Los dieciocho alumnos con sus recompensas de graduados Crónica

El sueño de hacer un videojuego con veinte años es posible

Un total de dieciocho alumnos se graduaron por todo lo alto celebrando la V Gala del Videojuego en Málaga en la que expusieron sus proyectos

Cristina Jiménez

Martes, 6 de febrero 2024, 11:37

Pulsar un botón, encender la tele o el ordenador y buscar con el ratón el juego que te quita el sueño durante las últimas semanas, ... algo fácil y sencillo. Días, semanas y hasta meses para conseguir pasarte el juego que marca tus tardes de diversión, estrategia, y en ocasiones de enfado. Las imágenes de los personajes, los acertijos, la música o los códigos son solo algunas de las cosas que conforman un videojuego, algo no tan fácil de hacer.

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Pensar en hacer un juego de estas características para algunos puede parecer imposible, pero tal y como confirmaron los dieciocho alumnos que terminaron el máster en 'Creación de Videojuegos', el pasado 19 de enero, es algo factible. Cerraron un curso lleno de aprendizaje con la V Gala del Videojuego, un evento que como explica el profesor y coordinador del máster, José Antonio Fernández, «sirve como cierre del curso y una oportunidad para mostrar los trabajos finales que han desarrollado los alumnos».

Antes de entrar a este máster eran ellos los que pulsaban el botón de inicio para sentarse en una silla a disfrutar de su entretenimiento favorito, ahora, son ellos los que pueden crear el juego de sus sueños, y así lo han demostrado. El Polo de Contenidos Digitales llenó todas las sillas de una de sus salas para recibir a los grandes protagonistas, ellos culminaron cerca de un año y medio de trabajo, y lo hicieron mostrando a todo el público sus creaciones.

La gala escondía varias sorpresas, como explica Fernández: «Pensamos en dividirla en varias partes». Entre todo el público asistente estuvieron invitados varios profesionales de la industria, llegaron al Polo Digital para intervenir y dar unas pequeñas charlas, ya que «procuramos visibilizar de forma educativa, formativa y divulgativa el sector», comenta Fernández.

Exposición de trabajos

Tras una primera parte dedicada a las ponencias de estos profesionales, que les serviría a todos los asistentes para aprender un poco más del gran sector en el que van a dar sus primeros pasos, llegaba la hora de los nervios para los graduados, ahora les tocaba subir a la palestra para exponer sus trabajos.

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Cada uno de ellos se plantó delante de una sala llena de gente, al principio sus voces reflejaban los nervios con los que llegaban, pero estaban seguros de sí mismos. Una promoción dividida en cinco grupos, formados por tres o cuatro estudiantes, salvo uno de ellos que se atrevió a desarrollar el trabajo solo. Cada uno de ellos, con el apoyo de un 'power point', cogían el micrófono para intentar resumir y explicar todo un año de creación en unos minutos, para después, entre aplausos, cerrar su exposición.

Mostraron cada uno de los detalles de su proyecto y celebraron el final de un largo camino. Para ellos fue la guinda del pastel que necesitaban, pusieron el punto y final a más de un año de trabajo y aprendizaje y, como menciona Fernández, «fue algo muy emotivo». Empezaron en octubre de 2023 con el máster, primero trataron la materia de forma teórica, para así tener todos los conocimientos necesarios para aplicarlos de forma práctica, y el pasado 19 de enero lanzaron los birretes al cielo para oficializar el final de su camino de aprendizaje.

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La idea de hacer el cierre del máster de esta forma, según explica Fernández, es porque «vimos que había mucho interés por los videojuegos en la universidad, no solo a nivel de jugarlos, sino de utilizarlos y crearlos». Hoy en día casi todo el mundo juega por ocio o entretenimiento, pero es cierto que se puede apreciar una nueva tendencia en este sentido, «se les están dando nuevo usos, por ejemplo, en el propio ámbito de la educación», recalca Fernández.

El público asistente a la gala Crónica

Los alumnos están más que contentos con la idea de tener la oportunidad de mostrar cada uno de los videojuegos que han creado a un público interesado por esta industria. «Nos encanta el formato, es formal pero a la vez informal», mencionan. Algunos asistieron con chaqueta y corbata, otros con la ropa más cómoda que tienen en el armario, pero todos estos detalles resumían la esencia y la originalidad de la personalidad de cada uno.

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Los cinco grupos que presentaron los proyectos estaban formados por personas con roles y funcciones definidas, cada uno tenía sus preferencias a la hora de trabajar y por ello, explica Fernández, «formamos los grupos una vez que se han conocido entre ellos, para que así concuerden mejor». Años antes formaban los grupos con el inicio del curso, pero se dieron cuenta de que era demasiado temprano para definir los roles de cada uno.

Un diseñador, un artista y un programador son los papeles necesarios para desarrollar toda la parte del contenido gráfico, y así programar toda la lógica relacionada con el videojuego, más adelante son necesarios aspectos como el audio o el arte; cada uno de estos repartidos entre las cinco o cuatro personas que formen el grupo.

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Nociones teóricas

Durante los primeros meses del máster, desde octubre y hasta junio, aprenden las nociones más teóricas, necesarias para aplicarlas en sus proyectos. «Luego lo que hacemos es ir guiándoles», confirma Fernández. A lo largo de todo el curso asisten a charlas o conferencias que les van a servir para ver cómo es el funcionamiento de la industria y las empresas, estos además de servir de formación, les permite tener un mayor acercamiento entre ellos. «Con estas jornadas conseguimos tener un 'feedback' para poder aplicar mejoras que vean», destaca el coordinador.

Todo el proceso de elaboración del videojuego trata de acercarse lo máximo posible a la realidad, por ello desde la organización intentan dividir todo el curso en varias fases. Cuando llevan un tiempo juntos, la afinidad entre ellos es mayor, por lo que pueden ir decantándose por un tipo de juego específico, para así definir el género en el que quieren centrarse.

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Cuando abril está a la vuelta de la esquina, se dividen las tareas entre los miembros del equipo, todo el proceso trata de ser lo más real posible, por ello, los profesores insisten en la necesidad de que tengan claro que «están trabajando en un proyecto profesional, la empresa es suya y tienen que diseñar su propia marca», cuenta Fernández.

A lo largo de todo el proceso establecen varias entregas, en las que desde el profesorado van a ir orientándolos, en base a lo que los alumnos les muestran en sus bocetos. Cuentan con varios mentores que son profesionales de la industria y que cada cierto tiempo van a ir aconsejándoles en cuanto a la calidad u otro tipo de aspectos, para ajustarse al máximo a la realidad. El profesorado y los mentores van a actuar como productores del videojuego, exigiendo que todo lo que creen lo hagan ellos, salvo aquellos recursos que son estrictamente necesarios obtenerlos por otros medios.

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La parte del diseño es la más complicada, pero una vez desarrollada la pondrán en práctica tras el verano. Con ese primer testeo, en el que los alumnos de la nueva promoción del máster prueban los videojuegos, consiguen perfeccionar aquellos errores que puedan observar, para así dejarlos listos para enero del próximo año presentarlo en la gala. Un largo año de trabajo, dividido en varias fases que se ajustan al máximo a la realidad, para que los dieciocho alumnos que culminan su formación puedan dar sus primeros pasos en el largo camino de la industria del videojuego.

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