Manolo Sarria, ayer, junto a los dinosaurios de un paseo de Alhaurín de la Torre, donde reside.

Manolo Sarria: «La llamada de ‘El Hormiguero’ ha sido volver a la Champions»

El cómico, que saltó a la fama en el ‘1, 2, 3’ con el Dúo Sacapuntas, confiesa que su fichaje por el programa de Pablo Motos no le da «miedo, pero sí respeto»

Francisco Griñán

Martes, 1 de septiembre 2015, 16:46

Si hubiera seguido en la Renfe ya estaría casi jubilado. A cambio ahora tiene la Tarjeta Dorada con la que se va ahorrar unos euros en sus viajes semanales a Madrid tras su fichaje estrella por El Hormiguero 3.0. Incansable trabajador y divertido conversador, Manolo Sarria presume de sus «63 tacos». Y se le ve en plena forma. No solo en lo físico que salta a la vista, sino también en lo profesional tras su flechazo con Pablo Motos. «Algo habrá visto», afirma con una sonrisa este cómico que vuelve a primerísima línea tras darse a conocer en los 80 con el concurso 1, 2, 3. Su estreno con las hormigas será el próximo lunes 7 de septiembre.

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¿Le llamo Manuel o Manolo?

En casa me dicen siempre Manolo. Menos mi madre que llama por teléfono y pregunta: «Está mi Manolín».

Dejémoslo entonces en Manolo.

Perfecto.

Hablando de llamadas, ¿esperaba la de Pablo Motos?

No... y sí. Me explico. En esta vida te llaman para cualquier cosa y yo siempre voy a todo. Si yo no hubiera hecho eso, ahora no estará aquí sentado contigo sino que estaría a punto de jubilarme de la Renfe, que era mi trabajo. En los años 80, Antonio Rodríguez, de Espectáculos Mundo, me llamó para ir a la presentación de un coche al Puerto de Santa María. No se cobraba un duro, pero a mi compañero, Juan Rosa, y a mí nos pagaban el transporte y la estancia. Fuimos y resulta que aquello lo organizaba Chicho Ibáñez Serrador, que nos conoció y nos llevó al 1, 2, 3. Lo del Hormiguero ha sido igual.

Cuénteme.

Me llamaron la temporada pasada para hacer un homenaje a Mayra Gómez Kemp en uno de los programas. Nos dejaron muy claro el propósito y que aquello era sin cobrar. Entonces una vez allí, Pablo Motos me dijo: «He pensado que tú y yo hagamos del Dúo Sacapuntas». Y salió tan bien que aquel momento fue un pico de audiencia.

¿Y de qué va a ir su papel de El Sustituto en el programa?

A Pablo se le ocurrió que iba a sustituir un día a la semana a uno de los personajes del programa. Me voy a meter allí en un tinglao que desconozco, sin datos, para que improvise y ahí, la verdad, me defiendo.

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Lo vuestro ha sido un flechazo.

Pablo Motos tenía su plantilla de colaboradores, pero me vio, le gustó la forma de trabajar y me buscó hueco.

¿Y qué le da más miedo sustituir a Mario Vaquerizo o a las hormigas?

Me da susto todo. ¡A ver como sustituyo yo a Ana Simón! En el texto sin problemas, pero en lo demás... El reto no me da miedo, sino otra cosa. Cuando hice 1, 2, 3 tenía veintitantos millones de audiencia y me daba igual, pero ahora soy consciente de que voy a trabajar en un programa con más de tres millones de personas viéndome. Cuando empezaba no tenía nada que perder, pero ahora con El Hormiguero sí. Tengo 63 tacos y ahí estoy en un programa en el que la audiencia es muy joven. Y da respeto.

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Le va a tocar también el papel de veterano del programa...

Bueno, es que ya soy el veterano a cualquier sitio al que vaya.

Ja, ja. Quería decir que es un reconocimiento a su pasado y también a su presente como humorista.

Si me llevan es porque ven algo. Yo me reciclo todos los días. Esto no va de contar chistes. No soy una estrella de esto, sino un currante que lleva el mono hasta el pescuezo. Ahora están de moda los monólogos. Y eso es un tío hablando que es lo que he hecho yo toda mi vida. Pero que un monologuista hable durante una hora no es tan fácil. Además, al público hay que tenerle un respeto y me da mucho coraje que algunos se suban al escenario como vienen de la calle.

