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Los cirujanos Abelardo Martínez y Eugenio Granados, con el material que usan en la operación. :: SUR
MÁLAGA

Una técnica reduce el 90% del dolor tras una operación de hemorroides

La mayoría de los enfermos abandonan el hospital a las pocas horas de la operación y regresan antes a su actividad laboral

ÁNGEL ESCALERA aescalera@diariosur.es

Miércoles, 9 de diciembre 2009, 03:04

Las hemorroides no sólo son muy molestas cuando se sufren, sino que también dan la lata durante las dos o tres semanas siguientes a ser extirpadas en un quirófano. Sin embargo, el Hospital Regional Carlos Haya está aplicando una técnica quirúrgica que reduce el dolor hasta el 90% tras una operación de hemorroides. Eso facilita que los pacientes reciban el alta a las pocas horas de ser intervenidos o, como mucho, a la mañana siguiente. Igualmente, permite que los enfermos puedan hacer una vida normal con mayor prontitud y se reincorporen antes a su actividad laboral habitual.

Esta técnica, denominada THD, se caracteriza por ser una intervención mínimamente invasiva que se hace con anestesia general o epidural en una operación de cirugía mayor ambulatoria. Dura de 45 a 50 minutos, ahorra estancias de los pacientes en el hospital y les reduce considerablemente el dolor en los días posteriores a pasar por el quirófano. Las intervenciones las realiza la unidad de proctología y pared abdominal del servicio de cirugía general y digestiva de Carlos Haya. Se llevan a acabo en quirófanos del Hospital Civil en pacientes con hemorroides de grado dos o tres. Las de grado uno se tratan sin necesidad de ser operadas y las de grado cuatro, las más graves, se extirpan por el sistema tradicional.

La operación consiste en saturar por dentro del ano, en una zona no dolorosa, guiándose de una pequeña sonda doppler, lo que permite una disminución del flujo sanguíneo, sin comprometer el retorno venoso, y se consigue la disminución de las hemorroides, explicó Abelardo Martínez, cirujano responsable de la unidad de alta precoz de Carlos Haya. En el ano del paciente se introduce un proctoscopio de visión lateral dotado con una sonda doppler. La misión de ésta es localizar las seis ramas de la arteria hemorroidal superior. Una vez encontradas, se procede a su ligadura mediante la aplicación de un punto en una zona no dolorosa del ano, sin que haga falta extirpar tejido ni dejar una herida abierta, explicó el cirujano especializado en protoctología Eugenio Granados.

Carlos Haya es uno de los hospitales pioneros en poner en marcha este método quirúrgico, que resuelve el 75% de los problemas de hemorroides que son necesarios operar. El 25% restante hay que intervenirlos con el sistema tradicional que, aunque también es eficaz, presenta el inconveniente de que los enfermos deben quedarse hospitalizados dos días tras abandonar el quirófano y, lo que es peor, sufren un fuerte dolor durante dos o tres semanas.

Las hemorroides (varices en el ano) son una patología muy frecuente. A lo largo de la vida es rara la persona que no las sufre en un momento dado. El 80% de los casos se corrigen con un tratamiento médico, con una dieta rica en fibra y medicamentos, pero el 20% precisa de una intervención quirúrgica. Carlos Haya lleva a cabo unas 75 operaciones de hemorroides al año. Esas varices anales aparecen por motivos genéticos o de herencia, por padecer estreñimiento (esta es la causa principal) o después de un parto. El doctor Granados indicó que sólo se suelen operar las que duelen y sangran mucho. Este especialista desaconsejó utilizar las cremas antihemorroidales un tiempo superior a dos semanas. «Si el paciente comprueba que el dolor no desaparece, lo que debe hacer es acudir al médico, en vez de seguir poniéndose esas cremas», apostilló el cirujano.

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