FOTOMATÓN

Antonio Mediato, fundador de Airzone: Un soplo de aire fresco en la industria malagueña

Tengo 44 años. A los 32, dejé mi trabajo como ingeniero para lanzar mi invento: un innovador sistema de climatización por zonas. Funcionó. Creo en la suerte, que es de quien se arriesga

NURIA TRIGUERO

Sábado, 19 de diciembre 2009, 03:16

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Es de esas personas a las que cuesta imaginar enfadadas. Su manera de hablar suave y pausada, sin una palabra más alta que otra, ... transmite serenidad, lo mismo que su despacho en el Parque Tecnológico de Andalucía: ordenado, decorado a la última y dominado por un gigantesco ventanal. Nada de maderas lujosas, libros con lomos dorados ni sofás de cuero. Una foto institucional con Manuel Chaves coexiste en la estantería con unos muñequitos de plástico de 'Los Increíbles' que quizás colocó allí alguno de sus cuatro hijos.

Antonio Mediato ha construido toda su empresa a su imagen y semejanza, no sólo su despacho. Es un jefe atípico que delega, sabe escuchar y se preocupa por motivar a sus empleados. En Airzone trabajan 150 personas, aunque no lo parece por la calma que reina en la oficina. «No me gusta la gente que va corriendo o gritando. Me gusta que las cosas sean estables, equilibradas», confiesa este ingeniero técnico industrial de 44 años que está donde está hoy porque tuvo una idea y se arriesgó para ponerla en práctica.

Y es que su apariencia tranquila engaña. Mediato es un idealista, pero de los que no se limitan a soñar. Él persigue los sueños. A los 32 años, renunció a una prometedora carrera en una multinacional francesa de aire acondicionado para lanzar al mercado un invento en el que pocos confiaban: la climatización por zonas. «Mis padres creían que estaba loco», reconoce. «Creo que la idea me vino porque antes estuve trabajando en Isofotón. La conjunción de todas las ideas sobre ahorro energético que había mamado allí con la climatización fue el germen», explica.

Invento revolucionario

Mediato le ofreció su idea a su empresa, pero no obtuvo respuesta. Así que se tiró a la piscina. En 1997 dejó el trabajo y fundó Airzone. En su antigua empresa todavía deben de estar lamentándose, porque tuvo éxito desde el principio. Su sistema revolucionó los sistemas de climatización por conductos al poder controlar la temperatura de cada habitación de la casa. «Fue muy duro el principio -advierte-. De cobrar todos los meses, a no cobrar nada durante más de un año. Y cuanto mejor nos iba, peor, porque no teníamos circulante. Eso yo no lo entendía porque soy ingeniero, no economista».

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Pero eso cambió pronto. Al segundo año, Airzone ya daba beneficios. En apenas una década, su crecimiento ha sido exponencial. No sólo supo aprovechar el boom de la vivienda, sino que pronto empezó a exportar. Hoy, Airzone genera un tercio de su facturación en el extranjero y tiene delegaciones propias en Francia, Italia, Oriente Medio y Estados Unidos. Ahora está embarcada en la diversificación de su negocio con divisiones de telemedicina, energía solar y domótica.

Mediato reconoce que en la consolidación de su empresa ha sido crucial la llegada de su socio, Paco Vertedor. «Me siento afortunado porque me he casado dos veces muy bien: una con mi mujer, Almudena, y otra con Paco. Él se encarga de toda la parte interna de la empresa, mientras que yo soy la cara externa».

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Para Mediato, Airzone se hizo mayor de edad al mudarse al Parque Tecnológico en 2003. «Empezamos en una pequeña nave de un polígono y venir aquí fue perder la vergüenza empresarial», asegura Mediato, que en el PTA encontró a un grupo de empresarios malagueños que, como él, apuestan por la innovación. Luis Fernando Martínez y Fernando Hardasmal de la antigua Cetecom, Fernando Bustamante de Acerca, Antonio Gómez de Aertec, Pepe Blanco de Ingenia... Desde el principio hubo química entre ellos y hoy forman, además de un buen grupo de amigos, el núcleo duro del Parque. «Nosotros somos del PTA, no sólo estamos en él», reivindica Mediato, que defiende la necesidad de mimar a los emprendedores locales.

Esos amigos no dudan en calificarle de «padrazo». Antonio y su mujer tienen cuatro hijos. El mayor, Nicolás, tiene seis años. A la segunda, Sofía, la adoptaron en China con 11 meses. «Pasamos de uno a tres de golpe, porque Sofía llegó a la vez que mi mujer daba a luz a Enrique», recuerda el empresario. Hace dos años cerraron el cupo con Alba, la 'peque' de una casa en la que es difícil aburrirse. «¿Conciliación? Yo tengo dos horarios: el empresarial y el familiar. Si estoy en Málaga, intento llegar a casa pronto todos los días. Ahora puedo hacerlo porque la empresa es grande y puedo delegar. Antes, cuando era un hombre orquesta, era más difícil... Pero aun así, Almudena ha acabado dejando su trabajo para estar con ellos».

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Nicolás, Sofía, Enrique y Alba son las únicas personas capaces de sacar de sus casillas a este hombre tranquilo. «Están en una edad en la que exigen mucho esfuerzo físico. Te extraen hasta la última gota de energía pero ellos a las diez de la noche se 'desconectan', recargan la batería y a la mañana siguiente están de nuevo a tope», exclama. Y así, confiesa, es difícil encontrar tiempo para cultivar aficiones, salvo las que pueden practicarse en familia, como el esquí o los paseos por la playa. «Compensa, claro que compensa. Los niños son la sal de la vida».

Otra educación

¿Heredarán sus hijos Airzone? A Antonio Mediato, empresario atípico, no le haría especial ilusión. «Yo no quiero dejarles la empresa, no creo que un hijo deba imitar a su padre. Quiero dejarles una educación, que vean mundo, que no tengan miedo al cambio. Algo que nuestra generación no ha tenido, porque nuestros padres nos han inculcado demasiado la seguridad: consigue un trabajo fijo, compra una casa...», argumenta.

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El propio Mediato pensaba, cuando era niño, que acabaría trabajando en Sevillana, como su padre. Tuvo una infancia «muy normal y feliz» en el barrio de Huelin pero su carácter emprendedor le ha llevado por derroteros muy diferentes. «Creo que lo que más me ha marcado es que soy un tanto idealista. Eso tiene su cara y su cruz porque por un lado genero ilusión en las personas y, por otro, me he llevado grandes palos», afirma.

Antonio se define también como un «tío con suerte». «En Airzone hemos hecho las cosas bien, pero también nos ha acompañado la estrella. Mi padre siempre me dice: qué suerte tienes, que siempre aparcas cerca de casa. Y yo le digo que a él no le puede pasar eso porque aparca dos kilómetros antes. La suerte es del que se arriesga».

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