Un alcalde divino
El doctor Gálvez Ginachero, que tiene una causa de beatificación abierta desde 2006 por su vida piadosa, podría ser el primer regidor malagueño en los altares
Pilar R. Quirós
Domingo, 9 de junio 2013, 11:55
Llevaba toda la semana pasada inquieta, buceando aún más en la vida de su bisabuelo José Gálvez Ginachero, reconocido médico y alcalde malagueño, del que la Iglesia tiene una causa abierta desde julio de 2006 para beatificarlo y elevarlo a los altares. Su biznieta Itziar Canales Gálvez, una de los propietarios de la clínica así como gestora de la misma junto a otros familiares del doctor, recibía el pasado viernes 31 de mayo de manos de la Asociación Malagueña de Escritores 'Amigos de Málaga' el premio 'Malagueño del Año a título póstumo' a su bisabuelo en nombre de la familia.
Un reconocimiento más para este ginecólogo que, curiosamente, va camino de convertirse en el primer alcalde de Málaga que alcance la santidad. Su proceso de beatificación se inició por el Obispado de Málaga en el año 2006 siendo postulador de la causa el sacerdote Francisco García Mota, que pasó el testigo en 2012 a Francisco García Villalobos, secretario canciller del Obispado. Desde entonces ambos así como el juez delegado del proceso, Federico Cortés, han recopilado documentos y testimonios de contemporáneos suyos, que ponen sobre la mesa «que ejerció las virtudes de la fe, la esperanza y la caridad de modo heroico», como explica García Villalobos.
El doctor Gálvez nació en Málaga el 29 de septiembre de 1866 y murió el 29 de abril de 1952, a los 86 años. Cursó estudios de medicina en Granada y se doctoró cum laude por la Universidad Complutense de Madrid. Amplió estudios en París, y Berlín, y fue uno de los primeros que introdujo en España la asepsia en las operaciones, como cuenta su biznieta Itziar.
La gran diferencia con médicos españoles de la época era que el doctor Gálvez se lavaba las manos antes del parto, y los demás, después. Se casó con la malagueña María Moll Sampelayo, a la que apodaban la 'Niña de Oro' porque era inmensamente rica y con sus posesiones ayudó a múltiples obras de caridad de su marido e incluso a la realización de numerosas obras en Málaga cuando éste llegó a ser alcalde durante los años de 1923 a 1926. En estos tres años fundó las Escuelas del Ave María, a las que su esposa y él donaron los terrenos, se encargó de que llegara a Málaga el agua desde Torremolinos, y realizó el saneamiento de la ciudad con la construcción del alcantarillado, la pavimentación de calzadas y el ensanche de calles para hacer posible el paso del tráfico, según el volumen escrito por el también médico Antonio Urbaneja.
Pero si importante fue su paso por la Alcaldía, de donde obtuvo más tarde el título de alcalde honorífico, más interesante fue su labor médica a favor de los más necesitados trabajando en el Hospital Civil, del que nunca jamás cobró un sueldo, que le entregaba a la superiora del hospital para los pobres. Consiguió crear el pabellón de leprosos del Civil, a los que solía visitar, cambiar los vendajes y curarles las heridas. Cuando fue arrestado en el 32 tras el levantamiento del general Sanjurjo, dos leprosos apodados 'El Negro' y 'El Niño consiguieron escaparse para pedirle al gobernador civil de la época que si no lo liberaba saldrían los cuarenta del pabellón en protesta por toda Málaga, como cuenta García Villalobos. Eso hubiese sido un escándalo en esa época, por lo que fue excarcelado.
Fundó la Maternidad Provincial de Málaga y creó la primera escuela de matronas de la ciudad, y fue protector del Asilo de los Ángeles así como de otras numerosas buenas obras, que ahora recopila el Obispado. «Ayudaba a muchas personas a través de otros para que no se supiese que era él, eso de que tu mano derecha no sepa lo que hace la izquierda», reitera García Villalobos. Su biznieta, enfermera de profesión destaca que trajo al mundo una niña post mórtem, es decir después de que su madre hubiese muerto. Ahora, «solo queda que Dios realice un milagro por su interseción para que llegue a ser beato; Gálvez es un modelo a seguir, no es una figura anticuada, un médico y alcalde bueno; un buen patrón de conducta para los políticos canallas», apostilla.
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