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V. BUSTAMANTE
Martes, 18 de diciembre 2018, 00:36
Málaga. Prevención de enfermedades y educación en medidas sanitarias e higiene. Esa ha sido la labor durante dos meses de Ismael Rueda. Eso y «arrimar el hombro en todo lo que se necesitaba». Este estudiante de sexto de Medicina siempre ha tenido la inquietud de hacer un voluntariado y en Honduras encontró un lugar donde ayudar y aprender.
«Nos levantábamos a las cinco y media y echábamos una mano en la clínica de la escuela, luego pasábamos consulta. Sobre las 11.30 almorzábamos y aprovechábamos las tardes para dar clases de refuerzo. Además, hacíamos visitas a domicilio para las campañas de prevención». Así era un día en la experiencia de cooperación en un país con una situación sanitaria tan complicada como la de Honduras. «Hay muchos problemas con enfermedades tropicales y la utilización del agua, porque no es potable. Prevenir el dengue, la malaria... Hemos intentado trabajar también en medidas anticonceptivas porque hay un problema con la natalidad brutal», comenta. Estos son solo algunos de los desafíos que se encuentran los sanitarios en la zona. Porque, como apunta Rueda, «en una población que tiene la prioridad puesta en comer todos los días la salud queda más atrás», asume este jienense de 26 años.
Como experiencia personal, Rueda destaca la convivencia con los jóvenes de allí: «Ha sido una de las cosas más bonitas, nos han permitido convertirnos en uno más», destaca. «Casi no tienen para comer y comparten contigo su comida, es súper bonito», dice.
Ismael ha vivido y trabajado durante dos meses en una zona deprimida de Honduras, controlada por las maras, organizaciones criminales vinculadas al narcotráfico. Sin embargo habla de la seguridad y admite que nunca ha tenido ningún problema, ni él ni sus compañeras, y que haciendo caso de las recomendaciones de la organización no hay ningún peligro. «Es una zona peligrosa, pero al ir a ayudar siempre nos han respetado muchísimo, la organización siempre nos ha protegido», apunta
Haciendo balance, se lleva una gran enseñanza: «Tienen unos valores muy bonitos y humanos, en Europa nos estamos convirtiendo en peores personas. Me han recordado qué es de verdad lo que importa, el cuidarnos los unos a los otros», resume. Añade a este aprendizaje la voluntad de seguir ayudando. «Se ha plantado una semilla en mí. Ayuda necesita muchísima gente , siempre están dispuestos a aprender y a escuchar y lo que tú puedes aportar es mínimo, ellos te aportan más a ti que tú a ellos», termina.
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