Anna Simón y Paula Vázquez en Antena 3.
Televisión

Ganan las dos rubias

Paula Vázquez y Anna Simón, en Antena 3, se merendaron a la competencia. Los chefs, expertos en fogones pero nada duchos en los eternos minutos del directo, no estuvieron a la altura en La 1

Rosa Belmonte

Jueves, 2 de enero 2014, 09:19

Los Morancos son como un hotel NH. Sabes que no te vas a encontrar un hotelazo, pero tampoco un desastre. Con el dúo de cómicos ... no esperas sorpresas, pero tampoco molestias. A no ser que seas anti. A no ser que pienses que Canal Sur tiene un maléfico plan para conquistar TVE. A Toñi Moreno, a Juan y Medio y a Los Morancos solo habría que añadir Se llama copla (Eva González ya está). La puerta del tiempo era el programa con el que los sevillanos volvían a TVE. La última Nochevieja nos la dieron en 1998. Quizá los 70 minutos se hicieron largos, pero hubo muchos sketches de guardar.

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La historieta de Omaíta y Antonia en Ikea buscando una mesa de camilla fue desternillante. Empezó con ese «¿Tú eres de vomitar?». «No, yo soy de Vodafone». Y acabó con la pareja llevándose una mesa absurda y el dependiente (Dani Mateo) diciéndole que le faltaban las ruedas Hormon. Y Antonia: «Las ruedas Hormon te las metes tú por el Skunder una a una». Eso, además de elogiar las albóndigas de oso polar. Pero la cumbre estuvo en Gandalf y Bilbo Bolson, perdidos, que se cruzan con la romería del Rocío. Hubo otras historias buenas (la de los contenedores, la del pizzero en Master Chef, la de los gintonics). Con media hora el programa habría sido perfecto. Pero habrá que ver historias flojas para poder apreciar las buenas. La puerta del tiempo es un hotel NH de los buenos.

Nada más acabar, Los Morancos se fueron a visitar el plató de Juan y Medio y Eva González, que empezaron antes de las uvas. Para empalmar. La visita fue a Feliz 2014 pero lo mismo podría haber sido a Murcia, qué hermosa eres. Eso sí fue una puerta del tiempo. Pero es que cuando llegó el momento de conectar con las campanadas en Canarias, la puerta parecía haber conducido a alguna pesadilla imposible de presentadores marcianos. Viendo eso hasta Pepe Rodríguez daba bien en la uvación. Y tampoco. Anne Igartiburu (Anne Ibuprofeno según el Barajas) tenía este año de acompañantes a los hombres de Master Chef, que bueno... El martes no estuvo el tupé de Imanol Arias aunque sí la pajarita gigante de Pepe Rodríguez. Pero si parecía que se la hubiera dejado Engelbert Humperdinck en algún cajón de TVE durante los 70.

En las campanadas de TVE, la figura dominante fue Igartiburu, le pongan a quien le pongan. A Jordi Cruz y a Pepe Rodríguez no los ha llamado el Señor para presentar las campanadas. Los ha llamado algún jefe. Tantísimos minutos antes de las doce son inaguantables para cualquiera que no sea Marisa Medina o alguna otra presentadora prodigiosa. Al fin y al cabo, las campanadas se dan solas, con sus numeritos para ayudar. Lo malo viene antes. En Telecinco todo era guión. Los cuatro personajes de Aída no tenían más que decir su papel (y hasta un anuncio recitado de MasterCard, como los de Sálvame). Luego los comecocos indican cada campanada. Se empeñan en contar el funcionamiento del carillón, los cuartos y todo eso, pero al final la ayuda visual es la mejor. Todos, con la excepción de TVE, brindaron con la cerveza que paga. En La Sexta, las botellitas marcaron las campanadas. A Frank Blanco y a Sandra Sabatés también les sobraron minutos: Frank Blanco, por cierto, se empeñó en comerse las uvas y en cantar las campanadas con la boca llena.

La gran sorpresa de la noche (o no) fueron Paula Vázquez y Anna Simón en Antena 3. Las mejores. No solo era la pareja más guapa (la mejor vestida y peinada de todas, Paula) sino también la más graciosa. No es que tuvieran diálogos tipo Tina Fey y Amy Poehler en los Globos de Oro, pero Paula Vázquez, como veterana, y Anna Simón, como novata y payasa, se complementaron tan bien que, en su caso, los minutos no se hicieron interminables. Que vuelvan el año que viene. Que las aten ya. Y cómo fue ese «tíaaa» de Paula cuando creían que no las oían ya. Y miren la rubia tonta. Va Anna y hace pregunta de examen. ¿Las campanadas son antes o después de las doce de la noche? Respuesta que también dio ella: son después, Año Nuevo empieza cuando comemos la primera uva. La mejor reflexión de toda la noche también estuvo en su bloque, en el mensaje de Chicote: «Que los malos rollos y los enfados duren tan poco como los propósitos de Año Nuevo».

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