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maría dolores tortosa
Viernes, 16 de mayo 2014, 09:25
El portavoz de Izquierda Unida, José Antonio Castro, es el primero en intervenir en las sesiones de control del Parlamento. Hizo ayer una petición expresa a los portavoces que le iban a seguir en el turno de palabra, incluida la presidenta, Susana Díaz: «No entremos en el juego de convertir esta Cámara en la sucursal del juzgado número 6 de Sevilla», en alusión al juzgado de los ERE. Castro insistió en que el debate no fuera un campo de batalla de «ventiladores que no dan aire fresco» sino que «lo pudren». Sus advertencias tenían como referencia el mal recuerdo de la última sesión de control en la que el portavoz del PP, Carlos Rojas, y el del PSOE, Mario Jiménez, protagonizaron intervenciones muy duras y broncas, con acusaciones de nepotismo de sus respectivos líderes.
Esta vez el debate fue igual de crispado que el anterior. Jiménez y Rojas no hicieron caso a Castro, que había advertido al PSOE de no usar el ventilador y dejar que «el PP siga en la basura» en solitario. Jiménez y Rojas no debaten uno con el otro en la sesión de control. La interlocutora de ambos es la presidenta, pero de nuevo las embestidas de Jiménez fueron contra Castro y la réplica de este tuvo que repartirse en contestar a Jiménez y en confrontar con Díaz. Como munición los casos de corrupción que afectan a uno y otro. Esta intenta zafarse del barro dialéctico con el PP en un intento por salvaguardar una imagen institucional. Para lo primero encomienda a Mario Jiménez, absolutamente disciplinado en su papel.
Jiménez sacó de nuevo recortes de prensa para acusar al portavoz del PP de «hipocresía» con una retahíla de sinónimos de esta palabra. Le acusa de haber firmado convenios con UGT «sin concurrencia» en referencia a la polémica del fraude de los cursos de formación, de los que el PP acusa al PSOE. «¡Míreme, está usted desacreditado, el cazador, cazado!», le gritaba Jiménez a Rojas, quien desmintió las acusaciones.
Cacería política
El portavoz del PP acusó a Jiménez de emprender «una cacería política» y luego le animó a investigar su etapa de alcalde para que aprenda cómo se es un buen gestor si Susana Díaz lo manda «de cartel electoral» a su pueblo. «Nunca se sabe», dijo con ironía.
La presidenta Susana Díaz no se dejó llevar por la insistente provocación de Rojas, que le instó a pronunciarse sobre si Magdalena Álvarez debe dimitir o no por el caso de los ERE. «Sea valiente y diga que su amiga Magdalena Álvarez no puede seguir ni un minuto más», dijo. Rojas acusó a la presidenta de permanecer «muda» ante la corrupción que afecta a la Junta y de mandar poner el ventilador, en alusión a Jiménez.
«No me va a encontrar en la basura ni en el fango», le respondió Díaz, quien sin embargo no se resistió a espetarle: «No tengo espadas de Damocles, soy transparente y puedo ser implacable contra la corrupción. Nadie espera que mi nombre aparezca en una cuenta suiza», dijo en alusión al cargo del PP aún desconocido que podría tener una cuenta en dicho país.
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