El naufragio personal de Lula Amir llena de sentimiento el Contenedor
La bailarina realiza el preestreno de su obra 'Un Naufragio' y emociona al público antes de recalar en el Museo Thyssen en el espacio de danza
Aida Vicente
Martes, 28 de marzo 2023, 10:30
Dolor y amor en forma de fuego y agua. Una isla de cerillas, una mujer vestida con un bañador y un gorro de piscina iluminada únicamente por el cañón de luz. Eso fue lo que se encontraron los espectadores que acudieron el pasado miércoles a la representación denominada 'Un Naufragio' de la coreógrafa y bailarina Lula Amir en el Contenedor Cultural de la UMA. Una vez abiertas las puertas de la sala donde se representaba la actuación, los asistentes se encontraron a la artista metida en el papel, dando vueltas sobre sí misma encorvada y buscando algo en el suelo que parecía que no encontraba. El público atónito ante esa puesta en escena comenzó a pedir silencio. La pieza de 50 minutos de duración se basó en un diálogo con el espectador a través de sus movimientos y muecas. «Es un trabajo acerca de la existencia del lenguaje a pesar de la comunicación, es decir, qué pasa cuándo hay lenguaje y no hay comunicación», explica Amir.
A veces las vidas de las personas descienden precipitadamente por un precipicio que parece, en muchas ocasiones, insalvable, asegura la joven intérprete. Eso mismo le ha pasado a ella, y es que durante la pandemia del Covid se quedó sin trabajo y vio cómo sus ilusiones se truncaron y cómo se asfixiaba, como el resto de parados, para llegar a fin de mes. En esta situación solo te queda tocar fondo y naufragar, considera Lula Amir. En la vida cotidiana estamos tan acostumbrados a saber dónde está el norte que nos cuesta imaginar que en un momento dado haya dudas al respecto, pero cuando has tocado fondo puedes sentirte perdido. Como de si un naufragio se tratase en el que no quede más remedio que tirar para adelante.
El sentimiento de vacío es una pérdida de la motivación y del interés por lo que acontece, igualmente puede ser la sensación de no tener nada dentro. Amir utiliza la poesía de las cerillas en su puesta en escena para buscar esa luz propia que uno no encuentra dentro en otro sitio. Para ello, la coreógrafa, mientras toda la sala estaba a oscuras, prendió varias cerillas que rápidamente se consumían simulando el cansancio interno de esas personas que se esfuerzan por encajar en una sociedad que les oprime injustamente. Este fue el momento más duro de la interpretación puesto que varios asistentes tuvieron que secarse las lágrimas que descendían por sus rostros.
Lula Amir le empezó a interesar el tema de la dignidad en el lenguaje de la comunicación cuando comenzó a replantearse en qué momento la sociedad te descarta. «Nadie quiere ser la que se quede sin trabajo, la que se divorcie, la que se quede sin casa, pero lo que no nos damos cuenta es que existe una fina línea entre tu vida perfecta y el desastre», denuncia la coreógrafa. Una mala decisión en tu vida provoca un efecto mariposa con consecuencias trágicas. Por ese motivo, «deberíamos ser condescendientes con las personas de nuestro alrededor, nadie sabe la lucha que lleva encima la persona con la que te cruzas por la calle», afirma Lula Amir.

En un espectáculo mitad coreografiado, mitad improvisado, y con unas gotas de dramatismo, Lula Amir baila entre la locura y la creatividad delante de 50 espectadores donde comparte su propia experiencia personal, los desprecios sufridos a raíz de afrontar situaciones delicadas, y su concepción de esa realidad poco fiable que a veces la atormenta, mientras indaga en las experiencias de su círculo cercano para componer su creación.
La dignidad de las personas va más allá de la situación económica, física y mental de las mismas. Entonces, ¿por qué cuando a alguien le va bien el teléfono no para de sonar y cuándo va mal apenas suena?
Su atuendo no es descabellado. «Todo tiene sentido. Me parecía gracioso jugar con la contraposición del fuego y el agua», expone la bailarina. Además, asegura que la isla está formada por cerillas, que en la vida real no podrían funcionar juntos. El vestuario para el estreno oficial lo hará Eva Hurtado, una reputada diseñadora alternativa reconocida en el ámbito cinematográfico y de la danza. «El bañador evoca el cuerpo rudo de la mujer nadadora y la lencería representa la feminidad», aclara Amir. La música estará en manos de Daniel Blacksmith, que estaba presente durante la representación con su bolígrafo y libreta apuntando todas las ideas que le surgían al ver a su musa en el escenario. David Ojeda hará el diseño de luces. «Con todo esto vamos de camino al Museo Thyssen, que estamos este año en el espacio de danza, y pasito a pasito vamos ganando nuestro espacio», concluye la coreógrafa.
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