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MANUEL LÓPEZ |
Jueves, 12 de febrero 2009, 11:27
Una raqueta de pádel y una pelota de tenis es lo único que hace falta para poder practicar swingbol, un nuevo deporte que nace de la mezcla entre el tenis y el squash, y que puede practicarse en un espacio equivalente al necesario para jugar al ping-pong. Pablo Pardo, su creador, recuerda cómo surgió esta idea durante un partido de ping-pong, con la que pretendía alejarse de los deportes tradicionales: «La idea surgió de forma casual. Primero probé a jugar con una red de fondo y poco a poco fui perfeccionándolo, creando las reglas, hasta llegar a como es ahora».
Las reglas básicas de este deporte, en el que participan dos jugadores (aunque también es posible practicarlo de forma individual) son sencillas. Cada partido se puede jugar a 3 o 5 sets (como el tenis) y cada uno de estos sets se jugará a 11 puntos. En cada punto es necesario que la pelota impacte con la pared frontal, pudiendo dar antes o después en la pared izquierda. Mientras, la pared derecha y la trasera pueden ser utilizadas una vez que la bola bote en el campo.
El saque también tiene su peculiaridad: «Es necesario sacar por encima de la cintura, y una vez que la pelota dé en la pared frontal, y por encima de la línea de saque pintada en ella, debe botar en la parte izquierda del campo, ya que siempre se ha de sacar desde la derecha», explica el creador del juego.
La expansión de este nuevo deporte es algo que ha asombrado a su creador, ya que actualmente existen pistas de swingbol en ciudades como Madrid, Barcelona, Jerez o Teruel. «Ahora mismo tenemos delegados en muchas zonas de España, pero es principalmente en Andalucía donde más se está extendiendo esta especialidad. Tenemos delegados en Sevilla, Córdoba, Jaén, Málaga, Granada, Almería, Huelva e incluso en Portugal, aunque todavía no se han construido muchas pistas por allí».
Pardo también explica la buena aceptación que el swingbol está teniendo en clubes deportivos privados, y uno de los motivos principales es el poco espacio necesario para practicarlo (en concreto, una pista de nueve metros de largo por cinco de ancho), según afirma su creador: «En el espacio que ocupa una pista de tenis es posible hacer diez campos de swingbol, y en el de una pista de pádel, cuatro. Esta característica ha permitido que muchos clubes privados hayan visto con buenos ojos incluir pistas de swingbol en sus instalaciones».
Concesión
En relación con la creación de este tipo de pistas deportivas, el delegado en Málaga y Granada, Pablo Romero, aclara que la concesión para construir campos de swingbol se encuentra en manos de seis empresas privadas, que son las únicas capacitadas para construirlas, además de recordar que este es un deporte que se encuentra registrado.
El swingbol pueden practicarlo desde niños pequeños a personas mayores, y requiere un esfuerzo no mucho mayor al que se necesita en deportes como el pádel. «Es un deporte muy fácil de jugar, y una vez que prueba la gente se da cuenta de que es muy divertido. Los niños, sobre todo, son los que más lo disfrutan», agrega Pardo. Con las miras puesta en el futuro, el creador del swingbol ha puesto en marcha una escuela de este deporte en Madrid, cuyo principal objetivo es la formación de monitores.
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