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MARÍA DOLORES TORTOSA
Domingo, 27 de septiembre 2009, 15:45
«¿Por qué están tan de moda los pantalones caídos si no marcan culo ni paquete?» La pregunta está colgada en un blog de Internet y la respuesta de otro usuario/a identificado con un seudónimo da algunas pistas: «Es una moda para enseñar qué ropa interior usan los dos sexos». «Me gusta ir así, me siento cómodo», contesta un chico a la puerta de un centro comercial con el flequillo cegándole el ojo derecho y un pantalón ancho con la cintura a media cadera. Es la estética de moda que arrasa entre los jóvenes, en su mayoría adolescentes, pero no todos, los hay treintañeros. Es una moda como todas, con sus partidarios y detractores. «A mí me gusta llevar el pantalón un poco caído, pero no enseñando el trasero, si se me ve el calzoncillo es cuando me agacho o me siento, pero no adrede», indica Pedro, 18 años, estudiante universitario en primero de carrera. «No me gusta, ¡que se pongan el pantalón bien!», sugiere Juan, 21 años, estudiante de Formación Profesional en el Instituto Guadalpín de Marbella. Unos pros y contras en función de los centímetros de ropa interior que se dejen ver y que ha provocado que en algunos centros educativos se tomen medidas para evitar que se pierda el decoro. Otros prefieren aguantar y esperar. Es una moda y como tal pasajera, ya se subirán los pantalones, dicen.
LA MANERA DE DESTACAR
Un estilo derivado del hip hop
Nada nuevo bajo el sol. El profesor de Psicología Social de la UMA, Juan Manuel Domínguez, recuerda que en todas las épocas «la moda juvenil ha tratado de llamar la atención». El pantalón de campana o la minifalda o el pelo largo de los chicos en los sesenta-setenta, la juventud de muchos de los padres de los chicos de hoy, es un ejemplo. «En la adolescencia la provocación siempre está presente, por ello se intenta contradecir las normas, tratar de destacar y ser distinto», argumenta como explicación al gusto de estos chicos por bajarse los pantalones para mostrar la ropa interior.
Una tendencia que arrancó en los noventa en los grupos y seguidores norteamericanos del hip hop y el rap y que en España ha favorecido la influencia televisiva de programas como 'Fama' en los últimos años. Pero también una moda que se ha diversificado dando lugar a variables de los denominados 'sagging' que no coinciden con la música rapera. Seguidores del pop, indie o el rock también se bajan los pantalones, no con intención de enseñar los calzoncillos, pero dejándose llevar por la moda. «Yo no los llevo bajados del todo, siempre uso mi talla, pero estoy muy delgado y a veces se pueden ver los calzoncillos», explica Emmanuel, estudiante universitario de 22 años y amante del pop, rock e indie.
LA MARCA DEL CALZONCILLO
Las madres ya no se los compra
La estilista Raquel Alguacil, directora de la asesoría de imagen Tevisto, explica algunas claves de este estilo que, según ella, «lo que busca es que se vea la marca del calzoncillo». Las firmas fabrican un pantalón específico, de tiro largo y caja ancha a la que se le pone un cinturón para ajustarlo a la altura que se desea. «Depende del extremo al que se quiera llegar, algunos se lo colocan debajo de las nalgas, pero otros no». El calzoncillo debe ser «de algodón elástico y ajustado, que se vea la cinturita estrecha y el logotipo de la marca». «Cada uno adapta una y otra prenda según su economía se lo permite, muchos simplemente se ponen alguna talla más grande y dejan que asomen los slips', explica Raquel Alguacil.
«¿Mejor boxer o slips para los pantalones caídos?», interroga un internauta en la Red. Las respuestas no se hacen esperar. Los que se identifican como chicos responden sin matices: «Boxer, sin dudarlo». Las chicas son más coquetas a la hora de recomendar: «Unos boxer que marquen un poquito», dice una. Otra añade: «Y si es de un color llamativo mejor, naranja o azul».
Lo cierto es que esta moda ha hecho que los chicos ya no quieren que sus madres les compren la ropa interior. Las firmas lo saben y casi todas las franquicias de ropa juvenil exhiben en lugares vistosos sus colecciones de calzoncillos. Kalvin Klein, Dolce y Gabana o Diesel son las que les suenan más 'in', pero casi todas las marcas se han aplicado el cuento. «Lo último es ponerse el calzoncillo bajo el bañador para ir mostrándolo en la playa», indica Raquel Alguacil.
