El Festival de Málaga sale del punto muerto
Txema Martín
Sábado, 11 de marzo 2017, 00:31
La edición número veinte del Festival de Málaga que se inaugura el próximo viernes llega para marcar el mayor punto de inflexión en la historia ... del certamen. La esperada, reivindicada y casi natural expansión oficial hacia el cine latinoamericano es algo que se llevaba mascando desde hace bastantes años, después de que cayéramos en la cuenta de que, por la propia naturaleza de la industria del cine español, que da más cantidad que calidad, a este festival se presentaban muchas películas con carencias evidentes para encontrar su hueco comercial y su potabilidad, incluso contando con el apoyo de grandes productoras y grupos mediáticos. La dificultad de encontrar buenas películas en el panorama de la cosecha de turno, la cada vez más descarada competencia directa del Festival de San Sebastián y cierto amodorramiento del certamen durante algunos años (ay, Carmelo) estuvieron a punto de hacer desaparecer el Festival de Málaga, que veía cómo poco a poco perdía relevancia y se cobijaba sin remedio en el efímero calor de los flashes. La presencia de cine latinoamericano en el Festival de Málaga no es ninguna novedad. Territorio Latino nació como sección propia en 2004 con premios y pases propios, lo que lo convertían en un festival paralelo. Así, lo que con buen tino ha hecho el festival ha sido en realidad fusionar ambas secciones, la latina y la oficial, para quedarse sólo con lo mejor de cada una. Es de esperar que la media de calidad de las películas aumente, aunque este extremo deberá confirmarse a partir del próximo viernes.
Publicidad
En el festival se vende
La inclusión de un mercado de películas es un gesto plausible después de varios intentos fallidos de provocar que en el certamen no sólo se hagan selfies, sino también negocios que sirvan para promover nuestro cine fuera de sus fronteras, una asignatura pendiente que parece cada vez más cerca del aprobado. Del 20 al 22 de marzo, en pleno festival, se celebrará el mercado Spanish screenings, en el que distribuidores extranjeros podrán ver películas españolas con el objetivo de incluirlas en su catálogo. Los pases se celebrarán en el cine Yelmo Vialia, y el hotel Málaga Palacio se transformará durante esos días en una oficina de venta o, si se me permite la expresión, en un mercadillo de cine español.
Más apoyos
Otra novedad que no se nos puede escapar de esta vigésima edición es que la Junta de Andalucía vuelve a apoyar el festival después de la extravagancia política de aportar al certamen unos miserables 10.000 euros. Ahora, a regañadientes y obligada por las condiciones de Ciudadanos en el Parlamento Andaluz, la Junta aporta 150.000 euros superando en cincuenta mil euros la aportación del Ministerio de Cultura. En total, el presupuesto de esta edición se estima en 3,3 millones de euros, medio millón más que el año pasado. Veremos en qué se lo gastan.
Más películas
A esta edición se han presentado exactamente 1.585 películas a alguna de sus secciones, una cifra que impone con solo mirarla, aunque de ellas son 287 las que han optado a la Sección Oficial, que estará compuesta por 23 títulos, de los cuales 17 irán a concurso. Un lío. Por otro lado, la sección alternativa ZonaZine adelgaza con solo cinco películas y la sección Málaga Premiere, en el que se estrenaban producciones de cine local de diverso pelaje, ha terminado despareciendo. La presencia malagueña está asegurada con Ignacio Nacho y Kike Mesa, además de varios documentales y cortos. La segunda película de Enrique García, por cierto, va por su cuenta en un estreno especial. A saber por qué. Entre las pelis más esperadas están algunas que se han estrenado en Berlín como El bar, de Álex de la Iglesia que, todo hay que decirlo, no ha cosechado muy buenas críticas, o Pieles, de Eduardo Casanova, una verdadera rareza.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión