El convenio de Tívoli, un «acuerdo histórico» para el Gobierno de Benalmádena y un «cheque en blanco» para la oposición

«Es es un acuerdo histórico», defendió Aguilera, quien anunció la desestimación de todas las alegaciones presentadas, tanto por parte de los tres grupos en la oposición (PSOE, IU y Vox), así como por los colectivos Benalmádena en Transición y Fundación Democracia. «Las alegaciones han sido analizadas desde un punto de vista jurídico y técnico, tanto por parte del arquitecto municipal como del jefe se los servicios jurídicos municipales, quienes las han desestimado», señaló la teniente de alcalde.

Aguilera defendió que el convenio se ajusta a derecho, que dará cumplimiento a todo lo previsto en la Ley autonómica, de manera que la urbanización exterior de los terrenos corresponderá a la empresa propietaria y que ésta cederá el 10 por ciento de los aprovechamientos, seguramente mediante terrenos, aunque la Ley establece la posibilidad de que pueda hacerlo con dinero.

«Este es un convenio urbanístico de planeamiento, es una primera fase, más adelante vendrán los estudios de movilidad, los de impacto ambiental... Todo se va a estudiar y se tomarán las decisiones pertinentes», afirmó la responsable de Urbanismo, a sabiendas de que una de las grandes pegas que ponen todos los grupos de la oposición es la falta de concreción en torno a cuestiones importantes recogidas en el convenio.

«Estamos poniendo el urbanismo al servicio del interés general y al servicio de los trabajadores de Tívoli. Benalmádena necesita que su parque reabra, pero ustedes parece que prefieren que el parque esté cerrado y que los trabajadores estén sin nada a tener esto», afirmó a modo de reproche a la oposición y recordó el empleo y la inversión que este acuerdo supondrá para el municipio.

«Este convenio es un cheque en blanco para que Tremón haga lo que quiera. No han dicho ni una palabra del incremento bestial de techo constructivo que le han regalado a Tremón, les van a revalorizar los terrenos para que pueda venderlos y salvarse del concurso de acreedores», consideró por su parte la concejal socialista, María Isabel Ruiz., quien aseguró que «con este protocolo el parque tal y como lo conocemos hoy ya no volverá a ser jamás y si ya tenemos problemas de movilidad se van a agravar por tres, por cuatro o por cinco y van a convertir Arroyo de la Miel en una ratonera».

«Lo que están haciendo es trocear Tivoli en tres partes: una para un hotel, otra para el centro comercial y otra para el parque de atracciones y Tremón puede vender esta reparcelación por trozos. Este acuerdo es maravilloso para Tremón porque además no tienen la obligación de construir nada, lo que significa que no tenemos nada. Solo se está consiguiendo aumentar el valor patrimonial de la empresa, algo que le puede ayudar mucho en la negociación del concurso de acreedores en el que está sumido», apuntó por su parte el portavoz de Vox, Joaquín Amann.

Y en un sentido parecido se pronunció el portavoz de IU, Enrique Pablo Centella, quien hizo hincapié en que con este convenio se reclasifican las parcelas y la del parque de atracciones pasa a tener «justo la mitad de lo que es hoy y dentro tendrá un hotel del que no se sabe su superficie, dependerá de lo que quiera el dueño». A esos metros de parque de atracciones hay que sumarles otros 34.000 que se asentarán sobre el techo del centro comercial, de ahí que el equipo de Gobierno siempre haya defendido que el futuro Tívoli será aún más grande que el actual.

Centella criticó que además del hotel del interior del parque, el convenio contempla también la posibilidad de otro hotel en el centro comercial y uno tercero en unos terrenos externos. «Tres hoteles de los que solo conocemos detalles de uno de ellos, el resto dependerán de lo que quiera Tremón», dijo. Y esto, para IU, supone transformar Tívoli en «un parquecito arrinconado».