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M. MORILLA
Lunes, 22 de febrero 2016, 11:32
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Málaga. Rocío Ponce confiesa que no tenía muy claro cuál sería su profesión, pero su afición por la ciencia le hizo decantarse finalmente por Ingeniería Química. La carrera le entusiasmó, pero echó en falta que algún profesor le hablara de la investigación como posible salida laboral. «Recuerdo que el último año vi que había un becario colaborando en un departamento y se me ocurrió preguntar que qué tenía que hacer para dedicarme a investigar», cuenta la ingeniera.
De esta manera, Ponce entró en contacto con el mundo de la investigación y desde entonces no ha salido. Hizo el doctorado en la UMA y después obtuvo una beca postdoctoral en la Northwestern University (Chicago). «En Chicago me quisieron contratar, pero yo tenía una beca Marie Curie, según la cual tienes dos años de estancia en el extranjero y un tercero de retorno obligado, así que tenía que volver», explica la investigadora.
Cuando regresó, el auge de la crisis económica y los recortes en educación le impidieron encontrar trabajo y por eso decidió solicitar una ayuda Ramón y Cajal, de la que se encuentra en el segundo año. «He dado todo por conseguir esta ayuda porque es muy competitiva y no me puedo quedar tranquila. Eso no me garantiza tener una plaza fija en el futuro», señala.
De momento, Rocío Ponce le habla a sus alumnos de Ciencias de la investigación como salida profesional. «En la investigación tienes momentos muy malos, pero es un mundo muy bonito porque también obtienes buenos resultados», concluye.
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