Esta estilista indica que la tendencia no es sólo de adolescentes, sino que los hay ya entrados en los treinta que la siguen, pero distingue dos grupos de seguidores. Los hay muy extremistas, con bombachos muy bajados y que completan el 'look' con camisetas blancas de tirantes, gafas de cristal de aviador, gorra de medio lado, pelo a veces engominado hacia arriba y calzoncillos vistosos. Otro grupo, más moderado y refinado, suele llevar el pantalón caído pero más recto, «el calzoncillo no es evidente, pero se le ve». Suelen completar el atuendo con camisas de cuadros o camisetas holgadas. Pueden no llevar gorra, pero sí un flequillo largo.
Es una moda de chicos mayormente, pero a la que las chicas también se apuntan, mostrando el tanga o unas braguitas de colores a tono con la ropa. «Los que llevo tienen una etiqueta con el nombre 'los pantalones de tu novio'», dice Amanda, estudiante de 18 años del Instituto de Arroyo de la Miel. Ella explica que le gustan los pantalones bombachos caídos, pero «sin llegar a enseñar nada». Tampoco se considera una chica rapera, lo que le gusta es el pop y confiesa que en su instituto sí van chicos enseñando los calzoncillos y chicas el tanga. «A mí me parece bien que todo el mundo vaya como quiera, pero no mostrando el culo».
SÚBETE LOS PANTALONES
Algunos colegios vigilan más la ropa
Pese a que es fácil verlos ir a clase de esta guisa, la situación no ha desencadenado una guerra contra esta moda como sí ha ocurrido en Estados Unidos donde al grito de 'pull your pants up!' (¡súbete los pantalones!) varios municipios norteamericanos han dictado normas contra el uso en lugares públicos de los 'baggy pants'. La sociedad española es más permisiva y en Andalucía se está acostumbrado a llevar ropas desinhibidas. Quizás sea por esto o, como afirma la estilista Raquel Alguacil, porque son pocos los casos extremos, lo cierto es que no hay una 'guerra abierta', como confirman las asociaciones de padres y los colegios consultados. «En todos los centros hay normas generales en las que se recomienda vestir de una manera adecuada, pero no hemos recibido ninguna notificación de que haya especial preocupación por este tema», explica Rocío Luque, presidenta en Málaga de Fedapa. La Junta de Andalucía se muestra ajena a ese cometido. Es asunto de los reglamentos internos de los colegios y de sus consejos escolares, informan fuentes de la Consejería de Educación. Los reglamentos suelen ser más estrictos en los centros concertados o privados, en los que cada vez más se potencia el uso del uniforme, en cierto modo para evitar que se den situaciones de chicas y chicos «desconcentrando» con su vestimenta, según explica Eduardo Caro, presidente de Concapa. «Lo veo fuera de lugar, hay que enseñarle eso a los chicos», dice.
¿Cómo afecta la moda a colegios con uniforme y a los que no lo exigen? El director del colegio El Limonar, Emilio Alcázar, informa que este centro concertado tiene recogido como una falta de disciplina en su reglamento que no se vista el uniforme: pantalón gris o falda, camisa o polo blancos y jersey azul. Ello incluye el modo de llevarlos. No vale pantalón gris caído. «Lo consideramos una falta de respeto, y sí, lo hemos hablado alguna vez en el claustro de profesores, es cierto que esta moda nos obliga a vigilar más», declara. Una moda con nombre propio en el argot de la juventud malagueña: 'los limoneti' (chicos enseñando boxer de marca y flequillo tapando media cara).
En el Instituto Vicente Espinel, su vicedirector, Santiado Salazar, recuerda que es una moda que lleva varios años en curso y que incluso este «se nota menos». Este centro público no exige uniforme, pero en sus disposiciones generales se dice que los alumnos «vengan aseados y vestidos de forma correcta». Si no lo hacen se les llama la atención. «Sólo se han dado casos aislados, en concreto recuerdo uno el pasado año que vino mostrando el cachete y se le llamó la atención, la verdad es que vienen normales», indica.
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