Rosa Sanz: «Para un padre es más fácil decir que su hija es drogadicta que anoréxica»
La presidenta de la Asociación en Defensa de la Atención a la Anorexia Nerviosa y Bulimia (Adaner) en Málaga advierte de que la falta de sensibilización de los médicos y la sociedad en general dificulta el diagnóstico de estas enfermedades
M. ÁNGELES GONZÁLEZ
Martes, 13 de agosto 2013, 03:25
La enfermedad de un familiar le llevó a la Asociación en Defensa de la Atención a la Anorexia Nerviosa y Bulimia (Adaner) en 1999. Desde ... entonces, Rosa Sanz sigue allí, ayudando a padres que están pasando por el mismo calvario que ella atravesó. Una veintena de voluntarios, entre ellos 14 psicólogos y tres nutricionistas, asesoran en la actualidad a 67 enfermos y familiares de toda la provincia, una cifra que ha ido en aumento y que ha colapsado los recursos disponibles de este colectivo. De hecho, en lo que va de año han tenido que decirle a 20 personas que no pueden atenderlas por falta de medios. «No nos planteamos curar, sino informar y orientar sobre los recursos que hay y, mientras los encuentran, seguimos concienciándoles de que necesitan tratamiento e intentado que no tiren la toalla», dice Sanz, que preside la asociación desde 2010.
¿Desde su nacimiento en 1997 esta asociación ha contado con la colaboración de las administraciones?
El único que nos ha ayudado es el Ayuntamiento con subvenciones. Sobrevivimos gracias a las aportaciones de 86 socios.
¿La mayoría de las personas que atienden son adolescentes?
Tratamos a enfermos desde los once años hasta los 56, pero el más joven al que hemos atendido tenía nueve.
¿Entonces la anorexia y la bulimia pueden afectar a cualquier edad?
Sí, pero no significa que la persona haya empezado a sufrir el trastorno dos o cuatro años antes, sino que quizás la ha padecido durante mucho tiempo, desde la adolescencia, pero ha convivido con ella sin exteriorizarla. A los que tienen una edad avanzada lo primero que les pregunto es por qué no están en tratamiento médico, a lo que me responden que ningún facultativo les hace caso.
En el caso del niño de nueve años que llegó aquí, ¿no estaba siendo tratado en la Seguridad Social?
No le veían el problema. Pero nosotros por los indicios que nos daban y los síntomas pensamos que era una anorexia o una bulimia, y de hecho era lo primero.
¿Qué hacen cuando llegan unos padres con un hijo enfermo?
Primero intentamos que venga la familia sin el niño; una vez que nos cuentan lo que han percibido en él le informamos de los recursos que existen en Málaga al respecto. Si no consiguen acceder a ellos es cuando le decimos que traigan al niño.
¿Y cuántos regresan otra vez a la asociación?
La mayoría, en un 89%, vuelven porque no han recibido una respuesta adecuada en la Seguridad Social.
¿Cuál cree que es el problema?
No es una enfermedad que tenga un tratamiento específico y creo que no está reconocida ni por la sociedad ni por muchísimos médicos. Existe una falta de sensibilización al respecto. No se tiene en cuenta que todo no se basa en querer adelgazar, sino que hay muchísimos más síntomas que te pueden llevar a reconocer que alguien está entrando en una anorexia o una bulimia, como los engaños cuando se le pregunta si ha comido o no, el mal humor en la casa, las conversaciones continuas sobre el cuerpo, las tallas o las calorías.
¿Qué dicen los médicos, en general, cuando una madre va a la consulta preocupada por su hijo?
Tenemos muchos casos en los que el médico les ha dicho que es una llamada de atención, que son cosas de niñas, que son madres muy aprensivas, que no es nada, que la dejen...
¿A la asociación han llegado casos graves?
Muy graves, lo que pasa es que como los ingresos son tan dificultosos y el protocolo es tan laborioso porque se basa en muchos criterios médicos, antes de que a tu hija le pase nada optan por irse a un centro privado.
¿Qué recursos públicos hay en Málaga?
El protocolo es ir al médico de familia, que según criterio la puede remitir al endocrino. Este especialista le puede decir al médico de cabecera que la envíe a Salud Mental, donde deberían derivarla a una de las dos unidades de Salud Mental Infanto Juveniles que existen en Málaga: una en el Materno y otra en el Hospital Marítimo. Ahí hay un apartado de trastornos de la alimentación.
¿Esos recursos son suficientes ?
Creo que deben ser más rápidos, porque al no prestarle atención a los familiares hay una pérdida muy grande de tiempo para recuperar a esa niña y el deterioro tanto físico como psíquico es mucho mayor. Los recursos están, pero llegan muy pocos casos.
¿Cómo llegan los padres a la asociación cuando no han recibido una respuesta satisfactoria del médico?
Muy desesperados y desorientados, pero ellos tampoco son muy conscientes de que es una enfermedad bastante grave que puede destruir a su niña y desestructurar una casa.
Se suele pensar que se llega a esto por el culto al cuerpo...
No tiene nada que ver. Una de las raíces de este problema es la falta de autoestima. Luego llega el detonante.
¿Cómo reaccionan los padres ante la falta de respuesta médica?
No quieren reclamar. Nos encontramos con muchas barreras. Creo que quieren ocultar la situación. Aunque es duro lo que voy a decir, a lo largo de todos los años que llevo en la asociación he comprobado que es más fácil para un padre decir 'tengo un hijo drogadicto que una hija con anorexia o bulimia'. Porque la sociedad está más sensibilizada con el tema de las drogas, pero piensa que no van a comprender a su hija, que se va a sentir mal y no va a querer ir al médico. Esto es como una pelea diaria.
Más información: Adaner. Calle Chico del Matadero, 4. Teléfonos: 952 23 50 62 / 696 66 52 20.
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