Un refugio para quien escapa del sufrimiento
Un programa de Málaga Acoge ayuda a 12 familias para que se adapten al entorno. Además, facilitan tarjetas SIM para los pequeños de familias sin recursos ante la brecha digital
claudia san martín
Lunes, 18 de mayo 2020, 00:36
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Julia y Agustín huyeron de Venezuela ante una persecución ininterrumpida: atracos a plena luz del día, secuestros y robos que sufrían cada cierto tiempo, algunos ... de ellos de individuos en motocicleta, que los sumergían en una pesadilla sin descanso. Dejaron toda su vida en su ciudad natal y partieron hacia España como refugiados de protección internacional para buscar asilo y un lugar en el que ganar tranquilidad. Aunque el proceso está siendo difícil, Julia cuenta que aquí ha conseguido la «calidad de vida» de la que carecía en Venezuela: «Cada vez se va haciendo más cuesta arriba salir del país. La situación política es insostenible, no es democrática. Allí la gente no tiene ni voz ni voto», cuenta esta mujer sobre la situación de su país.
Ella y su marido son una de las parejas a las que la asociación Málaga Acoge ofrece asilo en uno de sus pisos en Torre del Mar para que puedan empezar de cero. Este programa, que lleva en funcionamiento desde 2017, se divide en dos fases donde las personas refugiadas reciben apoyo técnico y supervisión durante todo el proceso. En la actualidad, tienen dos pisos en la primera fase, donde viven tres familias. En la segunda, a la que pertenecen Julia y Agustín, atienden a otras ocho familias más. «Este mes vamos a abrir otros dos pisos de acogida, es decir, aumentaremos en 10 plazas», cuenta Alejandra Duque, coordinadora del área de Protección Internacional en la asociación.
Cuando el matrimonio venezolano llegó a España se dirigió directamente a la policía y, seguidamente, a la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR): «Cuando llegamos aquí ya nos tranquilizamos. Ganamos mucha tranquilidad mental y seguridad, aunque aún escuchamos una moto y recordamos lo que nos sucedió. Con la ayuda psicológica y social del programa vamos superándolo y quitándonos los miedos. Son muy buenos», celebra con alivio Julia.
Julia, refugiada: «Cada vez se va haciendo más cuesta arriba salir de Venezuela. La situación política es insostenible»
Amanda y Alberto, padres de María, están en la fase uno. Aunque sus nombres no son reales para preservar el anonimato, su historia sí es muy cierta. Como Julia y Agustín, otra familia venezolana que huyó de su país hace un año para alejarse de los peligros que vivían cada día. Amanda cuenta a SUR que, cuando llegaron, rápidamente CEAR los atendió y facilitó una vivienda en el centro de Málaga dentro de uno de sus programas. Más tarde, Málaga Acoge continuó ayudándoles en el proceso de adaptación. La coordinadora de este programa, Alejandra Duque, explica que su finalidad es integrar a estas personas en la sociedad, dándoles a conocer la cultura, el mercado laboral, brindándoles apoyo jurídico, psicológico e incluso formación para poder encontrar un empleo y conseguir autonomía.
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Aunque en este caso ambas familias son de habla hispana, también han pasado por el programa personas de Ucrania, Rusia, Siria o Guinea, a las que ayudan con cursos de español para que la adaptación sea mucho más eficaz: «Trabajamos mucho con ellos en lo social, para que conozcan la zona, formen una red de apoyo y se sepan manejar», relata Duque.
A Julia y a Agustín el encierro no les está resultando tan difícil como esperaban. Esta mujer cuenta que, viniendo de una situación donde apenas podían salir de casa y si lo hacían era con muchas más medidas de seguridad ante el temor de un asalto, sobrellevan la situación y la viven «con paciencia».
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Este programa, financiado por el Ministerio de Seguridad Social, Dirección General de inclusión y Atención Humanitaria y Migraciones, además del Fondo Social Europeo, consta de un periodo de dieciocho meses al que se acogen las familias. En este caso, y como las viviendas están situadas en Torre del Mar, el empleo se enfoca hacia el turismo y la restauración. Ahora, a pesar de la crisis sanitaria, la labor de Málaga Acoge para conseguir la adaptación al entorno de estas personas refugiadas no se ha detenido. Siguen ayudándolos de forma telemática, también con apoyo extraescolar a los pequeños de estas familias.
Otra forma de ayudar
Por otro lado, Málaga Acoge ha sabido adaptarse a la situación y conseguir reducir al máximo posible la brecha digital. La mayoría de los pequeños que se acogían a programas de CaixaProinfancia carecían de los medios necesarios para seguir las clases del colegio e instituto de forma online. A través de Educo, la ONG de Cooperación Internacional por la Infancia, han conseguido dotar a los pequeños y a sus familias de tarjetas SIM con suficientes gigas de Internet para mantenerse conectados. Se han repartido un total de 60 tarjetas que brindan el apoyo que muchos necesitaban. «Las familias estaban muy preocupadas. Gracias a estar tarjetas todas las tardes se conectan y tienen reuniones con grupos de apoyo para que consulten todas las dudas que tienen», explica con ilusión Flor Almeida, técnica de educación de Málaga Acoge, con la esperanza de seguir ayudando a las familias a salir del caos.
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