
El Hotel Camino Real estima en más de 30.000 euros los daños causados por mil estudiantes
El establecimiento tuvo que reforzar la seguridad con 25 auxiliares y la agencia de viajes acusa a la dirección de «exagerar» los daños causados
Alberto Gómez
Miércoles, 12 de abril 2017, 00:35
El polémico viaje de fin de estudios de más de mil estudiantes portugueses en Torremolinos aún no ha escrito su último capítulo. El Hotel Camino ... Real, en Los Álamos, que abrió sus puertas una semana antes de lo previsto para albergar en exclusiva a estos jóvenes, calcula en más de 30.000 euros los daños ocasionados. Paredes destrozadas, termostatos de aire acondicionado arrancados, mobiliario deteriorado, televisiones en las bañeras, techos desconchados, puertas destruidas, colillas en el suelo y hasta un cortocircuito por la entrada de agua en el hueco del ascensor son algunos de los destrozos detallados en la documentación del caso. La Policía Nacional confirma en su atestado que había estudiantes «fuera de sí, bailando, consumiendo drogas, gritando y saltando».
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La agencia programó dos viajes de cinco y seis días de estancia que finalizaron el pasado fin de semana. Entre su versión y la que ofrece la dirección del hotel media un abismo. Ni siquiera coinciden en el número de estudiantes alojados; el establecimiento asegura que fueron 1.114 y la agencia sostiene que se desplazaron 1.026 jóvenes. La empresa portuguesa acusa a la dirección del hotel de incumplir el contrato y de un presunto delito de apropiación indebida de la fianza, de 50 euros por estudiante. Fuentes consultadas aseguran que Camino Real habría entregado 15.000 de los más de 50.000 euros de depósito que se negó a devolver tras la salida de los estudiantes, alegando que aún se desconocía el coste de los daños originados.
La dirección del establecimiento insiste en que todo está grabado por las cámaras de videovigilancia, aunque de momento se ha negado a publicar ninguna imagen de los daños «por respeto a la investigación». Esta ausencia de imágenes ha sido utilizada por la agencia de viajes para denunciar públicamente que los desperfectos «se han exagerado» por parte del hotel, que el pasado jueves contrató a ocho auxiliares de seguridad, una cifra que ascendió a 25 tan solo un día después. Aunque las tensiones entre los estudiantes y el personal del establecimiento, que llegó a temer por su integridad según afirmó a la Policía Nacional, eran evidentes desde el primer día, los principales incidentes tuvieron lugar desde mediados de la semana pasada, cuando el servicio de bar fue interrumpido «por el mal estado» de algunos estudiantes, «al borde del coma etílico».
Los alumnos han boicoteado la página de Facebook del hotel con cientos de valoraciones negativas para bajar su puntuación global. Los jóvenes portugueses han publicado vídeos para denunciar la presencia de cucarachas en algunas habitaciones del hotel, de cuatro estrellas, y lamentan «la mala calidad y escasa variedad de la comida», llegando a asegurar que los menús eran «repetitivos» y sólo constaban de «pasta con tomate, croquetas y empanadillas». La mayoría de ellos habían contratado pensión completa que incluía desayuno, almuerzo, cena, varios aperitivos durante el día, servicio de bar y animación de tarde y noche. Los estudiantes también aseguran que el hotel se negó a cambiar sábanas y toallas y que cortó el agua caliente. Por su parte, el Hotel Camino Real anuncia que «nunca más» contratará viajes con esta agencia.
Expectación
El caso ha despertado una gran expectación en Portugal, que ha trasladado a Torremolinos varias unidades móviles de tres cadenas de televisión, entre ellas el ente público RTP. También permanecen por la zona otros medios de comunicación del país vecino, aunque la dirección del hotel no comparecido públicamente ni ha permitido la entrada de periodistas al establecimiento. Estos viajes masivos de fin de estudios al sur de España, coincidiendo con la Pascua, son una tradición en Portugal. En anteriores ocasiones se habían hospedado en hoteles de Benalmádena. Cada estudiante pagó entre 400 y 700 euros, dependiendo del programa elegido y de si eran menores de edad, sin acceso a alcohol, o no. Los jóvenes tienen entre 17 y 23 años.
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El asunto provocó tal revuelo que, durante el viaje de regreso, un secretario de Estado de Portugal tuvo que pronunciarse para tranquilizar a las familias y asegurar que los estudiantes estaban bien. La Confederación Nacional de Asociaciones de Padres (Confap) ya ha advertido de la necesidad de revisar los programas de este tipo de viajes y de fomentar una educación «menos basada en las calificaciones y más centrada en los comportamientos cívicos».
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