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‘Un hombre y una mujer’ (1913).
Filonov: el lado trágico de la vanguardia

Filonov: el lado trágico de la vanguardia

El Museo Ruso desvela a partir este jueves la obra de un autor obsesivo y silenciado durante medio siglo

Antonio Javier López

Miércoles, 12 de agosto 2015, 00:08

Suele ofrecer el malditismo una fascinación especial, un interés casi a estrenar cuando se trata de asomarse a la biografía de alguien surcado por la desgracia, ya sea impuesta o buscada. Si además el protagonista se dedicó a la creación artística, ya lleva terreno ganado a la hora de aproximarse a su obra a partir de su vida. Podría ser uno de los puentes para acercarse a Pavel Filonov, cuyo trabajo protagoniza a partir de mañana la segunda exposición temporal de la Colección Museo Ruso instalada en Málaga.

Surge Pavel Nikolaievich Filonov (18831941), como un artista intenso hasta la obsesión, coherente hasta la rigidez extrema. Teórico, poeta y pintor, Filonov vislumbró en el arte una manera de cambiar la realidad, la sociedad, en el sentido literal de la expresión. Así, en su libro El canon y la ley (1912) arremetió contra el cubismo en general y contra Picasso en particular, al considerar la suya una revolución sólo formal, estética.

Discurso y acción se unen de manera indisoluble en la vida y la obra de Filonov, que en 1916 se alistó para combatir durante la primera Guerra Mundial en el frente rumano, al tiempo que un año después tomaría parte activa en la Revolución de Octubre que llevaría a los bolcheviques al poder.

Con el tiempo, ese mismo régimen prohibiría su obra al considerarla demasiado alejada del realismo socialista. Filonov no daría su brazo a torcer, más bien todo lo contrario, y se mantuvo firme en su decisión de no vender ni un cuadro a un coleccionista privado. Tenía otros planes para su obra: donarla en su totalidad al Estado para que ayudase a la construcción de esa nueva sociedad que había imaginado. Filonov murió de hambre durante el asedio nazi a Leningrado en 1941, pero su hermana, Yevdokía Glébova, cumpliría su deseo 36 años más tarde, donando más de 300 creaciones al Museo Estatal Ruso de San Petersburgo.

De esta ingente colección salen las 66 piezas reunidas en Pável Filónov. Testigo de lo invisible, la primera exposición individual enEspaña sobre el autor, que podrá visitarse en la Colección Museo Ruso instalada en Tabacalera desde mañana y hasta enero de 2016. El título parte de la ambición de Filonov por crear un arte capaz de ir más allá de su apariencia formal para constituir una suerte de experiencia entre mística y esotérica.

Esa fue una de las obsesiones en su faceta creativa y en su labor como teórico. «La obra de Filónov es una creación oculta, marcada por la incomprensión y el desdén», recuerdan desde la Colección Museo Ruso, que ha escogido a esta «página poco conocida de las vanguardias» para su segundo montaje temporal.

Un proyecto que toma el testigo de la colectiva París-Moscú organizada en 1980 en el Centro Georges Pompidou de París, que diez años después dedicaría su propia exposición a Filonov. A Málaga, la obra de Filonov no llega desde la filial del museo galo, sino desde la otra franquicia museística abierta la pasada primavera. Bienvenida sea.

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