Macharaviaya tuvo la primera escuela mixta y pública de España: sin castigos físicos y con premios para los mejores
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La familia Gálvez impulsó en 1783 la Fundación de Escuelas y Banco Agrícola en un municipio que tenía cuatro veces más población que en la actualidadMacharaviaya recibió el apelativo del 'pequeño Madrid' a finales del siglo XVIII por el impulso modernizador que le dio la familia Gálvez, construyendo allí una ... Real Fábrica de Naipes, llevando el agua potable, el saneamiento y remodelando las calles. Pero las mejoras en esta pequeña localidad del interior de la Axarquía, en la que todavía hoy pueden verse muchos ejemplos de este enorme legado, no se quedaron sólo ahí, sino que también alcanzaron al ámbito educativo. No en vano, en 1783, por medio de una cédula del rey Carlos III, allí se creó la primera escuela mixta, gratuita y pública del país.
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Así lo recogió en una profusa investigación el historiador local José Luis Cabrera, funcionario público de 56 años, descendiente de una familia macharatunga. El libro 'La Fundación de Escuelas y Banco Agrícola de Macharaviaya' fue editado por el Ayuntamiento en 2013 y en este 2021 ha vuelto a ponerse de actualidad de la mano de la novelista valenciana Sofía Tarazón, cuya novela 'La Jugada Maestra', se ambienta en este acontecimiento histórico, en una trama «llena de intrigas, aventuras y sororidad entre mujeres en un momento en el que ni siquiera eran consideradas ciudadanas iguales», advierte la autora de la obra.
Cabrera explica que los antecedentes a la creación de esta primera escuela pública, gratuita y mixta se remontan al menos a 1776. «Además de socorrer a los agricultores de Macharaviaya y alrededores con créditos a un interés muy bajo, cuidar las fuentes y el panteón de los Gálvez, daba educación a los pequeños de Macharaviaya sin distinción de sexo o clase social», desvela el investigador, quien señala que en el centro estaban prohibidos los castigos físicos y se daban premios en metálico a los mejores estudiantes. «Estaban en aulas separadas, pero los exámenes los hacían juntos», dice.
Según cuenta Cabrera, en el siglo XVIII, las escuelas de primeras letras pertenecían, por lo general, a órdenes religiosas, a particulares, o eran hospicios. Sin embargo, el carácter avanzado e ilustrado de la familia Gálvez de Macharaviaya, a la que pertenecían José y Miguel de Gálvez, que desempeñaron importantes cargos políticos al servicio de Carlos III, llevó al municipio a contar con «la que puede considerarse la primera escuela pública de España».
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«El ensayo de la fundación fue una escuela que ya funcionaba antes de 1776, costeada por el marqués de Sonora, y que tenía por maestros a don José Aponte y a doña Ana de Rueda», describe Cabrera, quien señala que en 1787 Macharaviaya tenía 1.316 habitantes y Benaque 466, frente a los apenas 500 con los que cuenta el municipio en su totalidad en la actualidad. La población empezó a crecer en 1776 con la creación de la Real Fábrica de Naipes.
«Se contempla la evaluación de los méritos de los alumnos por parte de una junta formada por las autoridades locales. Don Miguel de Gálvez idea que los vecinos de Macharaviaya y Benaque con buena situación económica donen una cuota anual, también los ausentes, y que también se sumen otros personajes que tenían amistad con los Gálvez», detalla. El investigador ha recopilado más de una treintena de aquellos benefactores, que aportaban cantidades que rondaban los 120 reales de vellón.
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El listado, que puede consultare parcialmente en su blog sobre la historia de Macharaviaya, pendiente de una segunda entrega, aparecen, entre otros, los famosos hermanos Gálvez Gallardo, y Bernardo de Gálvez y Madrid, hijo de Matías; además un Vicente de Gálvez «que debe ser pariente». «La relación nos permite una auténtica radiografía del llamado clan Gálvez: sus incondicionales, sus allegados favorecidos con cargos públicos, sus parientes y amigos», apostilla.
Según cuenta el autor, estas escuelas «fueron curiosamente criticadas por el poeta Salvador Rueda, que hoy les da nombre, refiriéndose a ellas como 'enigmáticas e inútiles'; críticas sin duda justificadas por las etapas de decadencia que tuvo la fundación, y porque quizás relegaba a los niños de Benaque, de donde era el también periodista», afirma.
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María Rosa de Gálvez
Rueda consiguió en 1915 la creación de las Escuelas Nacionales de Benaque, una para niños y otra para niñas, independientes y ajenas respecto a la de Macharaviaya. Pronto se quedaron pequeñas, obsoletas e insalubres. En 1935 el pleno municipal acuerda construir dos escuelas nuevas en Benaque, que llevarán el nombre de Salvador Rueda. La Guerra Civil, sin embargo, retrasó su construcción.
La novela 'La Jugada Maestra', de la valenciana Sofía Tarazón, recrea este momento histórico en una obra de intriga y aventuras
Por su parte, la escuela de Macharaviaya quedó en estado ruinoso tras la contienda, siendo reconstruida en 1946. «Perdió las dos plantas de altura que tenía, quedándose en una», dice Cabrera, quien considera «injusto» que se llame Salvador Rueda, «porque se pierde el nombre de José de Gálvez, su creador».
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En la novela de Tarazón, a través de la figura de María Rosa de Gálvez, la mayor dramaturga española del siglo XVIII y pariente de los creadores de la escuela, la autora se adentra en un mundo dominado por los hombres, «donde el machismo y la falta de oportunidades para las mujeres alcanzan su punto álgido en el ámbito cultural y en la Iglesia Católica».
Para su autora, la obra «destaca la importancia del acceso a la educación de la mujer, dignifica el papel de los maestros y ensalza la enseñanza pública en la segunda mitad del siglo XVIII como un adelanto único en una España que sólo miraba a la capital». Cabrera es autor también del libro 'El valor de una ilustrada, María Rosa de Gálvez', junto a la poeta Aurora Luque.
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