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Claudia Aranda
Martes, 6 de abril 2021, 00:02
Isabel Grana siempre ha tenido conciencia feminista aunque al principio no lo sabía. Afirma que tuvo una madre un poco atípica: era universitaria, madre de siete hijos y trabajadora. Siempre ha tenido en casa un ejemplo de persona independiente y con criterio propio. Al igual que el resto de investigadoras entrevistadas, comenzó a ser feminista de manera consciente cuando empezó a trabajar en la facultad. «Empecé a relacionarme con la historia de la educación de las mujeres y me di cuenta de lo que nos había costado llegar. Cuando te crías en una familia con una madre universitaria, trabajadora y además madre de siete hijos muy independiente lo desarrollas solo. Mi madre no era una reivindicadora de palabras sino de hechos», cuenta Grana.
Investiga fundamentalmente la historia de las mujeres en la educación del siglo XX, sobre todo se ha dedicado a la depuración de las docentes, la depuración franquista del profesorado de secundaria en general y sobre todo de las profesoras. Actualmente se encuentra inmersa en un proyecto sobre el exilio interior de estas profesoras, es decir, las que se quedaron y tuvieron que guardarse para sí el hecho de ser mujeres e independientes. «Mi objetivo fundamental es que no bajemos los brazos. Creo que las chicas jóvenes se creen que ya existe la igualdad, y estoy francamente preocupada porque creo que vamos para atrás», sostiene la docente, que asegura que su objetivo actualmente con la investigación de género es hacerles ver a las chicas y chicos lo que nos ha costado a las mujeres llegar donde estamos, para no perder de vista hacia donde tenemos que ir.
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Integra la perspectiva de género en sus clases de una manera muy natural porque «la lleva dentro». «Es absolutamente consustancial conmigo. Siempre intento introducir las diferencias que ha habido cuando hablo de la educación, muchas veces cuando estoy explicando algo y digo 'los maestros' les advierto a mis alumnos: «Maestros con 'o', porque todavía nos costaba», narra. La docente desarrolla que se están descubriendo muchos personajes femeninos que han aportado muchísimo a la educación y que han estado invisibilizados y ocultos. Grana explica: «Yo se lo digo a mis alumnas, parece que las mujeres no han estado y no han trabajado, pero en cuanto rascas un poquito ves que las mujeres han trabajado siempre y profesoras de instituto ha habido. No se fueron a sus casas, pero el franquismo hizo que la propaganda nos hiciera pensar que las profesoras no estaban. Nosotros estamos intentando sacar a la luz todos esos personajes femeninos que han aportado tanto a la educación».
A sus alumnas y alumnos, como futuros docentes, siempre les dice que hay que investigar y estar atentos a lo que se está publicando, de forma que esté o no en el libro de texto hay que nombrar a las mujeres. «En los libros de texto va a costar bastante que entren, así que las tenemos que meter nosotras. Hay muchos libros sobre científicas, literatas, educadoras... que se pueden utilizar en clase. Lo que hay que hacer es un esfuerzo y sacarlas a la luz. Mis alumnas del máster están descubriendo pedagogas increíbles y me dicen: 'Isabel ¿cómo es posible que hayamos estudiado la carrera y no nos hayan hablado de ellas?'», explica.
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