Sevilla se aferra al agravio frente al modelo de una Andalucía descentralizada

Hasta la llegada de Juanma Moreno, los presidentes del Gobierno andaluz había sido todos o sevillanos de nacimiento o políticos con carreras vinculadas estrechamente a la capital, lo que se tradujo en un modelo de administración altamente centralizado y en un posicionamiento privilegiado de Sevilla a la hora de decidir el destino de inversiones, la localización de entes y agencias y hasta la procedencia de altos cargos.

Esta concepción centralista de la autonomía dejó en herencia una Administración desprovista de recursos en sus delegaciones territoriales, lo que ha llevado al Gobierno andaluz a plantear como una necesidad para la presente legislatura el fortalecimiento de la llamada administración periférica. Durante décadas, la concentración de los recursos administrativos en Sevilla generó representaciones débiles de la Junta en las provincias y en el primer mandato de Juanma Moreno se detectó que muchos de los proyectos de inversión que llegan a Andalucia acababan bloqueados en las delegaciones territoriales, carentes de medios y de competencias para desatascar los trámites administrativos. Una de las prioridades que ahora se señalan es cambiar esa estructura administrativa para que ya no sea imprescindible desplazarse desde las provincias a Sevilla para sacar adelante los proyectos.

Otra de las decisiones de la Junta durante la pasada legislatura para simbolizar el nuevo enfoque fue la celebración itinerante de los consejos de gobierno. A lo largo del último año, las ocho provincias acogieron estas reuniones.

El giro que supuso este cambio político coincidió con otras circunstancias que no fueron bien asimiladas en los círculos de influencia de Sevilla, como la elección del malagueño Javier González de Lara al frente de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA) -el primer no sevillano al frente de esta organización- o el despegue de la ciudad de Málaga como potencia económica gracias en parte a su oferta cultural y de cruceros, cuando no mucho tiempo atrás casi toda la actividad del turismo en la provincia se concentraba casi exclusivamente en la Costa del Sol. Todo eso sumado a la decisión de varias multinacionales tecnológicas de aprovechar las oportunidades que ofrece una ciudad que ha apostado fuerte por ese sector.

Ninguna de estas cuestiones fue consecuencia de decisiones políticas adoptadas desde la Junta, pero en los círculos de opinión de Sevilla se insiste una y otra vez en lanzar sombras de duda sobra la Administración autonómica, como si una mano oculta manejada desde el poder político cambiara de sitio apuestas empresariales que obligadamente tenían que caer en la capital.

El último episodio que ha sacado a la luz el argumento del agravio ha sido la decisión de United Airlines de recuperar la conexión entre Málaga y Nueva York con tres vuelos semanales para 2023. En Sevilla no tardaron en considerar a la capital como damnificada por esta decisión empresarial y de buscarle una interpretación política.

Sevilla lleva tiempo intentando sin conseguirlo conexiones directas entre su aeropuerto y el continente americano. En 2019, el entonces vicepresidente de la Junta y consejero de Turismo, Juan Marín, anunció que el Gobierno andaluz negociaba la puesta en marcha de vuelos directos entre Sevilla y Argentina y Chile. No lo consiguió. Ahora, el Ayuntamiento de la capital andaluza confiaba en conseguir la conexión con Nueva York, para lo que había realizado gestiones ante United Airlines. Sin embargo, la compañía se decantó por Málaga, cuyo aeropuerto cuenta con casi 130 conexiones internacionales y movió en el año previo a la pandemia casi 20 millones de viajeros frente a los siete millones y medio de Sevilla. En la actualidad, la terminal malagueña se encuentra un 9 por ciento por debajo de esas cifras, mientras que en el aeropuerto de Sevilla la cifra es un 12,3 por ciento inferior a la de 2019.

En un artículo publicado este domingo en SUR, el presidente de la Diputación Provincial de Málaga y de Turismo Costa del Sol, Francisco Salado, aportó más datos que por sí mismos podrían alcanzar para zanjar la polémica. Málaga genera casi dos tercios de los ingresos por turismo en Andalucía y su oferta hotelera de cinco estrellas triplica a la de Sevilla, una proporción idéntica a la de las plazas de cuatro estrellas,

Pese a las contundencia de las cifras, una vez que United Airlines hizo pública su apuesta por Málaga, responsables institucionales de la capital no tardaron en hacer interpretaciones políticas. Primero fue el candidato del Partido Popular a la Alcaldía, José Luis Sanz, quien atribuyó la decisión de la compañía norteamericana a la supuesta impericia del alcalde, el socialista Antonio Muñoz.

Éste no tardó en señalar a la Junta de Andalucía, sugerir que se habían producido maniobras desde la Consejería de Turismo y recurrir al argumento de la procedencia de los altos cargos. «Cuando el consejero es de Málaga, el viceconsejero es de Málaga y la secretaria general es de Málaga, se corre el riesgo de pensar que el turismo de Andalucía es solamente la Costa del Sol», dijo Muñoz. En realidad, el consejero de Turismo, Arturo Bernal, es nacido en Huesca aunque está muy vinculado a Málaga; la secretaria general para el Turismo, Yolanda de Aguilar, es natural de Jaén y cuando recaló en Málaga lo hizo procedente de Madrid y con una larga trayectoria profesional a sus espaldas. La directora general de Calidad, Innovación y Fomento del Turismo, María Rueda Fernández, es de Sevilla.

En sus argumentaciones para acusar a la Junta de «dinamitar» su trabajo para conseguir el vuelo para Sevilla, Muñoz afirmó que la decisión de la compañía aérea no ha estado sustentada en razones de mercado y para ello comparó la capacidad hotelera y los turistas norteamericanos recibidos por ambas ciudades sin tener en cuenta el amplio radio de influencia de la terminal malagueña, que abarca no sólo a la Costa del Sol, con casi el 40 por ciento de las plazas de Andalucía, sino también a las provincias vecinas.

Buena parte de los medios de Sevilla, que en ocasiones pretende presentarse como prensa regional, secundaron estos argumentos en un momento en el que el Ayuntamiento hispalense está presionando a la Junta para conseguir que se apruebe una ley de capitalidad que le permita un trato preferente a la hora de acceder a mayor financiación por parte de la Administración autonómica.

En estos días, en los que se ha sabido que en 15 años Málaga alcanzará a Sevilla en número de habitantes, también se debate sobre dónde irá la sede de la Agencia Espacial Española, a la que aspiran entre otras ciudades Sevilla y Huelva. También se está pendiente de decidir la localización de otras agencias y entes. Responsables políticos y círculos de influencia de la capital hispalense han decidido recurrir al agravio como estrategia para impedir que otras ciudades y provincias andaluzas puedan sumarse a la ola descentralizadora encabezada por Málaga.