Un modelo a imitar
El colegio Las Albarizas ha logrado frenar en seco la falta de asistencia a clase. La tasa de absentismo ha pasado de la mitad al uno por ciento actual
ROSARIO FLORES
Domingo, 30 de noviembre 2008, 04:45
El programa educativo desarrollado en la última década en el colegio de Infantil y Primaria de Las Albarizas es todo un ejemplo a seguir. En los últimos seis años, bajo la dirección de Sandra Vega, se ha logrado mitigar el absentismo escolar. Las cifras facilitadas por Vega, quien pidió en 2002 el traslado voluntario a este centro donde había estado impartiendo clases cuatro años antes, hablan por sí solas.
De más del 50 a un exiguo uno por ciento actual. «Ahora es un problema muy puntual», admite sin tapujos esta docente, cuyo modélico trabajo le valió el año pasado el reconocimiento de la Junta de Andalucía al mérito educativo.
Desde la dirección del colegio marbellí, hacen un control semanal de las faltas de asistencia, ahora testimoniales. Vega atribuye el éxito de su empresa a la complicidad y al contacto directo y fluido con los padres, ya que es un centro familiar, con 150 alumnos con edades comprendidas entre los tres y los once años y 16 profesores, y también al buen clima existente en clase.
Factores
«Influye la actitud de los niños. Si éstos vienen a gusto y con alegría y aprenden, son los primeros que quieren venir al colegio», a lo que la directora de Las Albarizas añade: «El tipo de profesorado es consciente de la población con la que trabaja y está motivado para desarrollar su labor en una escuela más familiar». De hecho, desde el área municipal de Bienestar Social reconocen que la conflictividad es mayor en los centros más grandes.
Años atrás, cuando los casos de absentismo escolar se dispararon en el colegio, se puso en marcha el programa despertador en colaboración con el Centro Cívico de Las Albarizas. Una mediadora cultural y el educador social de la Junta intervenían en esta pionera iniciativa. Ellos se encargaban de ir a recoger cada mañana a esos niños más problemáticos a casa. «Sólo se acogieron tres o cuatro familias», abunda la directora de Las Albarizas.
Además, desde el año pasado, hay constituida una asociación de madres y padres tras más de diez años sin ella. «Hemos mejorado mucho», sentencia Vega, quien admite que no baja la guardia ante este problema.
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