qAlegría. Pili Serrán es la presidenta de la Asociación Esperanza.

Esperanza y sonrisas en tres historias

La Asociación Esperanza de mujeres con cáncer de mama de la Axarquía cumple una década. Ahora lo celebran con tres relatos emotivos y de optimismo

CLAUDIA SAN MARTÍN

Lunes, 2 de noviembre 2020, 00:33

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Tienen un corazón y una sonrisa con unas grandes alas que despliegan en el momento indicado. Están también llenas de esperanza y optimismo, porque el ... cáncer de mama les ha cambiado la vida, pero nunca han dejado de ofrecerle una mueca de simpatía a la situación. Sin términos bélicos, ni han ganado ni perdido una batalla contra un enemigo inesperado, simplemente llenaron su mochila de fuerza y valor para atravesar un sendero incierto que les ha llevado a ser quienes son hoy: mujeres valientes.

Melania Capilla, Marisa Gámez y Pili Serrán son tres mujeres residentes en la zona de la Axarquía que tienen dos cosas en común: que la enfermedad unió sus caminos y que pertenecen y se apoyan, siempre juntas y de la mano, en la Asociación Esperanza. Este colectivo, que cumple 10 años en el mes de noviembre, nace en Vélez-Málaga de la ilusión de tres mujeres: Rosa, Fernanda y Esperanza; de ésta última mujer valiente surge el nombre de la asociación a raíz de su fallecimiento y por lo que representa, significa y ayuda, Esperanza, no pudo dejar a su paso mejor regalo.

Pili Serrán es la presidenta de este colectivo de mujeres, en el que, por cierto, también hay hombres. Ellas abren su corazón a todas aquellas personas y sus familiares que necesiten ayuda en un momento determinado de su vida.

Serrán le dio el empuje necesario, junto a otras compañeras, a Esperanza, y desde hace diez años abandera este colectivo y lidia con la enfermedad, que en la actualidad es cáncer de mama avanzado con metástasis ósea, pero con tratamiento para cronificarlo: «La verdad es que lo que saco de todo esto es aprendizaje, saber que estamos aquí un tiempo limitado y que los momentos están para vivirlos. Yo me agarro a la vida con uñas y dientes. El médico ya me dijo que me iba a morir dos veces, pero el bicho no sabe con lo que se encontró», cuenta Serrán con una sonrisa.

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Lo cierto es que su historia está llena de altibajos, pero esta mujer de 56 años le saca siempre un lado bueno a su situación. Cuando le detectaron el cáncer de mama, a los pocos días se enteró de que había ganado un premio de la televisión local valorado en 6.000 euros para gastar por todas las tiendas de Vélez-Málaga: «Mi camino ha estado lleno de contradicciones, porque a los pocos días de detectarme el cáncer yo estaba cantando por la calle 'Yo soy una chica con suerte y estoy divina de la muerte'», explica entre risas.

Marisa Gámez

Marisa Gámez ya pasó lo más duro de la enfermedad hace algunos años y ahora sólo tiene revisiones periódicas. Eso sí, sigue de la mano de las chicas de Esperanza porque se han convertido en su familia y una de sus vías de escape para el ocio, la diversión y la comprensión. Antes de la llegada de la pandemia, estas mujeres se recorrían los pueblos de la Axarquía con obras de teatro que ellas mismas preparaban, talleres, carreras benéficas, verbenas... Cualquier evento que convertían en toda una fiesta para seguir recaudando fondos para mantener su actividad y a las tres profesionales que las ayudan: Purificación Parra, la trabajadora social; Teresa Arroyo, la psicooncóloga, y Raquel Serrán, administrativa.

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Ahora, poco pueden hacer más que tener mil precauciones más que antes y organizar actividades vía 'online'. Una de estas iniciativas que han puesto en marcha es su carrera benéfica. El año pasado recorrió todo el pueblo de Periana, pero éste el empuje será distinto: hasta el 15 de noviembre todo aquel que quiera participar puede inscribirse a través la página atletismovelez.es, su correo a.esperanza@hotmail.es, su Facebook 'Asociación Esperanza' o su Instagram @aesperanzacm, para colaborar con su causa con la libertad de correr esos kilómetros donde cada uno elija.

La última de las historias, la de Melania Capilla, es la más reciente en Esperanza. Esta mujer de 40 años descubrió su cáncer de mama cuando decidió ser madre de nuevo, algo que le rompió todos los esquemas. Para ella, los tres meses desde su diagnóstico hasta que le pusieron nombre y apellido a su cáncer fueron los más duros. Cuando su animó cada vez se veía más mermado, a lo que también se sumó el confinamiento, la Asociación Esperanza fue para ella un apoyo imprescindible: «Con la caída del pelo se me cayó el mundo encima. Ahí es donde Teresa, la psicoóncologa, me ayudó mucho a levantarme poco a poco. Éste es un proceso largo, pero siempre miro para al frente, con positividad», explica con convicción.

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Melania Capilla

Lo cierto es que este mensaje es el mismo que las otras dos mujeres, Pili Serrán y Marisa Gámez, han dado al mundo cuando se les pregunta '¿y ahora qué?', sólo hay en ellas palabras de crecimiento y positividad. Gámez, incluso, está agradecida a la vida esta enseñanza: «Vivo mucho el presente, trato de no preocuparme por las cosas que no son necesarias y por las que no tienen arreglo», confiesa.

Para ayudar a mujeres como ellas, existe la posibilidad de hacerse socio de Esperanza por cinco euros al mes o apoyar a la Asociación de Cáncer de Mama Metastásico, como el que ahora padece Pili Serrán. En ese colectivo trabajan para que las investigaciones de este tipo de patología aumenten y las mujeres que pasen por este trance puedan vivir de manera digna, con autonomía y con esa sonrisa inquebrantable.

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