Reconoce que mató a su cuñado porque trataba mal a su hermana y sobrinas

La muerte se produjo el pasado viernes sobre las 12.30 horas tras una violenta discusión familiar en la que el detenido presuntamente apuñaló a su cuñado, siendo las sobrinas del arrestado, dos niñas de 7 y 5 años, las únicas testigos de lo ocurrido. Así lo aseguró él mismo ante la magistrada después de haber pasado a disposición judicial.

Ante la jueza era la primera vez que el detenido, un hombre de 35 años y de nacionalidad rumana, quiso explicar lo que pasó, negándose a hacerlo ante los investigadores de la Policía Nacional. Acompañado por el letrado de oficio que le asiste, expuso que esa mañana su hermana había discutido con el fallecido y que, cuando ésta se marchó de la casa para hacer la compra, siguieron ellos.

El arrestado aseguró que las peleas entre su cuñado y su hermana eran habituales. De hecho, insistió en que hasta hubo amenazas y denuncias interpuestas por malos tratos por parte de ella contra la víctima, de 45 años y de origen rumano. En este sentido, le dijo a la jueza que las dos niñas tampoco se llevaban bien con el fallecido, con el que incluso se escupían.

Durante su declaración, señaló que llevaba viviendo con la pareja desde hace un mes, ya que antes había pasado una temporada en Rumanía. El arrestado contó a la jueza que esta situación venía produciéndose desde hace tiempo, ya que justo antes de marcharse a su país su hermana le pidió ayuda y él habló con la víctima para que se fuera de la casa en la que convivía con ella y las niñas, ya que no podía tratarla por la fuerza.

Siempre según las mismas fuentes, el arrestado explicó que cuando regresó de Rumanía hace un mes el fallecido había vuelto a casa de su hermana. Afirmó que la situación llegó hasta tal punto que el pasado viernes forcejearon y que él cogió un cuchillo y apuñaló a su cuñado.

Charco de sangre

La víctima logró salir de la vivienda y corrió escaleras abajo para refugiarse en unas oficinas situadas en la primera planta, donde cayó desplomado. Allí le encontraron sobre un charco de sangre, aunque no se pudo hacer nada por su vida.

El procesado, que aseguró que ha recibido tratamiento de salud mental e incluso ha estado tomando medicación, manifestó que él no fue tras el fallecido, que se quedó en la casa tranquilizando a las niñas y limpiando la sangre. Así fue como le encontraron los agentes de la Policía Nacional que le detuvieron.