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Asegura que nunca ha hecho una prueba, que no le han dado ni la oportunidad
Antonia San Juan: «Ya ni tengo representante, me he vuelto independiente»

Antonia San Juan: «Ya ni tengo representante, me he vuelto independiente»

La actriz asegura que los directores de ‘casting’ le han cerrado la puerta, por eso el trabajo lo crea ella con su propia empresa. El 28 de enero estará en el Alameda con ‘Mi lucha’

Regina Sotorrío

Lunes, 23 de enero 2017, 02:16

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Al otro lado de la cámara siempre es una mujer marginal, una prostituta o alguien con mucho carácter. «Personajes dulces no me han dado ninguno, pero en el teatro sí me lo puedo permitir», asegura Antonia San Juan. Por eso muta en 15 personas diferentes sobre las tablas, para demostrar que puede aunque los directores de casting no se lo crean. Asegura que nunca ha hecho una prueba, que no le han dado ni la oportunidad, por eso se ha «vuelto independiente». La actriz produce desde hace años sus propios espectáculos teatrales. El último, Mi lucha, llega este sábado al Alameda.

En Mi lucha hace 15 personajes. ¿A través de ellos puede decir lo que le da la gana o se autocensura?

El ignorante y el loco dicen lo que les da la gana. Yo digo cosas que he aprendido en los libros, no es mi opinión. Yo no soy tan inteligente como lo que digo en escena. Hay autores que cuando los lees ves que han sido auténticos revolucionarios del pensamiento y que ni siquiera dentro de 50 años los van a entender, sencillamente porque se lo saltaron en el siglo XX. Freud es un gran revolucionario, con lo cual la propia psicología se lo salta, dice que la «sobredeterminación inconsciente» está anticuada.

Y reviste todo eso de humor.

Claro, si te olvidas de que es un show terminas dando una conferencia. No te puedes olvidar de que es un espectáculo y no le puedes hablar al público en un lenguaje soporífero o que no entienda.

Tampoco darle todo mascado.

Sobre todo, se le debe un respeto al público por lo que paga. Cuando dicen yo lo que quiero es reírme y reírme... Pues no, usted no es un mono. El que se sube al escenario tiene un deber moral con las personas que están en el patio de butacas. Yo no caigo en los topicazos, yo digo otras cosas que me parecen interesantes.

¿Cuál ha sido su gran lucha?

La gran lucha de mi vida siempre está ahí. Es informarme, leer, rodearme de gente culta... Todo. La amistad es una lucha, el amor es una lucha, encontrar a alguien que te acompañe en la vida. La lucha está desde que te levantas por la mañana, pero de una manera placentera, no bélica.

¿El multiplicarse en tantos personajes es también una manera de demostrar que puede ser más que la mujer marginal y con carácter?

En películas, casi todos han sido personajes marginales y papeles de carácter, prostitutas y así. Personajes dulces todavía no me han dado ninguno, pero en el teatro sí me lo puedo permitir para que la gente vea que me puedo manejar en el registro que yo quiera.

Podría servir de carta de presentación para directores de casting.

No, yo ahí no tengo ninguna aspiración porque no he hecho en mi vida un casting. Mi último representante me dijo que era imposible que yo hiciera uno. Lo he pedido por activa y por pasiva, casi lo he implorado, pero ya no.

¿Sabe el porqué?

Porque no me ven, solo ven a Estela (La que se avecina). De hecho una directora de casting dijo que por mucho que cambiara de representante no iba a trabajar. Ya ni tengo representante, ya me he vuelto independiente. Lo que pasa es que aunque en España no tengo ofertas de trabajo, solo tengo mi teatro, en otros países sí tengo propuestas, fuera sí soy valorada. El teatro es lo que me da de comer, lo que paga mi hipoteca y sostiene mi empresa.

Otra de sus luchas es contra los prejuicios.

Prejuicios hay con todo y los tenemos todos. Yo también los tengo con muchas cosas y mucha gente. Yo no me relaciono con cualquiera, ni me enamoraría de cualquiera. No dejo que un hombre que no me guste se me acerque si no reúne las condiciones económicas, físicas e intelectuales que me interesan. ¡Anda que no soy exigente! Y eso es un prejuicio.

En esta función reaparece La Agrado de Todo sobre mi madre, un personaje que le dio todo pero también la encasilló.

No. La Agrado me lo dio todo, y gracias a La Agrado soy Antonia San Juan. Yo hacia ella y Pedro Almodóvar solo tengo agradecimiento. Gracias a eso voy con mi teatro a América y lleno las salas. Almodóvar ha sido mi gran mentor.

¿Cree que la gente le conoce?

La gente no me conoce bien, yo no soy mis personajes.

Despidió 2016 con un desnudo en las redes sociales. ¿De qué necesitaba desprenderse?

De nada, sencillamente tengo 56 años, tengo un cuerpo entrenado y me veo estupenda. Me apetecía. No hago nada de manera intencionada, si lo hiciera hubiera llamado a Interviú y me hubieran pagado.

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