Un aprendizaje de sabueso
Alicia Martín usa dos perros para impartir clases de lectura, estimulación infantil y ayuda a ancianos, con y sin discapacidad
Eugenio Cabezas
Miércoles, 3 de mayo 2017, 00:45
Alicia Martín Cruz estudió Ciencias de la Información, trabajó como bombero interina en Huesca, pero siempre ha sentido una atracción especial por las mascotas, especialmente ... por los perros. Hasta el punto que desde hace cinco años se gana la vida impartiendo terapias con dos de sus tres canes: Lima, un cruce de golden retriever con podenco ibicenco, de 8 años, e India, un cruce de podenco, de 9 años. Aunque natural de Valladolid, desde hace una década vive en Málaga, de donde es su pareja. Sus sesiones van dirigidas desde bebés hasta ancianos.
La estimulación sensorial, clases de animación a la lectura, escritura, cálculo y el desarrollo emocional en general son los objetivos de sus terapias asistidas con perros. «Lima es más tranquila y la empleo normalmente en las sesiones interiores, e India es más un perro de &lsquoagility&rsquo, que lo uso para temas de motricidad y juegos», cuenta esta especialista, con un máster en terapia asistida con animales.
«Aunque los perros no hablan, son capaces de transmitir emociones, son muy instintivos», dice. En el caso de las clases de animación a la lectura, Martín explica que está demostrado científicamente que cuando un niño está a gusto junto a un animal se relaja, por lo que se reduce la frecuencia cardiaca y la presión arterial. «El aprendizaje de la lectura suele ser un motivo de estrés para los niños y cuando hacemos los juegos con Lima están my relajados y motivados, les cuento una historia y sienten que forman parte de ella», detalla.
Las sesiones que imparte Martín, que ha creado la empresa CanUman, son tanto individualizadas como en grupo, en función de las necesidades. Igualmente, la terapeuta canina se desplaza a los municipios y alquila espacios para poder impartir los talleres, cuyos precios van desde 30 a 50 euros por sesión. «Llevo todo el material, además de a los dos perros, claro», dice.
Además, Martín atiende a menores con discapacidades o necesidades educativas especiales. «Nos adaptamos a los distintos perfiles, y en esos casos trabajamos muy en coordinación con los otros profesionales que atienden a los menores o a los adultos», cuenta la responsable de CanUman, para quien la clave de que un perro sirva para terapias es «trabajar mucho con él y darle mucho cariño, no tiene porqué ser de raza». Según explica, además de a Lima e India, en casa tienen un tercer can, Oso, «un macho también cruzado que no lo uso en terapias, es más territorial y defensivo», dice. La familia animal de Martín se completa con un gato.
«Son uno más»
Entre los centros en los que ya ha puesto en práctica con éxito sus terapias están el colegio público Virgen de la Candelaria de Colmenar, la Escuela Caracola de Málaga capital, y en una residencia de Rincón de la Victoria, donde reside. En total, más de 300 pacientes que han comprobado los beneficios de interaccionar con estos dos sabuesos.
«Los humanos tenemos mucho que aprender de los perros, llevan conviviendo con nosotros miles de años, son como dice el dicho, los mejores amigos del hombre», reflexiona la responsable de CanUman, para quien incorporar a un perro a una casa es «una decisión que debe pensarse mucho antes». «Son uno más», opina. «Mucha gente me dice: &lsquovoy a comprarme un perro, un cachorro&rsquo, y yo les digo: tened cuidado que esto es igual que un hijo, muchas veces es mejor adoptarlos ya adultos, sobre todo para el que no le va a poder dedicar tiempo», dice.
La joven confiesa que los cursos la lectura le surgen por su dislexia. «Me costó mucho coger el cariño a las letras y poder demostrar que eres una persona inteligente, tenía ciertas dificultades, pero las superé», dice. «El perro es un apoyo afectivo, dan muchísimo amor», añade.
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