
Irene Manzano
Lunes, 21 de abril 2025, 12:38
Las luces de la ciudad los atraen con su inagotable oferta de ocio y oportunidades, pero en los pueblos encuentran el calor de la tradición y la cercanía de su gente. Entre la modernidad y la nostalgia, los jóvenes de la Universidad de Málaga se debaten entre el bullicio urbano y la tranquilidad rural, en un equilibrio que redefine su forma de vivir y pertenecer. «Las ciudades ofrecen más oportunidades, pero los pueblos tienen un gran potencial si saben adaptarse, además la generación actual presenta mayor movilidad que cualquier otra», señaló el catedrático de la UMA en Sociología, Luis Ayuso.
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Según los datos recopilados en una encuesta a jóvenes de la UMA de entre 18 y 30 años, el 58% de los encuestados ha vivido siempre en la ciudad, mientras que un 30% se ha mudado del pueblo a la ciudad en algún momento. Solo un 12% ha realizado el movimiento inverso. En cuanto a diferencias entre los jóvenes de ciudad y pueblo, el 70% percibe contrastes en costumbres, aspiraciones y formas de socializar. «Las ferias de los pueblos son las mejores, el ambiente es más cercano y las tradiciones hacen que se vivan de manera diferente», comentó un encuestado.
El sociólogo explicó que este patrón de migración juvenil hacia las ciudades no es un fenómeno nuevo, sino parte de una tendencia que se viene dando en España desde la década de los 60. «La concentración de la población en grandes urbes es una consecuencia de la modernización social. Las ciudades ofrecen más oportunidades laborales, educativas y de desarrollo personal», manifestó.
Esta situación contribuye a la despoblación de muchas zonas rurales, un problema que preocupa a administraciones y expertos. «Los pueblos deben adaptarse a la nueva realidad. La movilidad actual permite que muchas personas puedan compatibilizar la vida en la ciudad con el contacto con su pueblo de origen. Los municipios que sepan atraer y retener a los jóvenes con propuestas atractivas podrán frenar este éxodo», indicó.
A pesar de la aparente preferencia por la ciudad, el 40% de los jóvenes expresó en la encuesta su deseo de establecerse en un entorno más rural en el futuro, especialmente por la tranquilidad que ofrecen los pueblos. La digitalización podría jugar un papel clave en esta transición. «Cada vez es más factible teletrabajar desde un pueblo y disfrutar de las ventajas de ambos mundos», mencionó un estudiante. El reto para los pueblos estará en encontrar la manera de ofrecer un equilibrio atractivo entre servicios, empleo y calidad de vida.
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