Manuel Alcántara, una poesía escultural
El artista Suso de Marcos lleva al terreno de la plástica los versos del poeta y articulista malagueño. «Esta exposición tiene para mí un sabor especial», admite el escritor al hilo de la muestra estrenada en la Sociedad Económica
Antonio Javier López
Miércoles, 2 de septiembre 2015, 00:28
«Buceo en el instante removido / y mis manos se llenan de palabras». Así termina Manuel Alcántara El poeta, en cuyos versos también parece hablar ... de la otra cara de su moneda de viejo cuño, la de articulista cotidiano al pie de Olivetti de letras de plomo. Manos llenas de palabras, letras de hierro sobre las siluetas de dos palmas abiertas al fondo de un bloque de madera en la escultura de Suso de Marcos que acompaña al poema. A El poeta. Escultura y poesía unidas, fundidas como los moldes sobre la piel blanca del folio diario.
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Por los versos de Manuel reza el título, casi a modo de explicación peripatética, de la muestra en la que Suso de Marcos lleva los poemas del Alcántara hasta los territorios de la plástica. «Esta exposición tiene para mí un sabor especial», admitía ayer el poeta y articulista de SUR al caer la tarde, pantalón tostado, camisa rosa, bastón humilde, besos y abrazos para los amigos, muchos, reunidos en torno a sus afectos. Habla el poeta sobre El poeta: «Esa escultura evoca en mí la férrea obligación de escribir una columna diaria. Y debo decir que siento cierto orgullo de, con 88 años ya, mantener ese artículo diario». Y más besos y más abrazos en las salas de la Sociedad Económica de Amigos del País atestadas de ganas de echar aunque sea un rato con «el maestro».
Así le llama Suso de Marcos, que regresa 33 años después a las Económica con una exposición que, como él mismo recordaba, conserva una de las esencias de su trabajo: la diversidad de materiales y técnicas a la hora de abordar la creación de sus esculturas. Una tarea que le ha mantenido encerrado durante más de un año en compañía de los versos de Alcántara. El resultado pudo verse la pasada primavera en la Casa Fuerte de Bezmiliana y ahora, hasta el próximo día 30, en las salas de la vetusta Sociedad de la plaza de la Constitución.
«La obra la sugiere siempre el poema. No hago una escultura y luego le asigno un texto, no, no, no... La obra nace siempre del poema», acotaba ayer Suso de Marcos sobre el proceso creativo que ha desembocado en cada una de las diez piezas que dan «corporeidad» a los versos de Alcántara, como apostilló el presidente de la Económica, José María Ruiz Povedano. Junto con la decena de esculturas basadas en poemas, la muestra auspiciada por el Ayuntamiento de Málaga también surge la maqueta del futuro monumento dedicado al poeta, que el escultor espera ver convertido en realidad en la plaza que lleva el nombre de Alcántara en la capital malagueña. Por ahora, desde la Casona, no recogen el guante.
El calor de los amigos
Como un guante le caen las palabras, las ideas, a las columnas de Alcántara. Una cabeza, la suya, su silueta adivinada y llena de letras de nuevo, tras la malla metálica, entre los colores de la escultura flanqueada por los versos que comienzan «Donde más me conozco empiezan mis palabras...». Y el poeta reconocido ayer en el calor de los amigos que asistieron a una más que concurrida inauguración.
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«¿Qué me parece todo esto? Pues me parece excesivo...». Y la sonrisa socarrona de Alcántara frente a Canción 4, una peana de hierro oxidado coronada por un ramillete de garfios del que cuelgan plomadas suspendidas en hilos de nailon. Turno para el escultor: «Una plomada sirve para marcar una vertical perfecta, una vertical de vida. La única plomada que está tumbada es la que yo mismo uso y hace referencia al maestro y a esos versos...» A estos versos: «Cuando termine la muerte, / si dicen de levantarse, / a mí que no me despierten».
Y Alcántara ayer. Despierto. Lúcido. En pie.
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