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Nerea Arco Avilés
Miércoles, 23 de abril 2025, 13:21
Cuando éramos pequeños cada 23 de abril por la mañana cogíamos nuestro libro favorito y lo metíamos en la mochila. Era un día muy especial en clase y esa tradición, por suerte, perdura. Niños y niñas de toda España celebran el Día del Libro desde que entran al colegio con tres añitos. El aula se impregna de un olor a papel y tinta irreconocible. Cientos de historias se entrelazan, pasan de mano en mano y se comparten entre todos.
Uno de los momentos más especiales de la infancia es cuando mamá o papá se sientan en el filo de la cama y leen historias como 'El rey león', 'Blancanieves' o 'El Principito' para que sus hijos se duerman. Por lo que se podría decir que un libro forma parte del crecimiento de un niño, lo guía en su adolescencia, los adultos lo utilizan para poder dormir y los ancianos para que les haga compañía.
La fecha no es casualidad, fue elegida en honor a la muerte de dos gigantes de la literatura: Miguel de Cervantes y William Shakespeare, ambos fallecidos en 1616. Aunque sus calendarios eran distintos (gregoriano y juliano), la coincidencia simbólica bastó para que la UNESCO declarara este día como el Día Mundial del Libro en 1995.
Con motivo de esta celebración, decidí salir a pasear por los pasillos de las facultades de Filosofía y Letras de la UMA. Lugar donde nacen los futuros maestros, escritores o simplemente donde hay muchos lectores apasionados. Me encontré con varios estudiantes que tenían un libro en su mano mientras lo hojeaban. Venían del puesto que había más adelante con libros de segunda mano, donde se encontraban los clásicos en la versión más antigua ¡Incluso estaba el Quijote por seis euros!
Un grupo de chicas estaban indecisas por ver cuál se compraban. Les pregunté cuál es el libro que más les ha marcado en su vida o cuál recomendarían, y Paula Sánchez, estudiante de Magisterio, señaló: «'El infinito en un junco', de Irene Vallejo. Es precioso y te enseña a valorar lo que tenemos». A su lado, Sergio Gómez, compañero de clase, ojeaba algunos de Joel Dicker, Stephen King o Agatha Christie, por lo que da una pista de que le pueden gustar los thrillers y la novela negra o de misterio. «Mi libro favorito es 'La verdad sobre el caso Harry Quebert'. Su historia me envolvió y me encanta la forma de escribir que tiene tan descriptiva»..
En los bancos del patio estaba Lucía Martín, estudiante de Filología Hispánica, tomando el sol. «Ahora mismo estoy leyendo 'Rayuela', de Julio Cortázar, hay que tener paciencia y dejarte llevar. Me está gustando porque no hay una sola forma de entenderlo, como la vida misma», explica mientras lo saca de su bolso para enseñarlo.
Al final salí de la facultad con una buena sensación. A pesar de los tiempos tan vertiginosos en los que vivimos y de la cultura de la inmediatez, los libros siguen teniendo su lugar. El Día del Libro es un homenaje silencioso a los grandes escritores que han dejado su legado y nos han ayudado a entender el mundo desde otra mirada.
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