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Los alumnos de Ingeniería de Software, Felipe Linares, Christian Bermejo, Laura Plaza y Aníbal Capitán, en su clase. Isabel R. Vallejo

La UMA se prepara para despedirse de los exámenes de septiembre

Informática, Telecomunicación, y Ciencias son las primeras en trasladar, de forma gradual, la segunda convocatoria ordinaria al mes de julio para equipararse al resto de universidades españolas

Isabel R. Vallejo

Martes, 15 de noviembre 2022, 09:55

Perderse un plan con los amigos, un viaje familiar, la feria o la oportunidad de hacer un voluntariado en verano en otro país por tener que estudiar ya no volverá a ser un problema para los estudiantes malagueños. La Universidad de Málaga está trabajando en los últimos preparativos para cambiar la segunda convocatoria ordinaria del mes de septiembre a julio en el próximo curso 2023-2024. Los popularmente conocidos como «exámenes de recuperaciones» se realizarán un mes después de la primera convocatoria ordinaria del segundo semestre, que seguirá siendo en junio.

Las facultades de Málaga son de las últimas en sumarse al carro de las universidades de la comunidad andaluza en cuanto a la organización del calendario académico. En el resto de los centros, tal y como ha explicado el director de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Telecomunicación, Rafael Godoy, tienen preparada la convocatoria ordinaria del primer semestre en febrero, la convocatoria ordinaria del segundo semestre en junio y las recuperaciones en julio. Pero no solo en Andalucía, esta es la organización que domina en el resto de las universidades españolas e, incluso, europeas.

Es por ello que desde 2015, cuando salió nombrado como rector José Ángel Narváez, uno de los principales puntos de su plan electoral era modificar el calendario de los exámenes en Málaga: «Proponer la modificación del calendario académico, iniciando el curso a principios del mes de septiembre y celebrando la segunda convocatoria ordinaria de exámenes en el mes de julio». Aunque, hasta el momento, no se ha visto los resultados.

Los vicerrectores de todos los centros llevan meses trabajando con el Consejo de Estudiantes de la UMA (CEUMA) para organizar este cambio progresivo y hacerlo de una manera que no afecte negativamente a muchas personas.

Un proceso progresivo

En julio de 2023 las aulas de los diferentes centros universitarios de Málaga contarán con los alumnos que tenga que presentarse a la segunda convocatoria ordinaria. Sin embargo, en algunos campus ya se adelantaron implantando este modelo. Desde el curso 2021-2022, algunos grados de la Facultad de Ciencias, la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática, la de Telecomunicaciones y la de Ciencias de la Educación ya realizan los exámenes en julio a través de una 'experiencia piloto', aunque no se ha aplicado a todos los grados ni a todas las asignaturas.

«Aunque se denomine plan piloto, no creo que sea el término adecuado para llamarlo. Ese término suele aludir a una prueba y nosotros no estamos haciendo un experimento, hemos decidido adelantarlo para que nuestros alumnos y docentes no sufran mucho el cambio y las consecuencias», reconocen el director de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Telecomunicación, Rafael Godoy, y el decano de Ciencias, Antonio Flores.

En este año escolar, ya se ha implantado en el resto de campus malagueños un cambio progresivo hacia la nueva segunda convocatoria ordinaria. La mitad de las recuperaciones se harán en junio-julio y la otra en septiembre, ya que pretenden observar y analizar las diferencias que pueda suponer el modelo para mejorarlas de cara al año siguiente. Para el curso 2023-24 se prevé que todos los grados eliminen totalmente la convocatoria celebrada de septiembre. Con esta novedad, no solo se adelantan exámenes, sino que también se adelanta el inicio del curso académico a los primeros días de septiembre, con el objetivo de acabarlo en junio y tener tiempo suficiente para hacer las recuperaciones al mes siguiente.

Este cambio está trayendo consigo mucha diversidad de opiniones sobre si este tendrá consecuencias positivas o negativas en el rendimiento académico. Antonio Flores considera que «las tasas de fracaso eran elevadas en septiembre» y que con este nuevo modelo «parece que se pueden mejorar los resultados que se obtienen», tras haber consultado a varios decanos de diferentes universidades que establecieron hace tiempo esta dinámica.

Otra de las ventajas, tal como ha recalcado Rafael Godoy, es tener el mismo calendario que la mayor parte de las universidades españolas e internacionales, así «todos los alumnos se encuentran en igualdad de condiciones para acceder al máster o cursar otro grado fuera de la ciudad».

¿Qué opina el alumnado?

Sin embargo, desde el punto de vista de los estudiantes, la mayoría prefiere la convocatoria de septiembre, sobre todo, si se trata de «una carrera de hincar codos», tal y como aclara Felipe Linares, estudiante de cuarto curso de Ingeniería de Software. Siguiendo esa línea, Christian Berdejo, Laura Plaza y Aníbal Capitán, estudiantes de ingeniería, tampoco ven las ventajas del cambio: «Normalmente solíamos dejarnos algunas asignaturas para preparárnosla tranquilamente en verano y no agobiarnos, pero este curso solo hemos tenido dos semanas para preparárnosla. Desastroso».

Para Adrián, estudiante de tercer año de Medicina, el cambio de calendario es negativo porque «cuando acabas los exámenes estás muy cansado y quieres acabar, no seguir estudiando porque vuelves a examinarte», ha manifestado, aunque sí ve como algo positivo, al igual que su compañero Fede, que el calendario se estandarice respecto al resto de universidades y así coincidan los plazos de matriculación, especialmente para el alumnado que quiere hacer máster.

El cambio de este calendario escolar se está haciendo de forma gradual

A pesar de que gran parte de los universitarios no están de acuerdo con este cambio, hay otros que sí. Rocío Núñez y Jaime Carvajal, estudiantes de Educación e Informática, mantienen que lo ven bien. «Es buen cambio, así no te pasas todo el verano estudiando». En ese aspecto, Elvira del Castillo, estudiante de Relaciones Laborales y Recursos Humanos también en la UMA, ve el cambio como una ventaja porque permite tener «mucho más reciente» el contenido de los exámenes en julio y tener un espacio de vacaciones «sin que se pisen los de recuperación de septiembre con el inicio del curso».

Pablo Navarro, estudiante de Publicidad y Relaciones Públicas en la Universidad de Málaga, ve este cambio en el calendario académico como una oportunidad para conseguir «algo de dinero» durante las vacaciones de verano. «Aunque no me pasara el verano estudiando, el saber que me tenía que preparar exámenes para septiembre hacía que rechazara trabajos como el de socorrista o camarero».

Otros puntos en los que las opiniones también son variadas son en el hecho de que, cuando las recuperaciones pasen a ser en julio, las clases se iniciarán antes que en años anteriores. El adelantar el inicio de estas desemboca en que se deben adaptar los temarios a este nuevo calendario. José María Moreno, estudiante de Informática, está seguro de que «no van a ajustar ese tiempo de estudio», por lo que prefiere que las clases comiencen como hasta ahora y así no tener menos vacaciones. A lo que Ignacio García añade que con la convocatoria de julio «no dará tiempo a preparar todos los exámenes bien».

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