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C. G.
Sábado, 21 de febrero 2009, 02:40
El catálogo de juegos para adultos en videoconsolas es insignificante. La percepción de la consola como un producto familiar, que se conecta al televisor del salón, y la cultura corporativa un tanto mojigata de Sony y Nintendo han arrinconado el género en los ordenadores personales. Aunque los creadores de 'Mario Bros.' se hacen los estrechos de puertas afuera, lo cierto es que la DS recibe su dosis de picante con títulos estrictamente dirigidos al mercado japonés como 'Doki Doki Majo Shinpan!' ('Palpitante investigación mágica'), editado por SNK Playmore en 2007. La mayoría de ellos se basa en cosquillear con el 'stylus' a gimoteantes personajes de estilo manga (en la foto, 'Duel Love', 2008).
Los juegos hentai o eroge para PC, herederos del cómic erótico nipón, son más comunes entre nosotros gracias a importadores como JAST USA, que los adapta al inglés desde hace quince años. En la tarea le precedió Megatech, que llegó a distribuir en España el clásico 'Cobra Mission' (1992). El origen del hentai no puede ser más chusco. La compañía NEC quería entrar en el mercado del PC doméstico, que en los años 80 padecía una competencia feroz entre fabricantes japoneses y americanos, con un producto tecnológicamente desfasado. Sus competidores ofrecían sonido, CD-ROM y 30.000 colores en pantalla. NEC desarrolló un catálogo de juegos eróticos descerebrados que cabían en un disquete.
La estrategia de NEC no sólo le abrió un hueco en el mercado, sino que fijó el estándar del hentai como género: gráficos planos de estilo manga, aversión a las animaciones y toneladas de texto. Desde los años 90, el hentai ha ido vampirizando otros géneros, como los juegos de rol (la serie 'Dragon Knight'; el citado 'Cobra Mission') y las novelas visuales ('Divi-Dead', de 1998, es el ejemplo más alabado, por su atmósfera terrorífica), y ha tocado todas las parafilias: fetichismo 'furry' ('Let's Meow Meow!', 2008), yaoi o porno gay para chicas ('Enzai', 2002), cambios de género ('X-Change', 1997) e incluso la búsqueda del amor verdadero ('True Love', 1995), que es que hay gente para todo.
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