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¿Pero no será algo estudiado para conectar con un público joven?

Hay vestuarios para esa audiencia con el que subirte a un escenario. Lo que no puede ser es que actúes con la misma ropa con la que vienes de tomarte unas copas.

Ahora le tocará ponerse la bata porque en El Hormiguero hay muchos experimentos. ¿Cómo se le daba la química en el cole?

Fatal. Cuando estudiaba Magisterio tenía un Catedrático al que llamábamos Mogambo y que fue con el que menos aprendí de la carrera. Imagino que cuando me pongan por delante alguna fórmula y aquello sea un desastre, la gente se va a divertir. Y también si acierto por casualidad.

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El Hormiguero también ha fichado a su paisano Dani Rovira y allí está el marbellí El Monaguillo. Casi pueden montar un sindicato de colaboradores malagueños...

Pues no lo descartes. Y lo mismo derrocamos a Pablo Motos y nos quedamos con el programa nosotros.

Hablando de Rovira, está viviendo un éxito arrollador parecido al que usted conoció en el 1, 2, 3.

Cierto y como le pasó también a Chiquito de la Calzá. Eso fue un boom que nadie se lo espera. Hicimos hasta una película: Quiero ser torero.

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¿Y cómo se asimila aquello?

Pues todo se agolpa y, a los dos años, decae, pero si tienes suerte y trabajas te mantienes. Dani es un tipo joven que se lo tendrá que currar muchísimo. Creo que acabará dejando el monólogo y tomará la carrera de actor porque es muy grande y tiene una vis cómica increíble. Yo de él, me metía en una escuela de interpretación ya.

Usted llega a El Hormiguero para sustituir y meter goles, casi como Roque Santa Cruz con el Málaga.

Bueno, Roque creo que va a meter pocos goles. Después de casi 30 años no he renovado el abono porque me parece de vergüenza lo de los últimos años. Han desmantelado el equipo y seguimos pagando la deuda. Han fichado a siete, sí, pero fundiéndolos a todos no sacas a uno bueno. Tenemos un punto y el Eibar y el Celta, que son de los nuestros, nos llevan cinco.

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Lo de Sergi Darder ni le pregunto entonces.

Sí, porque ha sido una estafa y una puñalá trapera a la afición. Me gusta el fútbol, pero estoy desilusionado.

Y como futbolero, ¿entrar en El Hormiguero es como disputar la Liga de Campeones?

Nunca le he perdido la cara a las televisiones nacionales, pero la llamada de El Hormiguero para hacer toda una temporada ha sido volver a la Champions. Desde que inauguraron Canal Sur siempre he estado presente y estoy agradecido. Pero ahora no solo voy a una tele nacional, sino que me llaman desde el programa.

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En su presentación en El Hormiguero la semana pasada tuvo un recuerdo para Juan Rosa, su compañero en el Dúo Sacapuntas.

Hace casi 13 años que murió y le llevo margaritas amarillas todos los meses. Teníamos un sketch que yo le estampaba en la cabeza un ramo entero de esas flores y los pétalos volaban pr todo el escenario. A él le encantaba. Por eso se las sigo llevando y en cada actuación siempre pido un aplauso para Juan. Era mi hermano.

¿Nunca pensó en sustituirlo?

Cuando murió decían que se había muerto el 50% del Dúo Sacapuntas. Y no fue así. Se murió el cien por cien. No iba a sustituirlo porque era insustituible. Y algunos se ofrecieron.

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¿Quienes?

Varios que se llevaban mal con sus parejas cómicas. Tal vez fue también para echarme una mano, pero les di las gracias y dije que no. Y pasé una época que no sabía lo que hacer.

¿Cómo salió?

Estuve un año de sicólogo. Entonces tenía dos hijos pequeños; había dejado mi trabajo en la Renfe y estábamos en la cresta de la ola con un programa en Canal Sur con el 25% de audiencia. Tuve que empezar de nuevo, porque el Dúo Sacapuntas era famoso, pero a Manolo Sarria no lo conocía nadie. Y aunque se fue, el chiquituso me ayudó a salir. Y sé que ha estado apretando para que a mí me salga lo de El Hormiguero.

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