«Me preocupan nuevos problemas como la despoblación rural y la turistificación urbana»
Confía en mejorar muchas cosas al frente de la institución en la nueva etapa bajo un Gobierno no socialista, un partido con el que mantiene buenas relaciones Jesús Maeztu Defensor del Pueblo Andaluz
JOSÉ LUIS PIEDRA
SEVILLA.
Domingo, 6 de octubre 2019, 00:01
Jesús Maeztu ha sido recientemte renovado por el Parlamento como Defensor del Pueblo Andaluz para un nuevo mandato. Este heptagenario gaditano de Medina-Sidonia y profesor univesitario mantiene intacto su espíritu de juventud y su alma de párroco que vinculó de por vida a la causa de los más vulnerables y a la lucha contra la desigualdad. Su paso por el barrio gaditano del Cerro del Moro le marcó, al igual que su trabajo en el Polígono Sur de Sevilla, que le hizo crecer en su innegable compromiso social. Ahora le toca enfrentarse a nuevos problemas y realidades en la siempre inacabada lucha por la igualdad y la justicia social.
-¿Cómo afronta esta nueva etapa?
-Pues con renovadas fuerzas e ilusión, es como una oportunidad para poder cerrar muchas cosas que se me han quedado atrás. Estoy en una institución útil y cada vez más sólida y segura, pero nuestra tarea es siempre interminable. La verdad es que he llegado a tener dudas de si sería mi último servicio esta última etapa, pero me apasiona tanto esta institución que aquí estoy y ahora quiero seguir mejorando su tarea en los próximos años.
LAS CLAVES«Los jóvenes tienen un problema con los salarios precarios y el precio de la vivienda y sus alquileres» «Hay que explicar el machismo en los colegios para evitar que arraigue en nuestros jóvenes» «La atención a los presos y a los enfermos de salud mental son mis asignaturas pendientes» «Mi diferencia con Vox es brutal, creo que algunas de sus posiciones irán perdiendo fuerza» «La mediación está dando buenos resultados y el 70% de los casos se resuelven por esta vía»
-Llegó a barajarse la propuesta de una mujer para sustituirle, ¿se siente arropado por todos los partidos?
-Tengo muy claro que las instituciones permanecen y las personas pasan. Los partidos me consultaron si yo quería seguir al frente y les dije que si contaba con una amplia mayoría para poder ser imparcial en el desarrollo de mi trabajo, yo daba un paso adelante. Por tanto, me siento respaldado por todos los grupos y creo que todo se resolvió bien.
-¿Cuáles son sus nuevas preocupaciones en este mandato?
-Me preocupa el incierto futuro del mundo rural, esos pueblos que sufren la amenaza de la despoblación. La Andalucía vaciada con grandes problemas porque no hay profesores, no hay médicos, no hay autobuses, su población envejece y no hay estudios tecnológicos ni formación en esta era digital y a todo eso se suma además el problema de una agricultura que comienza a no ser rentable. Todo ello hace peligrar el futuro de nuestros pueblos, especialmente de los más pequeños. En esta etapa queremos conectar con todos esos problemas que tenemos que afrontar.
-Su labor es sobre todo de altavoz de los problemas y de intermediación, ¿son suficientes para su solución?
-No tenemos la varita mágica para solucionar los problemas porque no podemos tomar decisiones pero sí intermediar y convencer, ya que se puede conseguir más por el convencimiento que por el vencimiento. Además, hay que apostar por la mediación que se está demostrando como un modelo efectivo, se resuelven ya el 70% de los casos por esta vía en la que el Defensor hace de protector y garante de derechos. Con la mediación la ciudadanía y la Administración puede arreglarse el problema directamente.
-¿Cuáles son los problemas más frecuentes que tiene que gestionar?
-Los temas centrales siguen relacionados con la deficitaria gestión o de dotación de recursos y presupuestos en servicios públicos básicos que siguen vigentes en ámbitos tan sensibles como la educación, la sanidad o las políticas sociales. No obstante, estamos en alerta por la aparición de nuevos problemas, como los relacionados con el juego, especialmente en interntet, que están siendo muy graves y que están provocando una gran dependencia, nos preocupa muchísimo el acceso de los menores a estos juegos.
-¿Cómo ve los problemas de los jóvenes?
-Los jóvenes de hoy tienen un problema para su proyecto de vida con los salarios precarios y el precio actual de la vivienda, especialmente el de los alquileres. Me preocupa el precio de esos alquileres que va a subir, a medida que van expirando los actuales contratos. Creo que los precios van a subir hasta el doble o el triple y los inquilinos no van poder afrontar esos costes.
-¿A qué se debe ese temor?
-Sin duda al fenómeno de la turistificación de los alojamientos en las grandes ciudades, ya que la mayoría de los propietarios saben que con dos o tres semanas de alquiler turístico se gana más que con un alquiler normal, casi un 70% de su valor. Estamos asistiendo a cómo se está expulsando de determinados barrios a sus residentes y eso es un problema porque ese barrio va a perder su identidad. Es un problema brutal, creo que hay que regular y legislar para poner orden en este problema.
-¿Se siente impotente cuando no logra soluciones a los problemas?
