Eugenio Griñán posa con una de las viejas cámaras de su museo.

Eugenio Griñán: «Lo que a veces se hace con el Photoshop no son retoques; son montajes»

Medio siglo con la cámara al hombro le han dado una de las mayores colecciones de cine y fotografía, que exhibe con orgullo en un recoleto local de Capuchinos

Antonio Ortín

Sábado, 19 de diciembre 2015, 00:31

La cámara de Eugenio Griñán (Albacete, 1940) es la memoria de Málaga. Ha sido fotógrafo del histórico Teatro Ara o del extinto C.D. Málaga. ... Por delante de su obturador han desfilado además Frank Sinatra, John Lennon, Yul Brynner o Estrellita Castro cada vez que han puesto un pie en la ciudad. Y buena parte de esa colección está expuesta en un recoleto local de la Alameda de Capuchinos. Un establecimiento de dos plantas que en su día fue una de las tiendas de fotografía Griñán, hoy reconvertido en museo de todo el patrimonio creativo y material de este artesano del negativo, que de niño cogió la cámara para echarse a la calle y buscarse la vida. En ese trayecto, retrató medio siglo de la historia de Málaga, a medio camino siempre entre el oficiante de la Leica y el fotoperiodista.

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Pues con todo lo que tiene usted aquí expuesto da para hacer un ciclo de cine.

(Risas). Sí, ha sido mi gran pasión junto a la fotografía.

¿La fotografía fue una vocación que le llegó por obligación?

Sí, no tuve otra opción. A los 16 años, mi padre me puso la cámara al hombro y lo que me dio no fue una cámara, sino un oficio.

Un oficio especial además.

Desde luego. Gracias a la fotografía me he movido en un mundo que estaba vedado a la mayoría.

¿Se siente más testigo o notario?

Eso es ponerme mucha categoría. A mí sí me gustaría un mayor reconocimiento de las instituciones, pero no a mí, sino a la colección.

¿Nadie se ha interesado por su colección?

Nadie. He ido a varios concejales de cultura y me dicen que sí pero luego a la hora de concretar, nada.

Detecto cierto descontento.

Mire. Málaga es cosmopolita, recibe a todo el mundo. Pero con los de aquí es distinto. El honor no se lo dan a un buen artesano, a un buen trabajador.

La Málaga cainita, ya se sabe. Cambiemos de tercio. ¿Alguna celebridad le ha dejado un recuerdo singular?

Uff, muchos, pero mire, guardo un recuerdo entrañable de Serrat, que me firmó una de las fotos que le hice.

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Bueno, con la nómina de famosos que lleva, eso sería lo normal.

Qué va. Yo era el primero que me podría haber fotografiado con todos y, sin embargo, nunca lo hice.

¿Por qué?

Porque eran otros tiempos. No se le daba importancia a estas cosas, el fotógrafo no intimaba con ellos. Uno le hacía una foto y luego cada uno por su lado.

Vaya hombre, la de selfies que se le han escapado.

(Risas). Pues sí, porque hubo momentos, como la visita de Sinatra, en la que el único fotógrafo era yo.

Medio siglo de oficio en el campo analógico de la fotografía. ¿Qué piensa de lo digital?

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La fotografía digital ya no es profesión fotográfica.

¿En qué sentido?

Pues mire, en los tiempos nuestros los fotógrafos éramos necesarios. Toda Málaga tiene fotos de sus familias hechas por profesionales de aquí. Eso era una responsabilidad de nuestro oficio. Desde fotos de carné hasta las de seguros de accidentes de coches. Y por supuesto, las de bodas, bautizos y comuniones. Hoy en día, hay un fotógrafo en cada uno de nosotros con las cámaras digitales y los móviles.

Ya, le entiendo. ¿Y desde el punto de vista artesano, se ha perdido algo en ese tránsito?

Se ha perdido el romanticismo en el blanco y negro.

A ver, explíqueme eso.

Cuando tú revelas en blanco y negro, le tienes que dar los líquidos, la temperatura y el tiempo. Y cuando sacas eso, lo secas y lo pones en la ampliadora y la ves en positivo vas viendo que sale tu foto, la que has hecho en la calle. Yo, por ejemplo, usaba mucho las manos para sombrear o para dar más blanco.

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Eso es una intervención y por tanto un arte.

Desde luego. Y eso hoy en día se ha perdido. Ahora sale una foto en blanco y negro y todo el mundo la admite. Pero claro, si no tienes la referencia de por dónde pasaba el río, es más fácil aceptar lo de ahora. Entiéndame la metáfora.

Perfectamente. ¿Demasiado Photoshop hoy en día?

Eso ya no tiene nada que ver. Lo nuestro era un retoque antiguo, que hacíamos con muy pocas posibilidades. Quitábamos lo justo y cabal. Pero ahora hay fotos que son montajes, no retoques.

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¿Y a la hora de disparar, de componer el encuadre?

Bueno, yo en eso he sido siempre muy pragmático.

Creo entenderle. ¿Quizá se abusa del postureo?

Verá, yo he hecho las fotos para ganarme la vida.

Claro como el agua. A buen entendedor...

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