Una exposición inmersiva entre la fotografía y la radio

Este proyecto acoge ocho palabras en distintos idiomas. Términos que no tienen una traducción directa al castellano y que normalmente representan un momento concreto. Un momento fugaz que suele pasar desapercibido pero que todo el mundo vive. «Este es un poco el concepto que se toma y cada fotografía intenta representar eso en diferentes momentos de la vida de la protagonista», explica la exalumna Ingrid Rodríguez a Crónica Universitaria sobre los recuerdos que la conforman.

Se trata de una exposición dinámica que consta de ocho fotografías, donde cada una va ligada a un podcast de aproximadamente un minuto. No es necesario escucharlos todos, ni tienen un orden. «Cada episodio es independiente y autoconclusivo, la disposición de la sala es aleatoria para que el espectador se sienta libre de escuchar la historia que desee», aclara la malagueña.

Escribir, retratar, buscar palabras, titular y toda la edición correspondiente que hay detrás de este trabajo fue realizado desde cero. Partiendo de una idea: fusionar distintas disciplinas artísticas estudiadas en la carrera. «No nos decidíamos por ningún ámbito, nos gusta la fotografía y la radio, al igual que el guion y el diseño gráfico», por lo que quisieron incluirlo y hacer de todo ello una experiencia inmersiva.

Los podcasts abarcan una variedad de tonos y situaciones, donde la voz principal la pone la misma entrevistada y las demás voces fueron por casting. «Hay algunos temas cómicos, otros más alegres o sentimentales, pero siempre son situaciones de la vida que a menudo pasan desapercibidas», cuenta Rodríguez.

El primer viaje de varios amigos al cumplir los 18 años, la independencia o la sensación de echar de menos aun estando cerca. «Uno de los audios llamado en japonés 'Datsuzoku', escapar de la rutina, hace hincapié en la sociedad en la que vivimos: de lo inmediato, de no parar; y la importancia de parar, descansar y disfrutar», expresa.

Desde la concesión de la idea hasta ver la creación acabada pasaron nueve meses. Reconoce que lo que más les costó fue darle forma y realizar un trabajo de investigación para encontrar las palabras adecuadas a expresar. Tras esto, en cuestión de dos semanas el proceso práctico se dio por acabado. Pero esto no queda aquí. La música de este proyecto se trata de una composición original de Carlos Ruiz, uno de los integrantes del grupo. «Haber tenido todos esos elementos juntos y que nuestra tutora Paloma López nos apoyase fue lo que más disfruté», manifiesta.

Cuando Ingrid Rodríguez entró en la carrera tenía claro que quería ser directora de cine o guionista, sin embargo, con el paso de las asignaturas cambió de parecer. Un año y medio más tarde, y con una matrícula de honor en este propósito, sigue sintiendo el trabajo como «una gran satisfacción personal».

«Le pusimos mucho esfuerzo y cariño», asegura una de las creadoras de esta muestra e invita a visitar dicha fusión de reflexión y apreciación de momentos sutiles, hecha para que el espectador se pueda sentir identificado. La exposición inmersiva permanecerá expuesta en Galería Central hasta el 19 de febrero.