Más de 2.500 tortillas de patatas al año hechas a medida en El Palo en Málaga
La familia de La Baguette las hace a diario por encargo, creando tendencia ya que algunas llevan queso de cabra y cebolla caramelizada
En una pequeña esquina del barrio de El Palo en Málaga, hay un rincón casi desconocido, pero que es una referencia para los vecinos: las tortillas de La Baguette. No es una tienda de comida para llevar al uso, ni una panadería convencional. Es, ante todo, una cocina familiar, una tienda de ultramarinos como las de antaño. Puedes encontrar desde una lata de refresco, pan recién horneado o un bote de tomate. Pero lo que le da esencia a este lugar es su cocina.
Más de 2.500 tortillas al año se cocinan aquí por encargo, una a una, sin prisas y con cariño. Las hacen como tú quieras: con cebolla, sin cebolla, más cuajada, poco hecha, grandes, pequeñas… y con combinaciones que despiertan el apetito solo con pensarlas. ¿Una con cebolla caramelizada y queso de cabra? La tienen. ¿Con morcilla? También. ¿Una clásica de patatas poco cuajada, como las de casa? Por supuesto. Eso sí: hay que pedirlas con tiempo.
«Natalia y Ana empiezan a cuajar cada tortilla unos 15 minutos antes de la hora acordada para que te la lleves calentita. No trabajamos con stock. Cada una es única», detalla Jaquelin, la madre de Natalia y Ana, quienes están al frente del local familiar desde que, en febrero, perdieron a su padre, Néstor, el alma de los fogones. La ausencia se nota, porque estaban muy unidos, pero el amor por la cocina sigue intacto. «Seguimos cocinando cada día con él en el corazón», comentan con una mezcla de nostalgia y fuerza.
Guisos del día y bocatas de pollo asado
La Baguette es un lugar que cuesta definir: entre panadería, tienda de bocatas y cocina casera. En su discreta vitrina, a un lado de la entrada, siempre hay algún guiso del día: unas lentejas con un toque secreto de especias que prepara Jaquelin; un arroz con verduras lleno de color, sabor y un toque de salsa de soja, o incluso un pastel de verduras, según la temporada. Además de las tortillas, son muy famosos sus bocatas de pollo asado, de los que pueden despachar hasta 170 bocadillos en una mañana.
Pero son las tortillas las que han construido su fama silenciosa. Son tan caseras que los clientes bromean con que podrían decir que las han hecho ellos mismos. Calentitas, envueltas con mimo, perfectas para una cena rápida, una comida en la playa o como el plato estrella de cualquier reunión familiar. «Yo siempre llevo una a las fiestas veraniegas y todo el mundo alucina», explica una clienta habitual. «La de cebolla caramelizada y queso de cabra no falla: cuando la llevas a una reunión, siempre te piden el teléfono de la persona que la ha hecho».
El éxito radica en lo simple: producto honesto, manos expertas y una familia entregada. No hay una gran campaña de marketing, ni redes sociales repletas de fotos. Solo el boca a boca. Por eso, si estás pensando en pedir una tortilla, hazlo con antelación. Lo mejor es llamar el día antes. Porque aquí la tortilla no es un producto. Es un gesto. Un trozo de hogar para llevar.
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