-No quiero martirizarme con lo no conseguido, pero es cierto que a veces me siento impotente, pero el Defensor no es un poder coercitivo y solo tengo la persuasión, la fuerza la tienen las administraciones y los tribunales. Con todo, creo que somos una institución que cuenta con mucha autoridad y moral para exigir que lo que pedimos es lo justo para esa persona o ese problema. Las personas son sujetos de derecho y muchas veces parece que se olvidan de ello y piden por caridad el cumplimiento de los mismos.
-¿Cuáles son sus asignaturas pendientes?
-Me preocupa mucho el mundo de los presos. Tengo 300 quejas de reclusos que quieren hablar conmigo, son personas que tienen su familia y sus problemas, hay que mejorar la atención a los presos porque es un drama por su diversidad de problemas, patologías, adicciones y conductas dispares que deben atenderse. Otra gran asignatura pendiente es la atención a la salud mental, a nivel general y no solo en las cárceles, donde ese problema se agudiza mucho más. Es un problema al que no hemos encontrado aún la respuesta adecuada.
-¿Cómo ve la lacra que no cesa de la violencia de género?
-El arraigo de la cultura machista está muy vigente y desgraciadamente está en la gente joven, los brotes de violencia de género lo están aceptando en sus relaciones primerizas de pareja por multitud de causas que hacen que esas conductas las vean con normalidad.
Hay que cambiar esto desde los colegios, hacen faltan aulas cívicas para educar y gestionar mejor los conflictos de la adolescencia, hacer prácticas para que descubran lo que es acoso y la violencia y las relaciones afectivas equilibradas y con respeto.
Hay que dar clases para explicar qué es el machismo, en la edad adolescente son maleables y hay que entrar ahí para educar y erradicar esas conductas. No se puede consentir que un chaval sea un machista, hacen falta más iniciativas educacionales e implicar a todos los agentes responsables, profesores, padres y madres y Administración.
-¿Qué piensa sobre Vox y su negación de la institución que dirige?
-Respeto a los que han votado a esta formación y esa es la legitimidad de la democracia, pero su posición es totalmente diferente a la mía. Saben que el Defensor Andaluz está en la Constitución y en el Estatuto y ellos quieren solo un único Defensor del Estado.
En eso mantengo una diferencia brutal porque somos una institución útil y eficaz que tiene mucho por hacer, no es ninguna poltrona, chiringuito ni un retiro dorado. Además, no hay duplicidad de funciones con la defensoría estatal, hay una coordinación y complementariedad para facilitar el trabajo de ambas. Si solo existiera el Defensor del Estado sería una locura, no podría gestionar tantas quejas ni recibir a tanta gente. Voy a invitar a los representantes de Vox para que conozcan lo que hacemos y comprobarán nuestra utilidad.
-¿Le preocupa la ideología de Vox en temas como la violencia de género o la inmigración?
-Mi posición es absolutamente rotunda en esos temas y totalmente diferente, pero creo que algunas posiciones de Vox irán perdiendo fuerza. Hay una parte de la ciudadanía que comulga con esta ideología porque comparte la defensa de algunos valores que defienden, como la caza o la tauromaquia o bien se identifican con ellos por hartazgo de otras opciones políticas
-¿Cómo son las relaciones con el nuevo Gobierno andaluz?
-En algunas cosas se están mejorando y se están haciendo cosas que no se han hecho antes. Tengo muy buena relación con el Gobierno y veo una gran disposición y lo que percibo es positivo, hay gran consideración a esta institución. Hay que dejar un tiempo a este Gobierno para ver su gestión y las mejoras necesarias en muchos temas que tenemos planteados, desde la renta mínima hasta la dependencia, las ayudas al alquiler o la vivienda y otros asuntos.
Con el anterior Gobierno fui muy crítico pero también reconocí sus logros y con este Ejecutivo seré igual e iré enjuiciando sus respuestas a los problemas y necesidades que se vayan planteando.
-¿Ha tenido alguna tentativa de saltar a la política?
-Cuando tenía 40 años estuve a punto de dar el salto en Cádiz, pero al final no cristalizó, pero no tengo nostalgia de no haber estado en política, aunque creo que, de otra forma, también he hecho política desde mi vocación de servicio público y mi lucha por la desigualdad.
-¿Qué le ha marcado en su vida?
-Pues mi etapa en el Cerro del Moro en Cádiz, cuando un joven cura de 25 años llegó a un barrio y se enfrentó al espesor de una realidad dura. Fue mi auténtica licenciatura y allí me hice un hombre y me sirvió para seguir después con toda mi trayectoria social. También mi etapa en el Polígono Sur de Sevilla, que tampoco olvidaré.
-¿Será esta etapa su última aventura?
-Voy a poder terminar mi carrera en lo que ha sido una opción de vida, que es en el mundo de los que no son iguales y en el mundo en el que uno no puede vivir al lado de alguien que no es igual a ti, es una cuestión en la que ha tenido mucha culpa mi madre, que así me educó.
Lo más que deseo es que cuando me retire y me encuentre a la gente por la calle me diga usted no lo consiguió pero estuvo conmigo y me ayudó. He aprendido que solo con el acompañamiento a las personas en sus problemas, mostrando interés y ofreciendo tu ayuda, ya con eso te ganas su afecto y eso es ya una satisfacción inmensa.
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