La firma veleña Todobarro da una vuelta de tuerca a la típica celosía mediterránea
La empresa de artesanía con talleres en la capital de la Axarquía amplía su colección de piezas tras los suelos, los azulejos y los maceteros de barro
La firma Todobarro, fundada en 2009 por el malagueño Pedro Rosa, sigue rompiendo moldes y apostando por reinventar la típica losa veleña de barro ... tradicional, dándole nuevas formas, colores y usos. Tras conseguir colocar el pasado junio algunas de sus referencias de azulejos en el gigante de la decoración Zara Home, la empresa se ha lanzado a la comercialización de un nuevo producto, las celosías, una antigua solución bioclimática que para los responsables de la compañía malagueña tiene «mucho futuro».
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Estas superficies caladas que dejan pasar la luz tienen una larga historia en Andalucía, donde se popularizaron durante los tiempos de Al-Ándalus. Entonces, permitían ver sin ser vistos, un aspecto crucial en la religión islámica, muy protectora de su intimidad. Por ello, se usaban para separar espacios de hombres y mujeres, así como públicos y privados, sin aumentar la temperatura interior ni reducir la luminosidad.
Las celosías han cumplido una función bioclimática, pues dejan pasar el aire a la vez que bloquean el sol directo
Gracias a ello, según han informado desde la firma malagueña en un comunicado, las celosías siempre han cumplido una función bioclimática, pues dejan pasar el aire fresco a la vez que bloquean el sol directo, generando sombra interior. Es un aspecto que hoy en día tienen en cuenta los arquitectos y diseñadores de casas sostenibles, que buscan situar estratégicamente estas estructuras en fachada para maximizar sus beneficios térmicos.
En interiores, las celosías son también una solución cada vez más demandada por su capacidad de dividir el espacio sin bloquear la luz y el aire, añadiendo belleza e identidad con su mera estructura. En su afán por llevar la artesanía andaluza al siglo XXI, Todobarro aúna en sus celosías dos aspectos que rara vez coinciden: la artesanía y la modularidad. Así, según la compañía malagueña, «todo el proceso de creación de las celosías se lleva a cabo a mano, de manera que cada pieza se amasa, extruye, recorta y se acaba en su tejar, con arcillas locales. Los diseños han sido presentados por la firma en la feria internacional 'Les rendez-vous de la matière' de París, en Francia.
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Envejecido controlado
Además, los módulos se someten a un exclusivo proceso de envejecido controlado que desgasta y suaviza su superficie. Esto da como resultado piezas de tacto sedoso y con ligeras destonificaciones que añaden interés al conjunto, evocando la esencia del barro cocido tradicional. «Esta creación artesanal, sin embargo, no impide que se consiga la precisión suficiente como para proponer un sistema perfectamente modular, en el que todas las piezas de los seis modelos pueden combinarse entre sí», han destacado desde Todobarro. De esta manera, según han detallado, «es posible colocar tantas piezas de cada tipo como se quieran para crear celosías personalizadas». «Y cualquier módulo puede extraerse y sustituirse de forma independiente, con la seguridad de que otro módulo encajará en el espacio resultante», han apostillado.
Este sistema se completa con maceteros y casas de pájaros, que también pueden añadirse a placer a la estructura. El primero de estos accesorios evoca la tradición mediterránea de combinar barro y vegetación para crear espacios frescos, vivos y saludables. Por ello, cuando se incorpora al sistema de celosías, según Todobarro, «potencian el confort térmico del conjunto». El segundo refuerza la apuesta de Todobarro por crear espacios biodiversos, beneficiosos tanto para las personas como para el medio ambiente. Aunque las casas para pájaros no solo naturalizan el espacio: también permiten añadirle una dimensión acústica al proyecto, en forma de banda sonora natural.
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El sistema se completa con maceteros y casas de pájaros, que también pueden añadirse a placer a la estructura
La provincia de Málaga sirve una vez más de inspiración para las creaciones de Todobarro. En este caso, cinco de los modelos de la colección llevan el nombre de un lugar de la provincia. En primer lugar, 'Ronda', ideada por Carlos Jiménez y Leblume, abre una nueva línea en las celosías de barro artesanal con su orificio oblicuo, que modula la visibilidad según el ángulo de observación. 'Vélez', diseñada por Leblume, está inspirada en la herencia artesanal del barro cocido de la Axarquía y en el arco de medio punto. 'Ojén', creada por el estudio Jorge Herrera, destaca por su vaciado circular, creando un efecto degradado que suaviza la sombra y tamiza la luz que pasa a través de ella.
'Casares', alumbrada por Carlos Jiménez y Leblume, permite una colocación versátil, que orienta o bloquea la visión de los espacios según la disposición elegida. 'Málaga', de estructura sencilla y contemporánea, es la línea esencial y base de todo el sistema de celosías de todobarro. 'Cañizo', la única sin nombre malagueño, alude sin embargo a un elemento típico de la provincia: los paneles de varillas que tamizan la luz en sus patios. Este nuevo lanzamiento de la marca fusiona una vez más el legado de la artesanía y la cultura andaluza con una mirada contemporánea, «demostrando que la ancestral sabiduría mediterránea podría guardar muchas de las respuestas que necesitamos para afrontar el futuro», han destacado desde la compañía que dirige Rosa.
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Respeto a la tradición
La empresa Todobarro aúna innovación y tradición, empleando métodos que respetan el oficio cerámico de toda la vida y combinándolos con una estética contemporánea y diseños de autor. Por ello, sus piezas, empleadas por arquitectos e interioristas de renombre, de manera que se pueden ver en las oficinas de Google en Málaga, y decoran las tiendas de Acqua di Parma en todo el mundo, entre otros muchos proyectos, han sido catalogadas como 'neoartesanía del barro'.
Con sede en Málaga, la empresa exporta sus creaciones a todo el mundo, procurando limitar al máximo posible su huella de carbono durante todo el proceso de trabajo. Por ello, emplea materias primas de cercanía, evita los plásticos de un solo uso y lleva a cabo estrategias de economía circular, como el uso de cajas retornables de madera para sus envíos o el empleo de restos de poda de la zona de Vélez para encender su horno moruno, que funciona exactamente como lo hacía hace milenios.
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Además, Todobarro cuenta con un departamento de I+D dedicado al desarrollo de proyectos sostenibles como 'Bioecorest', que investiga cómo emplear los dragados del puerto del Guadalquivir en Sevilla para reintroducir vegetación autóctona en las márgenes del río y en el parque nacional de Doñana y trabaja para recuperar las algas endémicas de las playas de Vélez-Málaga empleando para ello moldes de arcilla.
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