una sirena y veo por el espejo retrovisor los destellos de una ambulancia abriéndose paso entre los coches. Un policía de tráfico señala que abandonemos el carril derecho y al mirar de soslayo descubro a un hombre tendido sobre el asfalto junto a una moto destrozada. En este preciso instante otro policía cubre su cuerpo. Me alejo sin apenas pisar el acelerador. Dejo atrás la muerte. Observo por el espejo retrovisor al conductor del AUDI, un hombre joven con pelo corto y gafas de sol. Ignoro lo que estará pensando, si siente remordimiento por tener tanta prisa cuando delante de él otro hombre, quizá de su misma edad, se acaba de despedir del tiempo para siempre. Tal vez salía del trabajo y se dirigía a su casa, quién iba a decirle que al doblar una curva perdería el control y chocaría contra la valla que separa ambos sentidos de la carretera. Voy despacio, los demás conductores aceleran, como si la distancias los alejara de la realidad y les ayudase a olvidar lo que han visto.

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Llego al centro de la ciudad. Me instalo en la habitación del hotel que había reservado. Al llegar la noche enciendo la televisión. Veo en las noticias las imágenes del accidente. El presentador confirma la muerte del motorista. Veo los coches pasar al lado de su cuerpo. Me veo a mí volver la cabeza hacia el lado derecho. Veo también al joven del AUDI cambiar la expresión de su cara, tal vez arrepentido, e inmediatamente recobrar la marcha como si despertara de un mal sueño. Apago la televisión y salgo a la calle. Entro en el primer bar que encuentro. El primer sorbo de cerveza distrae por un momento la imagen que me persigue desde primera hora de la tarde. Mañana volveré a encontrar la imagen del accidente en la portada del periódico. Y pasado mañana, probablemente, lo hayamos olvidado todos.

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