'La Palmera', pescado fresco y barato

Ya es una costumbre más que popular; para comprar buen pescado, el más fresco, el del día, hay que irse al 'roqueo' de la Palmera. Allí, 'Bambi' se encarga de que nadie se vaya con disgusto porque lo que ofrece es primera calidad. Embarcaciones deportivas han regresado de los Farallones y zonas próximas y traen la cosecha del día. Los melillenses saben que esos pescados tienen las tripas vivas y las agallas rojas, son garantía de calidad y, si se consumen en el día, no hay mejor producto.

Es una costumbre consentida por propios y extraños porque, cuando el servicio es de categoría, no hacen falta leyes ni normas, sino aprovechar la ocasión para llevarse el mejor pescado al fogón. Y allí hay meros, abadejos, doradas y hasta algún rancho de marisco o alguna langosta perdida que se engancha en los arpones de los pescadores melillenses de toda la vida. Es lo que queda de aquella mítica flota pesquera de los 60, la segunda flota de todo el territorio español, con dos industrias de salazón en funcionamiento y más de medio millar de mujeres dedicadas al mejor tratamiento de la riqueza del mar.

Portalón

'Bambi' se sienta en la esquina del Portalón y observa cómo evoluciona el negocio. Él sabe que todo se va a vender y, si sobra algo, tanto a él como a sus colaboradores les gusta el pescado fresco y lo que no va en lágrimas va en suspiros, que un sargo de medio kilo a la plancha con ajilimoji no es cuestión baladí, ni mucho menos.

Hace años, los ranchos de pescado eran colgados al lomo de las palmeras, ahora hay que ser más cuidadosos y no molestar a las especies vegetales. Unas canastas de plástico contienen el resultado de una jornada pesquera; los vendedores llegan a un acuerdo con los propietarios de las embarcaciones, a su vez pescadores, y a un segundo acuerdo con el melillense que se va a poner hasta las trancas de pescado fresco.