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Por primera vez, las plañideras no han ido llorando durante el desfile. Por extraño que parezca, el entierro del boquerón, el evento que supone la despedida del Carnaval, no ha sido un acto triste, sino alegre, festivo, en donde la ilusión por la vuelta a la normalidad se impuso a la pena que pone el punto y final a la celebración.
Hace 30 días, cuando el Carnaval comenzaba con la Conferencia Inaugural, quien más quien menos se planteaba si era buena idea celebrar una fiesta multitudinaria en plena pandemia. Este domingo, esos mismos escépticos, se felicitaban del éxito de la celebración y de no haberla suspendido como han hecho otras ciudades vecinas.
Precisamente por eso, miles de malagueños han salido este domingo a la calle para despedir la fiesta como se merecía. Desde primera hora de la mañana, decenas de familias, grupos de animación, agrupaciones de canto, dioses y drag han llenado las calles por última vez para demostrar que el Carnaval está más vivo que nunca.
Antes de que el boquerón ardiera pasto de las llamas en la playa de La Malagueta, la ciudad se ha puesto por última vez el disfraz mediante la celebración de varios talleres infantiles, los últimos concursos de canto y una gran boqueroná que ha servido para llenar el estómago de los aficionados antes de que arrancara el desfile definitivo.
El domingo de piñata comenzó con diferentes concursos de coplas en el escenario principal de la plaza de la Constitución. En ellos, la comparsa 'Los patronos' obtuvo el premio a mejor presentación, mejor letra social y mejor disfraz, y la comparsa 'Matria', el de mejor pasodoble dedicado a Málaga. En murgas, 'En el pico lo llevo' copó todos los premios al hacerse con el de mejor presentación, pasodoble dedicado a Málaga y disfraz. En cuartetos, 'El cuarteto está TOCao' venció en mejor presentación y 'La banda fongirola' en mejor disfraz.
Tras la gran boqueroná -que atrajo a cientos de personas hasta la carpa de Cervezas Victoria-, todos los participantes se alinearon a lo largo de la calle Larios para participar en el entierro del boquerón, que este año se ha disfrazado de enfermo del Covid y apareció con un enorme virus sobre la cabeza y el lema 'Resistiré a todas las olas'. Alrededor del boquerón, cientos de personas encerradas en sus casas y frases alusivas a la vacuna como 'La Fizer la más zieza' o 'La española pa después'.
Puntual a su cita, el desfile salió a las 17 horas junto a la estatua del Marqués de Larios y enfiló hacia la playa de La Malagueta por el Palmeral de las Sorpresas. Aunque la sorpresa se la llevó el propio boquerón, ya que a la altura del Muelle Uno tuvo que desinflar el virus para pasar por debajo del túnel que cruza hacia la calle Vélez-Málaga. Quién sabe si es un indicio de que el Covid está a punto de desaparecer.
Minutos antes de las 19 horas, el boquerón, que representa el espíritu de Momo, ardió pasto de las llamas entre abrazos de aficionados, responsables de la organización y grupos. «Hemos sido valientes; hemos disfrutado de un carnaval con sonrisas y creo que le hemos ganado la batalla a la enfermedad», apuntaba eufórico el vicepresidente de la Fundación Ciudadana del Carnaval de Málaga, Carlos Torres. «Era un carnaval muy complicado, pero la gente está contenta, tenía ganas de salir a la calle y los hosteleros del Centro nos dicen que hemos salvado el mes de febrero», añadía. Y todo ello gracias a don Carnal, que se ha despedido hasta el 2023. Si Momo quiere.
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