Vecinos de Sierra de las Nieves limpian el monte para evitar incendios
Una veintena de personas se da cita en Eco Reserva Ojén para labores de limpieza y prevención del entorno natural
El llamamiento se hizo a través de las redes sociales y ayer sábado por la tarde una veintena de personas, con palas y material agrícola ... de desbroce, acudió a las puertas de este refugio de fauna a 10 kilómetros de Marbella desde varios puntos de Andalucía, principalmente de la provincia de Málaga.
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«Venimos a limpiar, a evitar que se incendie nada de aquí», decía Cristina que se desplazó desde Almuñecar (Granada). Olivia y Claudia llegaron desde Alhaurín «para ver a los animales y limpiar». Pedro de Ojén rápidamente se centró en las matas del aparcamiento «porque creo que es lo que peor está y cualquier coche que se pegue a ellas con un tubo de escape caliente puede prenderlas».
Samuel de Alameda, Tamara, Santiago y Eloy de San Pedro de Alcántara, Paqui de Ronda, Óscar y Rosa de Alhaurín, Alba de Málaga, Eloy, Darío, Ale … el objetivo de todos estaba claro. «Estamos aquí para echar una mano y hacer todo lo que se pueda para limpiar esto y evitar incendios que acaben con la Eco Reserva y con parte de esta sierra».
Antonio Calvo, durante años gestionando Eco Reserva Ojén a través de Andalucía Ecotour S.L., manifestó que «estamos sufriendo una ola de calor cada vez más prolongada y nos preocupa mucho la situación de estos 150 animales».
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«El pasado jueves a 5 kilómetros de aquí en línea recta se produjo en Monda, en Sierra Canucha, un incendio que tuvieron que atacar por la noche. Los técnicos de Medio Ambiente de la Junta vienen tres veces en semana a alimentar a los animales y no limpian esto, como todos podemos comprobar. Y el riesgo de incendio es alto y con esta acumulación de matojos secos, basura inorgánica y cristales por el suelo, esto prende hacia arriba y llega hasta Juanar sin que nadie lo pueda parar», explicó Calvo.
«La energía de la gente es el combustible que a mí me motiva, que venga gente de tan lejos a ver a estos animales tan agradecidos y que son conscientes de la ayuda que reciben es lo que a mí me alimenta y me sigue dando fuerza para luchar por un proyecto de educación ambiental y cuidado del patrimonio natural que es mi vida y de todos los que hemos trabajado aquí», aseguró Antonio Calvo.
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Y al otro lado de la valla, una treintena de animales entre corzos, muflones y ciervos observan a los voluntarios y entre ellos, Manolo, un jabalí que llegó con meses herido a la reserva y que Antonio ha cuidado desde entonces. Todos ellos esperan con paciencia tras tres años y medio que las puertas de esta reserva ecológica se vuelvan a abrir para volver a concienciar a excursionistas, pequeños y grandes, de que la naturaleza tiene que cuidarse y respetarse.
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