Los burro-taxis recorren sólo una parte del municipio, y los arrieros aseguran que no suben cuestas elevadas. Ñito Salas

Mijas defiende el burro-taxi como símbolo de su identidad

Aunque las asociaciones animalistas clamen por la eliminación del servicio, arrieros y Ayuntamiento sostienen que se ha mejorado la situación de los animales

Lunes, 29 de octubre 2018, 07:29

Manuel y Salvador llevan toda la vida siendo arrieros de los burro-taxis de Mijas. Son la segunda generación que se dedica a estos, ya ... que sus padres también tenían esta profesión, prácticamente desde los años 60 cuando se convirtieron en símbolo y tradición de Mijas pueblo. Cuando se les explica que se trata de realizar un reportaje, miran con recelo. Explican que en estos últimos años se han visto «atacados» por los grupos animalistas, que piden el cese del servicio.

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«Estamos un poco cansados de que nos insulten por las redes sociales. Cuelgan fotos de gente obesa subida en los burros que ni siquiera están hechas en Mijas. Y lo curioso es que apenas una o dos veces alguien se ha quejado en persona por los burro-taxis», argumentan ambos.

La afirmación sobre las redes sociales es cierta. Basta con echar un vistazo a Internet para observar que hay indignación. Aunque como en todo lo que sucede últimamente, buena parte de ellas se hace usando unas fotos tomadas en Grecia. Si uno se queda varias horas observando quiénes son los usuarios en Mijas, se da cuenta de que en más de un 90 por ciento sólo los niños más pequeños se suben a lomos de los animales; mientras que los adultos lo hacen en el carro, en el que los burros soportan menos peso.

Hace una semana, el Ayuntamiento firmó un convenio con el Colegio de Abogados y 'El refugio del burrito' para mejorar la situación de los animales. Lejos de ser aplaudidos, las asociaciones animalistas –y en especial el Pacma– consideraron esta acción una hipocresía y clamaron de nuevo por acabar con la práctica. «Opinan sin saber», consideran los arrieros. «En estos últimos años se ha aprendido mucho; los animales están mejor tratados y no sufren».

Según su propio relato, los burros «apenas» realizan tres o cuatro recorridos cada día. «Dicen que tienen que subir las cuestas de Mijas. Eso es mentira, vamos desde la plaza Virgen de la Peña hasta el comienzo del pueblo. No hay desniveles», defienden. A todo ello habría que agregar, eso sí, el trayecto desde los establos –situados a las afueras del núcleo poblacional– hasta la parada junto al Ayuntamiento. «Ya no es que seamos muchas familias que vivimos de esto, sino que este pueblo no se entiende sin los burros; es nuestro símbolo, y nos consta –porque nos lo dicen– de que hay mucha gente que viene a Mijas porque conocen los burro-taxis», insisten los dos arrieros.

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Un símbolo

Esta consideración de símbolo no solo la tienen los dueños de los burros. La concejala de Movilidad, que acompaña a este periódico mientras hace el reportaje, insiste en ello. «Somos un municipio que vive, en gran parte, de los burros», señala; tal como ya dijera la semana pasada. Unas declaraciones que no gustaron nada al Pacma. Cuando se pregunta a las dos partes por esta ordenanza, los arrieros miran con sorpresa. «Todavía no se la hemos trasladado», justifica Rodríguez, que mirando a los dueños de los burros señala: «Es lo que lleváis haciendo desde hace unos años. Que no carguen mucho peso, que estén bien cuidados. Se trata de poner en un papel lo que ya se está haciendo», afirma.

La nueva ordenanza está apoyada por el Colegio de Abogados y por 'El refugio del burrito'

Tal como explica la propia edil, la citada ordenanza se refiere a temas como el peso máximo que pueden cargar, el descanso, las horas de trabajo y la calidad de los establos. «Queremos que se incluyan aspectos básicos como el hecho de que estén aptos para trabajar, es decir, que estén libres de dolor o heridas, que tengan una buena condición corporal y los cascos en buen estado», sostuvo Verónica Sánchez, directora de 'El refugio del burrito', tras la presentación de hace unos días.

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Tras charlar con los arrieros, la propia concejala nos muestra la planta inferior de la parada de burro-taxis. Asegura que en estos dos años se han adecentado las instalaciones, y enseña con detalle los separadores de los establos. «Esta estructura es nueva. Antes se daban golpes y se dañaban, eso no ocurre. Además nos fijamos en que esté limpio y buen cuidado, no solo por la imagen que podamos dar, sino también por los animales.

Lejos de acabarse la tradición, la edil de Movilidad y los arrieros coinciden en que cada vez hay más trayectos. «Nos gusta que sean el símbolo de la ciudad. Y por eso cuidamos de ello, para que lo sigan siendo».

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