Vista del interior de una de las tiendas de segunda mano que Cudeca tiene repartidas por la provincia. SUR

Se busca dependienta solidaria

La organización Cudeca, con 27 tiendas en la provincia de Málaga que son la base de su financiación, ha hecho un llamamiento para captar voluntarios de cara a la temporada de verano

Jueves, 12 de junio 2025, 00:15

La principal fuente de ingresos con la que cuenta la Fundación Cudeca para financiar los tratamientos de cuidados paliativos a las personas que padecen un cáncer avanzado o las últimas etapas de otras dolencias, son sus tiendas.

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Esta organización, que tiene su sede central en Benalmádena, cuenta con un total de 29 tiendas, de las que 27 están en la provincia de Málaga y 2 en Sevilla. En ellas se recibe principalmente ropa, pero también complementos, juguetes, libros, muebles y elementos de decoración, que provienen de donaciones particulares y a todo lo que se recibe se le da una u otra salida.

Todo lo que está en buenas condiciones se revende en las tiendas, lo que ya no se puede aprovechar se vende a empresas especializadas en la fabricación con materiales reciclados. Por ejemplo, con la ropa que está en peor estado se fabrican los mochos de fregona.

El caso es que los productos de segunda mano o lo 'vintage' hace tiempo que se abren camino en las nuevas fórmulas de consumo y la estructura de tiendas de Cudeca no deja de crecer. Lo más llamativo es que todas ellas funcionan con personal voluntario. Natividad Gómez, del departamento de Voluntariado de la Fundación, explica que en estos momentos tienen una estructura de aproximadamente un millar de voluntarios para cubrir todos los turnos de las tiendas.

Como es una actividad solidaria, las horas que se dedican no son excesivas. El turno es de cuatro horas, bien de mañana o bien de tarde y los voluntarios suelen acudir una vez a la semana. La organización no suele tener problemas para contar siempre con ese millar de voluntarios, salvo cuando llega el verano.

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La mayoría son mujeres y jubiladas. «Son personas que tienen tiempo, que tienen un espíritu solidario y que además llevan toda la vida haciendo cambio de armario, con lo que saben cómo clasificar la ropa», explica Gómez.

Trabajan en invierno, pero como cualquiera, quieren tener días libres en verano. Muchas son extranjeras y en invierno están en la Costa del Sol, pero en verano vuelven a sus países. De ahí que la Fundación haya puesto en marcha una campaña con la que pretende hacer un llamamiento para captar a nuevos voluntarios para las tiendas durante la temporada de verano.

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«Para hacer voluntariado lo más importante es tener voluntad y tiempo, pero en el caso de las tiendas benéficas, también es necesario estar en una buena condición física, y un perfil comercial para poder realizar tareas como atender a los clientes, ordenar, clasificar, etiquetar y colocar los productos donados, recibir las donaciones, colaborar en la decoración o cobrar en la caja registradora», según señalan desde la Fundación.

Se da la circunstancia de que el perfil que suele hacer el voluntariado en las tiendas en verano cambia radicalmente durante el verano, ya que en su mayoría son jóvenes estudiantes los que acuden a este reclamo. En cualquier caso, toda persona, joven o mayor, interesada en la propuesta puede llamar al llamar al 671 04 83 04 o escribir a voluntariado@cudeca.org

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María Teresa Martín, trabajando en la tienda de Cudeca del Paseo de los Tilos. SUR

«Ayudas a los demás y también te ayudas tu»

María Teresa Martín es voluntaria desde hace más de dos años en la tienda de Cudeca del Paseo de los Tilos. Cuando se jubiló pensó que había llegado el momento de hacer voluntariado, pero quería ayudar sin quebrarse emocionalmente, por eso cuando le hablaron de las tiendas Cudeca no se lo pensó.

Ella ha ejercido toda su vida como técnico turístico, nunca había trabajado en una tienda, pero sí de cara al público y después del tiempo que lleva con la experiencia lo tiene claro: «Ayudas a los demás y te ayudas a ti mismo», asegura.

Explica que la media de edad de los voluntarios está entre 55 y 75 años, aunque «está empezando a venir mucha gente joven» y dice sentirse muy bien con la labor de reciclaje que se realiza en las tiendas. «Aquí se aprovecha todo», garantiza.

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