Derechazo de Jiménez Fortes al tercero de la tarde.

Un valeroso Jiménez Fortes firma lo más destacado en una tarde donde falló el toro

El mal uso con la espada privó al malagueño de cortar una oreja, mientras que Perera y Cayetano estuvieron por encima de sus oponentes

Antonio M. Romero

Domingo, 27 de marzo 2016, 00:12

La Malagueta inauguró ayer la temporada taurina de 2016 con un sabor agridulce. La cruz fue el mal juego de los toros lidiados de las ... ganaderías de Luis Algarra y Jandilla/Vegahermosa los dos hierros propiedad de Borja Domecq que sustituyeron a los anunciados de Núñez del Cuvillo después de que sólo se aprobaran en el reconocimiento tres de estas reses, una circunstancia que hizo que el ganadero se llevara la corrida de vuelta al campo gaditano donde pastan. La cara del festejo fue el feliz reencuentro de Jiménez Fortes con la plaza de Málaga tras la grave cornada del pasado año en Vitigudino (Salamanca); el malagueño, muy valeroso a lo largo de toda su actuación, firmó lo más destacado en una tarde gris marcada por el viento, que dificultó la labor de los espadas.

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Fue en el tercero de la tarde cuando la plaza asistió al momento de mayor emoción y valor artístico de la tarde. Bajo una ovación del público, Jiménez Fortes se fue con parsimonia a portagayola para recibir a Jirivillo. En el momento de la salida de chiqueros, el toro se paró viviéndose momentos de angustias, que el matador resolvió con sangre fría y valor lográndose levantar y alancear al burel. Tras pasar por el caballo, vino un intenso y vibrante tercio de quites. Entró en su turno Miguel Ángel Perera con chicuelinas, saltilleras, caleserinas y tafalleras que fueron jaleadas por el respetable; se picó Jiménez Fortes respondiendo con un gran ramillete de gaoneras.

El malagueño se dio cuenta de la nobleza del toro y brindó la faena al público. En el momento en que iba al centro del ruedo con la muleta en la mano, Jirivillo se le arrancó de improviso, Jiménez Fortes no se alteró, desplegó la muleta y le enjaretó una serie de estatuarios impregnados de sabor y torería que caldearon el ambiente. Después vendría una faena, primero en los medios y en la parte final en tablas, de firmeza y valor, donde al diestro se le vio con las ideas muy claras delante del toro. Fueron tandas con temple, mando y mano baja con la figura erguida. El triunfo estaba en ese momento al alcance de la mano, pero se esfumó por el mal uso de la espada: un pinchazo hondo y tres descabellos.

Aún le quedaba un cartucho en la recámara, el del sexto. Sin embargo, el algarra fue pólvora mojada ya que Hilachoso fue un animal áspero, desclasado y complicado que no se entregó en ningún momento. En este toro, además, Jiménez Fortes tuvo que luchar contra el viento, que al final de festejo sopló con fuerza. Unas circunstancias que hicieron que la cuadrilla no se confiara por lo que se le dio una mala lidia. En cambio, el joven espada malagueño no se amilanó ante las adversidades que se le presentaban delante cuando cogió la muleta y se fue con decisión y valor ante el burel y le plantó cara. El toro entró en todo momento con la cara alta y una embestida nada clara, sin embargo, el torero expuso mucho en un trasteo de gran mérito, que caló en el aficionado pero no en el gran público, que en ese momento, cuando se llevaban dos horas y cuarto de festejo, ya estaba más pendiente de marcharse que de lo que sucedía en el ruedo. Mató de una estocada en buen sitio como epílogo de una actuación que dejó un buen sabor de boca y la constatación de que mantiene el valor intacto.

Miguel Ángel Perera regresó a La Malagueta con el recuerdo aún presente de su buena actuación la pasada feria de agosto. Se le vio con ganas al diestro extremeño, pero sus deseos de triunfo y de agradar tropezaron con el mal juego de sus oponentes. A su primero lo recibió con verónicas a pies juntos molestado por el viento. En esos compases, Misterioso empezó a dar síntomas de falta de fuerzas. Se empleó en el caballo y en su quite, el diestro extremeño realizó un ceñido quite por tafalleras. El toro llegó a la muleta con pocas fuerzas y bríos lo que obligó a Perera a realizar una faena de enfermería para evitar que el burel rodase por el albero. Pundonor del diestro, que en la parte final acortó las distancias para intentar poner emoción. Mató de estocada algo trasera perdiendo la muleta.

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El cuarto fue un toro reservón ante el que no pudo lucirse con el capote. Quitó por delantales con más pundonor que brillantez. Brindó al público una faena iniciada por alto y rematada con un buen pase de pecho, a partir de ahí todo fue un quiero y no puedo ante Vinazo, que no se entregó en ningún momento. Arrimón final, donde se dejó que el toro le tocara los alamares de la taleguilla en busca del efectismo. Dejó media estocada caída y atravesada.

El peor lote

Dentro de una mala corrida, el peor lote de tocó a Cayetano, quien volvió a La Malagueta tras su reaparición en los ruedos en 2015 y en el año donde la empresa de la plaza de toros de Málaga, Coso de Badajoz, tiene previsto dedicar la temporada taurina a su abuelo Antonio Ordóñez. Tras su reciente triunfo en Valencia, había gran interés por ver al menor de los Rivera Ordóñez, quien sólo pudo dejar constancia de su voluntad y ganas, pero no tuvo opciones.

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Su primero fue muy protestado de inicio por el público ya que dio síntomas de blandura y no se pudo estirar con el capote. Cayetano inició la faena de muleta con gusto toreando por alto, pero nada más. Las nulas condiciones de Peloero y el viento deslucieron el trasteo. Dejó una estocada trasera y desprendida tras la que una parte minoritaria del público pidió la oreja, incomprensiblemente ese mismo público silenció su labor.

En el quinto salió con ganas e intentó estirarse a la verónica con una rodilla en tierra recuerdo a su abuelo, pero sólo logró una con sabor, además Gestora le lanzó un gañafón, anunciándole cuál sería su comportamiento a lo largo de la lidia. Brindó a Fermín Bohórquez una faena en la que no pudo lucirse dada la desclasada y corta embestida del toro. Mató de estocada y se le vio muy contrariado. Fue un sábado sin gloria que no pasará a la historia del toreo.

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