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Málaga huele desde hace semanas a uvas recién prensadas, a mosto que ya ha comenzado a fermentar en los depósitos y que pronto se transformará en vino, mientras el orujo –los restos de piel, hollejos y pepitas de las uvas– y los raspones –lo que queda del racimo una vez despojado del fruto– se acumulan en el exterior de las bodegas en contenedores para destinar como alimento del ganado, y los productores aprovechan las horas más frescas del día para vendimiar lo que aún queda en los viñedos.
La actividad del sector vitivinícola en la provincia es frenética desde mediados del pasado mes de julio, fecha en la que dio comienzo la vendimia en la Axarquía, una de las zonas más tempranas de toda España, y que ahora toca a su fin.
Aunque todo depende de la variedad, zona de cultivo, circunstancias climáticas y el tipo de vino al que será destinada, esta campaña la recolección se ha adelantado entre 10 y 20 días en algunas zonas, según el Consejo Regulador de la Denominaciones de Origen Málaga y Sierras de Málaga, que aglutina a 44 bodegas y que incluye bajo su paraguas casi la mitad de la superficie total dedicada al viñedo en la provincia. El cultivo de la vid en Málaga ronda las 4.000 hectáreas, de las que unas 1.700 están dentro de las DO.
El calor y la falta de lluvias han estado detrás del adelanto de la vendimia. Aunque no ha sido igual en todas partes. La zona de producción se extiende por casi toda la provincia, desde la Axarquía, pasando por la comarca de Antequera, los Montes de Málaga, Serranía de Ronda o Manilva, entre otras zonas. Esto hace que la vendimia en la provincia no sea uniforme.
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Normalmente se inicia a últimos de julio en la Axarquía, y termina en la Serranía de Ronda a finales de octubre con las variedades más tardías. A estas alturas de la campaña ya se ha recolectado más del 80% de la producción, que este año se estima puede estar cerca de los cuatro millones de kilo de uvas.
«Se trata de una vendimia muy similar en cantidad a la registrada en 2016. Estamos hablando de una producción sólo un poco por debajo de la del pasado año», precisa el secretario del Consejo Regulador, José Manuel Moreno Ferreiro.
Según el balance agroganadero de Asaja Málaga, en 2016 el viñedo produjo 800 toneladas de uva de mesa, 3.500 para vinificación y unas 290 para uva pasa. Por su parte, la Junta, que cifra la superficie de cultivo en 4.148 hectáreas, calculó una cosecha en 6.500 toneladas en total.
Para el Consejo Regulador de las DO Málaga, Sierras de Málaga y Pasas de Málaga, el calor del verano y la escasez de precipitaciones acumulada de campañas anteriores, han acabado por mermar el rendimiento productivo en un porcentaje aún por determinar, aunque la calidad de la uva ha sido «muy buena y excelente».
4.148 hectáreas de cultivo son las dedicadas en la provincia al viñedo. Aproximadamente la mitad están incluidas en el Reglamento del Consejo Regulador de las Denominaciones de Origen Málaga, Sierras de Málaga y Pasas de Málaga.
4.000 toneladas. Esta es la producción estimada de uva este año en Málaga, cantidad algo inferior a la de 2016, según el Consejo Regulador, organismo para quien la calidad de la fruta en cambio ha sido «muy buena y excelente». La merma en la cosecha se atribuye al calor y la falta de precipitaciones.
Una de las zonas donde la vendimia está tocando a su fin es Álora. La mayor parte de las hectáreas de cultivo (Merlot, Moscatel, Cabernet Sauvignon y Syrah) en este municipio del Valle del Guadalhorce pertenece a Bodegas Pérez Hidalgo, que inició su andadura en 2000. Elabora tres vinos, un tinto de crianza, Vega de Geva, que por segundo año consecutivo ha sido catalogado como el mejor vino de España a la venta en supermercados, según ‘Supervinos 2018. La guía de vinos de supermercado’, del enólogo y escritor Joan C. Martín; un tinto reserva, Páramo de Cásser, y un moscatel seco, Flor Floris, que también se ha colado entre los siete caldos con mejor puntuación de todo el territorio nacional en la misma guía.
«Comenzamos cada día a las siete de la mañana para que la uva esté fresca, porque así los vinos son más aromáticos», explica Francisco Pérez, copropietario de la bodega junto a su hermano José Miguel. Pérez, que es catedrático de Ingeniería en la Universidad de Málaga, como enólogo de esta bodega de Álora considera que el secreto de un buen vino «está en la calidad de la uva y la tierra y esta tierra es espectacular».
En Álora la vendimia tiene como singularidad que se realiza con tijeras, la misma herramienta que los jornaleros utilizan para recolectar el limón, de tanta importancia en la zona del Guadalhorce. En el resto de las zonas productoras lo normal es que se utilicen navajas o como mucho las manos, como es el caso de la moscatel. «Tenemos una cuadrilla de diez personas que recolecta una media de unos 4.000 kilos por día, según la variedad. Si son tintas se llevan a la bodega, se despalillan y las encubamos con la piel para que empiece a fermentar para extraer los polifenoles y taninos. Pasado unos días es cuando se prensa. Para el moscatel seco, despalillamos la uva, la prensamos y después se introducen en cubas donde se controla la fermentación», explica Pérez.
Pérez Hidalgo vendimia y vinifica cada variedad por separado. Una vez elabora es cuando lleva a cabo el «coupage», el ensamblaje, o lo que es lo mismo la mezcla de vinos con la que obtiene el producto final.
Para él, aunque el viñedo malagueño actual poco o nada tiene que el anterior a la filoxera –plaga que causó estragos en medio mundo–, «Málaga tiene nombre de vino. En el siglo XIX Málaga era el segundo viñedo más grande del mundo con unas 114.000 hectáreas de cultivo. Hoy en día apenas hay unas 4.000. Si no hay más cultivo es por la legislación actual».
Francisco Pérez está convencido del futuro del sector. «El consumo está creciendo en el mundo, sobre todo de los vinos de DO», señala. Para Pérez Hidalgo, figurar en ‘La guía de vinos de supermercado’ ha supuesto un antes y un después para la bodega aloreña. «Vega de Geva se agotó el pasado año y no tenemos más capacidad de producción porque no tenemos más viñedos. Este año hemos sembrado media hectárea, pero habrá que esperar cuatro años para que empiece a producir», explica.
Para Moreno Ferreiro, Málaga ha logrado posicionarse a una gran altura con sus vinos en el panorama nacional, gracias a su diversidad y capacidad de ofrecer productos novedosos y de calidad, «lo que le está levando a ocupar altas cotas. El sector está evolucionando positivamente y la provincia ha recuperado su prestigio en el sector del vino. El reto ahora está en dar valor a la marca, incorporar nuevas zonas productoras en las DO, para lo que estamos reformando nuestro reglamento; conseguir incrementar el consumo y potenciar el enoturismo».
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